Ciudad de México. A pesar de los progresos realizados para reducir las disparidades entre hombres y mujeres, los sesgos de género persisten, advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la ciencia y la Cultura (Unesco).
Agrega que a nivel mundial se estima que únicamente 25 por ciento de quienes se matriculan en carreras de ingeniería, construcción o Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son mujeres, mientras que 127 millones de niñas en edad de cursar su educación básica no asisten a la escuela.
En un análisis sobre el impacto de la escuela en lo sesgos y estereotipos de género, llama a establecer una educación que cuestione estas normas y prejuicios, a través de “programas de estudio transformadores, revisión de material didáctico y enfoques escolares integrales”, entre otras acciones.
La Unesco señala que los estereotipos y sesgos discriminatorios de género “se construyen en la mente de las personas desde la infancia y limitan el futuro de niños y jóvenes. Pueden reforzarse, pero también cuestionarse a través de planes de estudio, materiales y prácticas de enseñanzay aprendizaje, así como mediante las interacciones diarias con docentes, padres y compañeros”.
A menudo, afirma el organismo multinacional, las normas de género en la sociedad “se replican en la educación y se reflejan en las disparidades y desigualdades de género en el acceso, la participación, la culminación y el logro”.
Al respecto, subraya que en muchos países, las niñas y las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en los libros de texto, a lo que se suma que en los materiales de enseñanza y aprendizaje se siguen incluyendo estereotipos de género. Y en planes de estudio a menudo ignoran o tergiversan a las personas LGBT.
El organismo multinacional destaca que una educación transformadora de género debe incluir, además de programas de estudio que cuestionen las normas de género, acciones de divulgación con padres de familia para desmontar estereotipos de género perjudiciales sobre la educación y las carreras adecuadas para niñas y niños.
También propone que los docentes reciban una formación transformado que les permita hacer un análisis crítico de sus propios sesgos, cuestionar y acabar con las normas y estereotipos de género tradicionales, a fin de tener un cuerpo docente diverso que trate a todos los alumnos por igual.