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Economías deben reconocer a las mujeres en sus derechos: Rodríguez Ceja

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El presidente Andrés Manuel López Obrador y la gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, durante un evento en conmemoración por el Día Internacional de la Mujer en Palacio Nacional. Foto Roberto García Ortiz
08 de marzo de 2022 15:20

Ciudad de México. En México, millones de mujeres han luchado por una sociedad en donde el género de una persona no sea motivo de discriminación, para que los hombres y mujeres disfruten de los mismos derechos y oportunidades, sostuvo la gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja.

Al intervenir en el evento oficial por el Día Internacional de la Mujer, la funcionaria, se dirigió al presidente Andrés Manuel López Obrador, y a las invitadas a Palacio Nacional.

Es posible afirmar, subrayó, que la igualdad en la política económica y de género, no solo determina una sociedad más justa. Es muy importante que una economía reconozca a las mujeres en el derecho a la educación, empleo y oportunidades.

A continuación se reproduce el texto íntegro de la participación de Rodríguez Ceja:

 

Muy buenos días a todas, a todos.

Presidente Andrés Manuel López Obrador, muchas gracias por esta recepción.

Doctora Olga Sánchez Cordero, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.

Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Maestra Loretta Ortiz, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Licenciada Andrea Chávez Treviño, diputada federal.

Y doctora Nadine Gasman Zylbermann, presidenta el Instituto Nacional de las Mujeres.

Distinguidas señoras y señores que hoy nos acompañan.

 

Es un honor para mí el haber sido invitada a dirigir a ustedes unas palabras en esta fecha tan especial, en la cual reafirmamos el compromiso común con el movimiento por la igualdad de género, y con la necesidad de seguir impulsando en todos los ámbitos la agenda en favor de los derechos de las mujeres.

Quisiera iniciar esta conversación haciendo notar que, desde el inicio de este año, la Junta de Gobierno del Banco de México, que diseña y dicta la política monetaria de nuestro país, tiene una característica muy relevante: está mayoritariamente conformada por mujeres. Dentro de las 20 mayores economías del mundo, únicamente el Banco Central de Australia comparte esta característica de nuestro instituto emisor. México es de las pocas economías que confía en el poder adquisitivo de su moneda a un órgano colegiado en donde las mujeres son mayoría.

Vale la pena reflexionar sobre cómo la evolución de nuestra sociedad ha producido la actual configuración de nuestra Junta de Gobierno, sobre cómo estos caminos se encuentran.

El Banco de México, fundado en 1925, está cerca de celebrar su centenario como el instituto emisor de nuestro país. En este último siglo, el Banco, a través de la conducción de la política monetaria, ha sido un factor determinante en la transformación del país en una economía moderna, integrada a los intercambios globales.

Los historiadores coinciden que alrededor de 1953 y 1954 inicia en nuestro país el extenso periodo de expansión económica que fue posteriormente conocido como el desarrollo estabilizador, proceso en el cual el rol de nuestro banco central fue determinante al proveer de estabilidad y confianza a la economía, lo cual elevó el nivel de bienestar de millones de mexicanos.

Tal periodo de desarrollo económico, basado en un mercado interno, vigoroso y en una sólida estabilidad fiscal y monetaria, fue precedido y es contemporáneo del movimiento social que buscaba alcanzar la igualdad de derechos para las mujeres.

Emanado de los movimientos sociales de principios del siglo XX, la lucha por la igualdad de los derechos de las mujeres data su origen formal en el primer Congreso Feminista de Yucatán en 1916. Este impulso se convirtió en un imán que atrajo otras causas sociales del México de esa época y agrupó a su alrededor a escritores, artistas, trabajadores, campesinos y actores nuevos en la economía y sociedad de ese momento.

Adoptadas sus demandas por el general Lázaro Cárdenas, quien presenta en su sexenio la iniciativa, los esfuerzos del movimiento acaban concretándose el 17 de octubre de 1953 con la publicación en el Diario Oficial de la reforma constitucional que otorgaba, luego de un complicado proceso, el derecho al voto de las mujeres.

Corresponde a las historiadoras reflexionar y arrojar luz sobre la coincidencia entre los grandes logros del movimiento por la igualdad de género, cristalizado en 1953 en los derechos plenos al voto de las mexicanas, y el inicio del desarrollo estabilizador, el más largo periodo de crecimiento y estabilidad económicos de la historia reciente de México.

Es posible afirmar que la igualdad política, económica y de género no sólo determinan una sociedad más justa, sino también una economía más vigorosa y sólida, nuestra historia así parece sugerirlo.

Es muy importante que una economía reconozca en todos sus ámbitos la labor de las mujeres y que tengamos derecho a la igualdad de educación, empleo y oportunidades. Lo anterior es uno de los ingredientes necesarios para que contemos con un país con bienestar económico, cuyas riquezas se repartan con mayor equidad.

Hemos avanzando mucho como sociedad, pero aún tenemos tarea pendiente. Los datos más recientes muestran que, si bien las mujeres representan poco más de la mitad de la población del país, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo correspondiente al cuarto trimestre de 2021, sólo 45 de cada 100 mujeres en edad de trabajar están ejerciendo algún empleo formal, contrastando con 76 de cada 100 para el caso de la población masculina.

Tengo la convicción de que una de las herramientas más importantes para reducir la brecha económica de género es garantizar el acceso y la permanencia de la educación. La educación es un factor esencial para lograr la igualdad no solamente en el mercado laboral, sino en los distintos aspectos de una sociedad moderna.

Quizá eso es lo que tenía en mente sor Juana cuando escribía aquellos versos: ‘¿En qué te ofendo cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento y no un entendimiento en las bellezas?’. La gran poetiza mexicana sugiere que el camino de la igualdad pasa también por la educación, por ese poner bellezas en mi entendimiento.

La imagen de sor Juana está presente en un par de billetes emitidos por el Banco de México, uno de ellos fue premiado en 2020 por su calidad y diseño en una bella pieza que en el reverso refleja los bosques de encino y oyamel que albergan a la mariposa monarca. Es una forma de honrar a esta mujer cuya vida y obra son fuente de inspiración y orgullo para muchas de nosotras.

La vida de sor Juana, una buena parte de ella transcurrida muy cerca de aquí, en el Convento de San Jerónimo, es una lección de esfuerzo y dedicación a la vocación personal, que en mi caso ha sido el servicio público, trabajar por la causa del bienestar común.

Esta bella labor ha implicado retos, pero también oportunidades. Recuerdo, por ejemplo, que como directora del Finanzas del Sistema de Transporte Colectivo Metro en el año 2004, esa empresa pública tan importante para la vida diaria de mexicanas y mexicanos, había ocasiones en que era yo la única mujer en reuniones de planeación con ingenieros, operadores de las líneas, los jefes de mantenimiento y talleres y los encargados de la vigilancia de la red. Tanto en el Metro como en otras responsabilidades que he tenido el honor de atender, el apoyo de mis compañeras ha sido siempre un elemento de fortaleza.

Por ello, quisiera aprovechar esta ocasión para reconocer hoy a todas las que comparten esta pasión por servir al bien común, todas las aquí presentes y especialmente aquellas que en el gobierno de la Ciudad de México, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y en el Banco de México de ahora dedican su vida al servicio público, como todas nosotras.

Ellas buscan construir un país y una sociedad más justos, donde la igualdad de género permee nuestra cotidianeidad.

Hoy recordamos y rendimos homenaje al trabajo de las mujeres por la igualdad. Millones de mujeres en múltiples países a lo largo de los últimos dos siglos han luchado, incluso hasta el límite de ofrecer sus vidas, para lograr una sociedad en donde el género de una persona no sea motivo de discriminación y que hombres y mujeres disfruten de los mismos derechos y oportunidades.

Desde nuestro punto de observación en el presente volteando hacia atrás en la historia del movimiento por la igualdad de género, debemos reconocer que esta lucha ha tenido logros muy importantes y agradecer a quienes antes de nosotras lucharon para que pudiéramos estar en donde nos encontramos ahora.

Pero el reto es permanente y tiene múltiples espacios, a algunas nos toca empujar nuestra agenda común desde el sector público, algunas luchan desde la academia o desde las empresas, algunas lo hacen desde los libros, el arte, los deportes y múltiples otros ámbitos.

Todas tenemos un objetivo común: una mejor sociedad en donde mujeres y hombres vivamos en igualdad.

 

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