Ciudad de México. El 30 de marzo de 2012, en medio del patio de la Antigua Escuela de Medicina el entonces abogado general de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Luis Raúl González Pérez, se acercó al rector José Narro Robles y, al oído, le dio una noticia que lo dejó perplejo: Jorge Carpizo MacGregor había muerto.
Una década después, la casa de estudios rindió homenaje a la vida, obra y legado del destacado y siempre polémico constitucionalista, quien “le hace falta a México, a la UNAM y a la sociedad”.
Vía virtual, la institución reunió a universitarios ligados de una u otra forma al ex rector y ex procurador general de la República en un foro titulado “Diez años sin Jorge Carpizo. Reflexiones sobre su obra”. Lo recordaron como un hombre, académico y funcionario público honesto, de gran probidad, férreo defensor de los derechos humanos y de un indeclinable compromiso con la democracia y la legalidad.
Con una amplísima trayectoria en la academia y en la administración pública federal, Carpizo MacGregor (Campeche dos de abril de 1944-Ciudad de México 30 de marzo de 2012) ocupó un sinnúmero de cargos: rector de la UNAM, fundador y primer presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consejero del Instituto Federal Electoral, titular de la Procuraduría General de la República, secretario de Gobernación, fueron sólo algunos.
“Su ausencia pesa, y mucho, a México, a la UNAM y a todos nosotros. Jorge Carpizo nos hace mucha falta”, aseveró el ex rector José Narro, quien fuera uno de los más cercanos colaboradores del jurista durante su gestión al frente de la casa de estudios (1985-1989).
Para describirlo no hay sustantivos ni adjetivos suficientes, planteó Narro Robles. “Fue un referente, un líder y un guía. Ejemplo para quien lo seguimos echando de menos en los grandes momentos del país.
Un personaje que fue recio, serio, profesional, dedicado, comprometido, valioso y valiente, estudioso e innovador. Nunca fue, me consta, un hombre cautivado por el poder y menos todavía dispuesto a la autocomplacencia. Hablar de él es dibujar la grandeza y la responsabilidad, es invocar la honestidad y la determinación, equivale a describir la amistad, la generosidad y la virtud republicana”.
Continuó al referirse al ex funcionario como un modelo de universitario, defensor incansable de los derechos humanos y ejemplo de austeridad y probidad.
“Jorge Carpizo fue muchas cosas, pero se destacó por ser un universitario, uno de los nuestros, uno de los mejores que yo haya conocido. Fue también un mexicano excepcional, por eso nos ha dejado un hueco enorme. México y la UNAM perdieron a uno de sus hijos más grandes, por eso nuestro luto y nuestro dolor”, expresó Narro Robles.
El rector Enrique Graue Wiechers presidió el acto y remarcó que el legado de la vida pública de Carpizo MacGregor “es clave para entender la vida democrática de nuestro país, la defensa de los derechos fundamentales de los mexicanos y las causas más nobles que dan sentido al proyecto de nación al que aspiramos”.
Destacó la gran pasión del ex rector por la defensa de las garantías fundamentales que, en el ámbito universitario, se tradujo en la creación en 1985 de la Defensoría de los Derechos Universitarios, la primera de esta índole en América Latina y que fuera semilla para la fundación años más adelante de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y de las comisiones estatales en la materia.
Carpizo MacGregor “fue un hombre siempre congruente con sus convicciones y de una honorabilidad intachable. Así lo demostró en los distintos cargos y responsabilidades que asumió a lo largo de su trayectoria. Toda su obra está fincada en sus raíces universitarias y convicción por la justicia, que fue la pauta que llevó en cada uno de sus encargos que asumió y, particularmente, como rector de nuestra casa de estudios”.
El rector dijo que el homenajeado fue un gran universitario, ejemplar ser humano y un estudioso del derecho que hizo del trabajo su vocación; del orden su disciplina; de la verdad, honradez y responsabilidad, sus reglas de conducta; y los resultados, sus exigencias personales y profesionales.
“Él y su obra deben perpetuarse frente a nosotros para que así por supuesto por nuestra raza continúe hablando su espíritu”.
El coordinador del Programa Universitario de Derechos Humanos, Luis Raúl González Pérez, expresó la nostalgia por la partida hace diez del jurista mexicano, por su inteligencia y compromiso con la democracia y la legalidad.
Justo al momento de su partida hace una década, expresó el funcionario, el Estado mexicano parecía encaminarse hacia el reconocimiento y el respeto a las prerrogativas inalienables, la división y el equilibrio de poderes, la transparencia y rendición de cuentas, el acceso a la información; hacia la consolidación de instituciones democráticas y el respeto a las autonomías constitucionales.
“A diez años de distancia, esos elementos que se asumían como logros irreversibles, conquistas sociales y ciudadanas reconocidas en la Constitución, reciben múltiples cuestionamientos e inclusive ataques por parte de diversas autoridades e instancias de poder que pareciera quisieran dejar de lado los ideales y lucha de muchas mexicanas y mexicanos por la pluralidad, la inclusión, la democracia, la justicia y la vigencia de los derechos de las personas; por la imposición de los intereses ideológicos y políticos de grupo que excluyen el pensamiento crítico y la posibilidad de disenso”.
En esa dirección, González Pérez cuestionó: “¿Qué haría Jorge Carpizo ante esto? ¿Qué diría el constructor de instituciones para la consolidación democrática y la vigencia de los derechos, como el INE y la CNDH, de estas tentativas? ¿Qué pensaría el defensor de la autonomía universitaria, de la libertad de cátedra e investigación y del que la atención de los grandes problemas nacionales se emprenda desde el conocimiento y la verdad? ¿Qué expresaría que desde el poder se cuestione el papel de las universidades y de las instituciones de educación superior y se pretenda debilitar su autonomía?”
Doctor en derecho por la UNAM, institución a la que siempre estuvo ligado, a su muerte Carpizo MacGregor se desempeñaba como investigador emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas. Universitario de cepa, es autor de diversos libros entre ellos El presidencialismo mexicano. Fue miembro emérito del Sistema Nacional de Investigadores y hace diez años presidía el Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional.
Elvia Arcelia Quintana Adriano, profesora emérita de la Facultad de Derecho e investigadora del IIJ, recordó su convivencia con Carpizo MacGregor y subrayó que fue un gran humanista, quien desde diferentes cargos buscó el bienestar de la población y el desarrollo institucional.
Rememoró su trayectoria en la UNAM como secretario del Tribunal Universitario, abogado general, director del IIJ y rector. Luego, como presidente de la CNDH, titular de la PGR y, posteriormente, secretario de Gobernación y presidente del Instituto Federal Electoral.
“Querido Jorge, donde estés, escucha bien que aquí te seguimos extrañando y recordando siempre tu inteligencia, entusiasmo y alegría. Sé que donde quiera que te encuentres, estás revolucionado también las estructuras”, expresó.
Pedro Salazar Ugarte, director del IIJ, aseveró que sus reflexiones y enseñanzas son vigentes. Su preocupación por la democracia y sus instituciones, por las garantías fundamentales, por las violencias y la manera de solucionar los conflictos, sobre la justicia constitucional, así como las relacionadas con las autonomías, en especial la de la UNAM.
Como parte del homenaje, la Universidad Nacional retomó un mensaje que Carpizo MacGregor dirigió como rector a la comunidad de la casa de estudios, en el auditorio Javier Barros Sierra de la Facultad de Ingeniería, el martes 6 de agosto de 1985, en el que especialmente destacó la responsabilidad de los estudiantes universitarios:
“El estudiante preparado y neutro ideológicamente se asemeja a la frialdad de las máquinas. El que pretende sin conocimientos comprometerse ideológicamente, es un demagogo o un ingenuo y ninguno de ambos sirve al país. México requiere de estudiantes aptos, que comprendan la realidad y que tengan conocimientos suficientes para superar las adversidades. México requiere de estudiantes comprometidos con el país, con su pueblo y su universidad.
“Debe quedar claro, es legítimo y necesario asumir una posición política, pero ello exige capacidad de crítica, de análisis y de reflexión, así como conocimiento de las corrientes políticas y de la situación mundial, específicamente de la de México (...)
“Los invito a meditar sobre su futuro, a que se preparen bien, para hacer de su existencia un éxito personal que sea útil a la sociedad. La necesidad de que los estudiantes estén comprometidos y bien preparados es el reto que todos tenemos frente a nosotros. Debemos afrontarlo con decisión, integridad y honestidad. Ahora, más que nunca en sus manos está el futuro de ustedes mismos, el de la universidad y el de México. Por mi raza hablará el espíritu”.