Tlaxcala. Lo que nació como una ocurrencia de pícnic con el paso de los años se volvió deporte olímpico. Hace más de un siglo algunas familias o grupos de amigos improvisaron el voleibol en las playas de Santa Mónica, California. Cualquiera que haya correteado junto al mar sabe que la suavidad de la arena permite desafiar la ley de la gravedad sin demasiado riesgo. La lógica de este juego, en principio, es sencillo: un rectángulo como límite, una división por la mitad, una pelota ligera y cierta dosis de temeridad para lanzarse de bruces. En cosa de décadas aquella partida amistosa, y quizás dominical, alcanzó la categoría de disciplina olímpica.
Que se juegue en ambientes cercanos al océano hace sentido para cualquiera, pero que ahora se dispute en los lugares más impensados, eso de verdad llama la atención. En Tlaxcala, en el centro de México, pensar en un deporte que implica una playa produce el asombro de quien acude a mirar una hazaña. Una región que ha padecido de estigmas y bromas ofensivas, encontró en este torneo mundial la oportunidad para expresarse.
Nos han dicho de todo, que somos traidores y que no existimos, pero lo hacen porque desconocen la historia y no saben nada sobre esta tierra
, reclama la señora Estela, una de las 3 mil personas que abarrotaron la plaza de toros Jorge Ranchero Aguilar.
Si de algo están orgullosos los tlaxcaltecas es precisamente de ese ruedo en uno de los atrios de un convento franciscano del siglo XVI, una arena emblema del orgullo histórico de un pueblo que considera la fiesta taurina como una seña de identidad. Si los tlaxcaltecas vibran cuando llegan a la ciudad los matadores más célebres, había que ver lo que sucedía con un torneo mundial de un deporte inusual en la región.
Los cinco días del primer torneo del Beach Pro Tour fue en parte inicio de temporada y algo parecido a una verbena popular. El Rey León, apodo del campeón europeo Aleksandrs Samoilovs, ya era un ídolo para muchos asistentes que lo ovacionaban. Por eso, en la disputa por el tercer lugar, aunque apoyaban a los brasileños Renato y Vitor Felipe, el carisma del letón Samoilovs fue irresistible para el público.
Los brasileños cedieron el partido por el tercer lugar con un mal servicio que fue el punto de la victoria y el bronce para la dupla del Rey León y su compañero Janis Smedisn en dos sets por 20-22 y 12-21.
Antes, el tercer sitio femenil quedó en duelo de brasileñas, donde Elize Maia y Thamela remontaron un primer set adverso para derrotar a Taiana de Lima y Hegeile Almeida por 21-18, 17-21 y 9-15.
El título femenino fue un combate entre lo mejor de este deporte, donde las brasileñas salieron campeonas. Barbara Seixas, medallista olímpica en Río de Janeiro, y Carolina Salgado desequilibraron a la dupla de los Países Bajos, integrada por Katja Stam y Raisa Schoon, en dos sets por 21-19 y 21-18.
Lo de la pareja masculina chilena fue distinto. Noé Aravena y Vicente Droguett, dos jóvenes debutantes que fueron la revelación, lucharon desde las calificaciones, entraron a la fase de grupos y llegaron hasta la final. Ahí pelearon con vigor y con el público en el bolsillo, pero los multimedallistas polacos Michal Bryl y Bartosz Losiak ganaron con experiencia y el manejo de los nervios. Los europeos quedaron como campeones indiscutidos en dos sets por 21-17 y 21-16. Los sudamericanos, en cambio, se ganaron a la gente.
Al finalizar el torneo, acompañada por la directora de la Conade, Ana Guevara, la gobernadora del estado, Lorena Cuéllar Cisneros, dijo exultante: Ahora todos saben dónde está Tlaxcala
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