Kiev. Rusia advirtió este sábado que la guerra en Ucrania se ampliará si la OTAN impone una zona de exclusión aérea en Ucrania y reanudó su ofensiva sobre el estratégico puerto de Mariúpol, tras un breve cese el fuego que no consiguió su objetivo de evacuar a la población civil.
El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó que la declaración de una zona de exclusión aérea tendría "colosales consecuencias catastróficas no solo para Europa, sino también para todo el mundo" y que cualquier país que intentara imponerla sería considerado como cobeligerante.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, consideró el viernes que la negativa de la OTAN a tomar esa decisión era dar un "visto bueno a la continuación de los bombardeos contra ciudades y pueblos ucranianos".
En el terreno, el ejército ruso reanudó su ofensiva sobre dos ciudades asediadas del sudeste de Ucrania, Volnovaja y el puerto de Mariúpol, en el mar de Azov, que desde hace varios días resiste privada de agua y electricidad.
El alto el fuego se había decidido pocas horas antes para permitir la salida de la población no beligerante.
Sin embargo, la operación "fue postergada por razones de seguridad", ya que las fuerzas rusas "continúan bombardeando Mariúpol y sus alrededores", indicó la alcaldía de la ciudad.
El ministerio ruso de Defensa consideró, en cambio, que la operación se vio frustrada por grupos "nacionalistas" ucranianos que tomaron a la población "como escudos humanos".
El control de Mariúpol permitiría a Rusia una continuidad territorial entre sus fuerzas llegadas de Crimea y las de los territorios separatistas prorrusos del Donbás, en el este.
Avance ruso
Las tropas rusas se acercan a la capital, Kiev, donde encuentran una feroz resistencia, y bombardean barrios de los suburbios del oeste. La ciudad de Chernígov, en el norte, también es objeto de constantes bombardeos que han dejado muchas víctimas civiles.
Los equipos de la AFP vieron numerosas escenas de devastación, a pesar de que Putin sostiene que sus fuerzas no atacan áreas residenciales.
"Había cuerpos en el suelo por todas partes. Esperaban para entrar en la farmacia aquí, y están todos muertos", relató a la AFP un habitante de Chernígov, Sergei.
Casi 1,4 millones de ucranianos han huido del país desde el inicio de la ofensiva rusa, el 24 de febrero, según datos de la ONU, y centenares de miles se han convertido en desplazados internos.
En Járkov, la segunda mayor ciudad del país, las fuerzas ucranianas lanzaron un contraataque y, según el presidente Zelinski, "infligieron a los invasores unas pérdidas que jamás hubieran imaginado en sus peores sueños".
El ministro ucraniano de Defensa, Oleksiy Reznikov, afirmó que Rusia ha cambiado de táctica tras verse enfrentada a una dura resistencia que ha frustrado su aparente plan de conquistar rápidamente las grandes ciudades y derrocar al gobierno de Zelenski.
En diez días de ofensiva, Rusia solo consiguió apoderarse de dos ciudades importantes, Berdiansk y Jersón, en la costa del mar Negro.
Rusia y Ucrania celebrarán el lunes una tercera ronda de negociaciones, informó un miembro de la delegación ucraniana. En la segunda se acordó la apertura de corredores humanitarios para la población civil, que hasta ahora no se materializaron.
Evitar "malentendidos"
Los bombardeos provocaron el viernes un incendio en la central nuclear más grande de Europa, que despertó el temor de una nueva catástrofe nuclear como la de Chernóbil en 1986, en la misma Ucrania cuando este país formaba parte de la Unión Soviética.
Estados Unidos y Rusia establecieron una línea telefónica directa entre sus fuerzas armadas en aras de reducir el riesgo de un "malentendido", que provoque una confrontación directa entre la OTAN y Rusia, ambas con poder de fuego nuclear.
El jefe del Estado Mayor estadounidense, el general Mark Milley, descartó el sábado la idea de una zona de exclusión aérea en Ucrania.
"Si se declarase una zona de exclusión aérea, alguien tendría que hacer que se respetara" y ello supondría "combatir activamente a las fuerzas aéreas rusas", algo que ningún miembro de la Alianza "haya dicho que quiera hacer", afirmó.
El jefe de la diplomacia ucraniana, Dmytro Kuleba, abogó este sábado en un encuentro con su par estadounidense, Antony Blinken, por la entrega de aviones y material antiaéreo a su país y calificó la negativa de la OTAN a hacerlo como una "señal de debilidad" ante Rusia.
"No es un secreto que nuestra principal demanda es de aviones de combate y de sistemas de defensa antiaéreos", dijo Kuleba al dar parte de su encuentro con Blinken en la frontera entre Ucrania y Polonia.