Ciudad de México. La compañía dancística Barro Rojo Arte Escénico celebra cuatro décadas de funciones en foros cerrados, calles y plazas con el estreno de Tratados sobre la muerte, coreografía de Roberto Solís, este viernes en el Teatro Raúl Flores Canelo, del Centro Nacional de las Artes.
No es nada fácil sobrevivir como independientes y por lo mismo Barro Rojo ha transitado por muchas etapas, expresa la bailarina Laura Rocha, directora de la agrupación desde 1994. Todo empezó en la Universidad Autónoma de Guerrero, donde varios bailarines, entre ellos Arturo Garrido, Serafín Aponte y Daniel Heredia, fueron invitados por el promotor cultural Rodolfo Reyes Cortés para participar en el programa universidad pueblo
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Se pretendía que tanto los estudiantes como la sociedad civil, sobre todo las comunidades más alejadas, se empaparan del arte escénico, señala Rocha. Debido a recortes presupuestales, en 1984 Barro Rojo se vio en la necesidad de probar suerte en la Ciudad de México, donde se sumó Francisco Illescas, el más antiguo miembro de la compañía.
Barro Rojo incursionó en el hecho escénico por medio de la danza en movimientos sociales, con convicción político-ideológica y una filosofía clara al respecto, modo de pensar que ha permeado las diferentes generaciones en las que se ha sostenido la agrupación, asegura la entrevistada. A raíz de los sismos de 1985, la compañía se volcó a las calles para levantar escombros y vidas
, así como ofrecer su arte. En el terremoto de 2017, estuvimos en los campamentos de damnificados para colaborar en la medida que podíamos
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Parte de la agrupación desde 1986, Rocha cuenta que hemos vivido, sufrido, gozado y analizado nuestro entorno. Mediante los pies hemos tratado de transmitir nuestra profesión: las artes escénicas. Somos un espacio en el que apostamos por entender la vida mediante la danza. Creamos con la convicción de sostener una postura, sobre todo crítica, ante nuestro acontecer. Sabemos que estamos en una época de profundos cambios, hecho que nos incita a desarrollarnos ante ellos
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El primer director de la compañía, Arturo Garrido, decía que el proyecto de Barro Rojo va más allá de sus directores, porque se trata de una suma de individuos. Tiene que continuar más allá. Infinidad de personas han transitado por la agrupación, entregando su trabajo, a veces acompañado de lágrimas, aunque siempre con profesionalismo. Ante la precariedad que vivimos, los bailarines siguen con este trabajo arduo y cotidiano
, detalla la entrevistada.
La obra coreográfica Tratados sobre la muerte, de 50 minutos de duración, es el resultado del proceso de investigación de la maestría en creación artística del Centro Morelense de las Artes realizado por Roberto Solís, quien dirige la puesta en escena. Es un trabajo íntimo sobre las emociones que uno siente a lo largo de la vida en cuanto a la muerte, también en las despedidas. En estos dos años hemos tenido la muerte más cercana que nunca y hemos tratado de abrazarnos porque no sabemos si sea el último que nos damos
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Para Rocha, más que por un estilo, Barro Rojo se caracteriza por su temática: El trabajo que abordamos tiene siempre que ver con lo social y el ser humano. El lenguaje se transforma con la temática. Hemos recurrido a las artes marciales y la acrobacia, por ejemplo. Ahora, Solís incursiona en la emotividad, es decir, las experiencias y los referentes individuales, en los que cada uno tiene que escarbar en su historia personal para detonar lo que se plantea
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Tratados sobre la muerte estará del 1º al 3 de abril en el Teatro Raúl Flores Canelo, del Centro Nacional de las Artes, avenida Churubusco 79, colonia Country Club. En el vestíbulo se presenta la exposición Mirar sin tregua, con fotografías de Emilio Sabín Illescas Rocha.