Santiago. Los militares movilizados al sur de Chile abandonaron este domingo el lugar, seis meses después de haber sido enviados a la zona en que se registran constantes ataques incendiarios atribuidos a grupos radicales mapuches que reivindican tierras.
La militarización de algunas provincias de las regiones de La Araucanía y el Biobío, a unos 600 kilómetros al sur de Santiago, fue ordenada por el ex presidente Sebastián Piñera el pasado 12 de octubre, en medio de un incremento de los ataques y asesinatos en la zona, en los que también se investiga la acción de grupos de autodefensa de empresas forestales, dueñas de las tierras reclamadas por los mapuches.
La instrucción, ratificada 10 veces por el Congreso, no fue renovada por el gobierno de Gabriel Boric, que asumió el pasado el 11 de marzo, y que busca instaurar el diálogo para alcanzar la paz en la zona, donde se asientan la mayoría de las comunidades indígenas mapuches, la mayor etnia de Chile, que reivindica tierras que consideran suyas por derechos ancestrales.
El fin de la militarización "no implica que el gobierno no tenga una preocupación y no tenga la tarea de garantizar la seguridad de todos los ciudadanos y ciudadanas de Chile", dijo a la prensa el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, de visita en la zona.
"Se han tomado una serie de medidas que fortalecen las capacidades de las policías para cumplir una labor tan importante en una democracia", agregó Monsalve el sábado, horas antes de que finalizara el plazo para el despliegue de los militares.
Cuatro días después de que asumiera el gobierno de Boric, su ministra del Interior y Seguridad, Izkia Siches, visitó la zona y fue objeto de una emboscada cuando se dirigía hacia la comunidad mapuche de Temucuicui, donde no se permite el acceso de agentes del Estado sin la autorización de quienes viven allí.
La falta de diálogo en la zona y de soluciones a los reclamos por devolución de tierras han provocado una escalada de violencia en la última década, con ataques incendiarios a predios privados y camiones. También salió a luz la presencia de redes de narcotráfico y de organizaciones de autodefensa, así como operativos policiales presuntamente montados para inculpar a los indígenas.
Una mayoría de los mapuches viven en la pobreza y han visto reducidas sus tierras ancestrales ante la expansión de la próspera industria maderera, responsable del ocho por ciento de las exportaciones.