Luis Pescetti, compositor, escritor y comediante argentino, nunca deja de ser adulto al trabajar con niños, porque no te debes convertir en un Peter Pan
, debido a que desde esa posición no es posible ayudarlos a entender el mundo: Estaríamos todos escapando por los techos
, considera en entrevista.
En cambio, propone que los niños son migrantes en el tiempo. Con esta metáfora ayuda a padres y docentes que durante años le han preguntado cómo hace para entender a los pequeños, aunque todos lo fuimos alguna vez: Somos exiliados de nuestra propia infancia
.
Pero, un niño no quiere que sea un trámite, sino que le den herramientas para manejarse en la vida tal como es
, para eso no hay que poner frenos con rituales educativos o modelos autoritarios.
Recibimos a los niños para heredarles el mundo
, comenta en entrevista, durante su visita a México para presentar Cómo era ser pequeño: explicado a los grandes, libro publicado por Siglo XXI. Hay que ser conscientes de educarlos con amor, seriedad y con juegos, porque cuando sean los dueños de casa, van a tener todo eso en su morral y nosotros vamos a estar en sus manos
, dice el artista, quien la tarde de hoy subirá al escenario del festival Vive Latino.
La verdadera patria del hombre es la infancia
. Con estas palabras del poeta Rainer Maria Rilke se inicia una conversación amena, con anécdotas, recuerdos y poemas, intercalados con citas que sustentan su propuesta antropológica, con episodios desde la autobiografía. Así, libros de Edward Said, Daniel Pennac y Tzvetan Teodorov son parte de la base del texto de Pescetti.
Al respecto, revela que admira los libros Fuera de lugar, Mal de escuela y El hombre desplazado, en los que sus autores hablan, por ejemplo, de la experiencia de ser un pequeño palestino en Norteamérica o uno de los peores alumnos para luego convertirse en un gran maestro. Desde sus experiencias personales nace la reflexión y el ensayo. Le volaba la cabeza la capacidad de integrar, como mago sin mangas. De ahí nace mi reflexión, de esta mera tripa. Me parece muy honesto y una altísima manera de pensamiento
.
La empatía, enfatiza, es un elemento básico para ser anfitriones y traductores de estos habitantes recién llegados. No es idealista
, resalta sin ocultar cierta molestia, porque tratar al otro como semejante no es una idea romántica. ¿Quieres que tus hijos sean enemigos de la sociedad?, edúcalos sin empatía. Todas las personas nos resistimos y ofendemos cuando no nos tratan como semejantes
.
Pescetti conoce lo que es ser un extraño en nuevos territorios, primero, al dejar el poblado de San Jorge, donde nació, en 1958, para emigrar a Buenos Aires; luego, cuando abandonó Argentina para vivir en Cuba y en México. Más tarde, al conocer el sentir latinoamericano en Europa.
Conoce de migraciones
Sabe del ser migrante, ya sea de Palestina o de Chiapas. Ahora, con la guerra en Ucrania, cuando en tuits y publicaciones se muestra poca empatía, opina: Desde las redes cualquier burro canta ópera. No vamos a tomar eso como ejemplo
.
Cómo era ser pequeño llega acompañado por otra novedad editorial: Botiquín emocional para humanos y superhéroes, que, con ilustraciones del autor, hace un muestrario para enterarnos de lo que sentimos. Pescetti firmará ejemplares mañana, al mediodía, en la sucursal de El Sótano (avenida Miguel Ángel de Quevedo 209, en Coyoacán).
Además de hacer música para el público infantil, grabar álbumes y ganar un Grammy, así como tener programas de radio y televisión tanto en México como en Argentina, ha publicado más de 30 libros, entre ellos la novela El ciudadano de mis zapatos, reconocida con el Premio Casa de las Américas en 1997. Ha dedicado relatos a niños y adultos, donde el humor, el diálogo y el juego filosófico ocupan un lugar especial.
Uno de los temas más famosos que interpreta Luis Pescetti acompañado de su guitarra es El vampiro negro, igual que el nombre del programa de radio que transmitió por 14 años en Buenos Aires, y con su gemelo mexicano por Radio UNAM, ¡Hola, Luis! Este vampiro nunca tuvo casa, ni padres, ni novia, ni coche. Me la enseñaron en Cuba. Lo que veía era que los niños se mataban de risa, si bien dice que fracasa en todo, el tono en el que lo cuenta es muy vital. Entonces, la canción lo que te dice es que, mira, la vas a regar, pero la vida sigue
.
Cómo era ser pequeño es parte de la escritura que dejó la pandemia. El libro fue una salvación, era mi desahogo, mi respiración, tener algo para hacer tenía mucho sentido en una época en la que no se podían hacer muchas cosas. Me ayudó, me acompañó y dio sentido a días que por momentos eran de incertidumbre
.