Kiev. La guerra en Ucrania seguía sumando víctimas este lunes, con la caída de un misil en Donetsk y ataques a varias ciudades en medio de la esperanza de un acuerdo en una nueva ronda de conversaciones ruso-ucranianas.
Más de 2.8 millones de personas ya han huido de Ucrania, según cifras del lunes, día en que el Kremlin no descartó "tomar el control total" de las principales ciudades que ya están rodeadas, lo que implicaría una gran ofensiva militar.
Estos últimos días, los combates se intensificaron en las proximidades de la capital, "una ciudad en estado de sitio", según el consejero del presidente ucraniano.
La madrugada del lunes un edificio de ocho pisos del barrio de Obolon, en el norte de Kiev, fue blanco de "un disparo de artillería", y causó un muerto y 12 heridos. Más tarde, un bombardeo en otro barrio causó otro fallecido.
Bomberos intentan auxiliar a los vecinos de un edificio alcanzado por proyectiles rusos, en el distrito noroccidental de Obolon, en Kiev, Ucrania, el 14 de marzo de 2022. Foto Afp
Más al oeste, nueve personas murieron y otras nueve resultaron heridas en un bombardeo ruso contra una torre de televisión en Antopil, cerca de la ciudad de Rivne, según las autoridades.
Y en Járkov, al menos dos personas murieron en otro asalto ruso, según la fiscalía regional, que informó también de otro fallecido en Chugúyev, a 40 km.
En Donetsk, los separatistas prorrusos apoyados por Moscú, que controlan la ciudad desde 2014, dijeron que un ataque ucranio contra el centro de la ciudad dejó al menos 16 muertos, según el "ministerio" de salud local, o 23, según el Comité de Investigación ruso.
Los separatistas publicaron fotos de cuerpos ensangrentados en una calle llena de escombros.
El ejército ucraniano negó rotundamente haber disparado un misil contra Donetsk.
Se intensificaron los esfuerzos diplomáticos para terminar con la guerra en Urania. Negociadores ucranios y rusos reanudarán conversaciones aunque los combates siguen causando devastación en todo el país. Vía Graphic News
"Ningún lugar seguro"
En Dnipró, gran urbe industrial al oeste y hasta ahora considerada un refugio para los civiles procedentes de Járkov o Zaporiyia, las sirenas de alarma retumbaron durante cinco horas, por primera vez desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero.
Finalmente no cayeron proyectiles, pero "ya no hay ningún lugar seguro", dijo a la AFP Yilena, de 38 años.
Rusia también está reforzando su control sobre el sur, según el Ministerio de Defensa británico, que indicó que las fuerzas navales rusas habían "establecido un bloqueo a distancia de la costa ucraniana del Mar Negro".
La situación sigue siendo dramática en Mariúpol, una estratégica ciudad portuaria asediada por los rusos, pese a que por primera vez en días, unos 160 vehículos pudieron salir a través de un corredor humanitario.
Miles de habitantes viven en sótanos, sin agua, electricidad ni calefacción. Según el ayuntamiento, 2.187 personas han muerto en la ciudad.
Los combates llegaron también al oeste, con bombardeos el sábado por la noche contra la base militar de Yavoriv, cerca de Polonia.
Según Moscú, decenas de "mercenarios extranjeros" murieron. Para Ucrania, las víctimas eran todas civiles.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, instó de nuevo a la OTAN a crear una zona de exclusión aérea en su territorio, lo que la alianza militar rechaza por temor a otra guerra.
Chernobil otra vez
En la antigua central nuclear de Chernóbil, ahora ocupada por Rusia, al norte de Kiev, el operador ucranio Ukrenergo acusó al ejército ruso de haber vuelto a dañar la línea de alta tensión que le suministra electricidad.
Tras un primer corte el 9 de marzo, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) dijo que no tiene "ningún impacto importante en la seguridad" del lugar, escenario de la peor catástrofe nuclear civil de 1986.
La agencia nuclear ucraniana Energoatom acusó también a los militares rusos de detonar municiones cerca de un reactor de la central nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania y ocupada por los rusos.
En este contexto, las conversaciones entre las delegaciones rusa y ucraniana se reanudaron el lunes por videoconferencia.
"Tenemos que mantenernos firmes y luchar para ganar, para lograr la paz que los ucranianos merecen, una paz honesta con garantías de seguridad para nuestro Estado, para nuestro pueblo. Y ponerlas por escrito en las negociaciones, unas negociaciones difíciles", dijo Zelenski en un vídeo.
Por la tarde el jefe de los negociadores ucranianos, Mykhailo Podoliak, anunció una "pausa técnica" de las conversaciones, que se reanudarán el martes.
En paralelo, persiste el temor a que el conflicto se propague y se multiplican las acciones diplomáticas.
El primer ministro ucraniano, Denis Shmyhal, pidió este lunes al Consejo de Europa que expulse inmediatamente a Rusia de esta organización de defensa de derechos humanos.
En un discurso en lugar del presidente ucraniano, Shmyhal urgió a los países a obrar por detener la "agresión antes de que haya una catástrofe nuclear o que toda Europa esté en llamas".
A la espera de algún avance en las negociaciones, altos responsables estadounidenses y chinos se reunieron en Roma. La Casa Blanca está inquieta ante una posible ayuda de Pekín a Moscú.
Al mismo tiempo que los ucranios enfrentan ataques continuos de Rusia, la herencia que forma su identidad nacional está también bajo asedio. Vía Graphic News