Ciudad de México. Luiz Inácio Lula da Silva, más conocido simplemente como Lula, dejó la presidencia de Brasil a fines de 2010, con 87 por ciento de aprobación. Por esos días, los grandes medios de su país llenaban sus portadas con titulares como Lula saldrá de la presidencia. Pero ¿la presidencia saldrá de él?
Por esos días también, Gilberto Carvalho, su jefe de asesores y luego coordinador del gabinete de Dilma Rousseff, aseguraba que la candidata de Lula haría una buena gestión, aunque también dibujaba un escenario entonces improbable: “Si Dios quiere, haremos un gran gobierno y ella será relecta. Pero si no, tenemos un comodín. Le digo a la oposición ‘calma, no se agiten mucho, tenemos batería pesada, tenemos a Pelé en el banco de suplentes’”.
No ocurrió en los términos planteados por Carvalho (Rousseff fue destituida vía una maniobra golpista), pero a sus 76 años Lula es la estrella en la banca de suplentes, para enfrentar al neofascista Jair Bolsonaro en los comicios de octubre próximo.
Con motivo de su visita a México, Lula respondió un cuestionario de La Jornada, en que aborda la situación de su país, de la región latinoamericana y su relación con México.
Tras este viaje, en que se reunirá con el presidente Andrés Manuel López Obrador y otros actores políticos, Lula volverá a su país para tomar la decisión final sobre su sexta candidatura a la presidencia de Brasil (las encuestas le dan amplia ventaja sobre Bolsonaro, lo colocan como ganador en cualquiera de los escenarios posibles de la segunda vuelta).
–¿Qué pasa ahora en su país?
–Brasil está siendo destruido. La gente está empobrecida… Tenemos 116 millones de personas viviendo en inseguridad alimentaria, Brasil ha vuelto al mapa del hambre. Tenemos un gobierno que realmente no gobierna, que se centra en mentiras y no respeta absolutamente nada. No respeta a los indígenas, negros, mujeres… y trata a los gobernadores y alcaldes como enemigos. Este desastroso gobierno, que es resultado directo del sentimiento antipolítica que las élites, con la ayuda de sectores mediáticos, plantaron en Brasil, será superado este año en las urnas.
La antipolítica
, sigue Lula, fue la respuesta de las élites que nunca aceptaron gobiernos que actuaran con independencia y para los más pobres. La idea de que los hijos de los pobres pudieran ingresar a las universidades, gracias a programas de acción afirmativa y apoyo financiero, nunca fue aceptada por las élites.
Al no conseguir vencer democráticamente a los gobiernos progresistas, las élites crearon una especie de antipolítica
y, con el apoyo de los grandes medios, promovieron la destitución de Rousseff y el proceso judicial contra el propio Lula.
¿Cuál es el resultado de eso? Fue Bolsonaro, que en tres años de gobierno ya ha tenido un impacto tan violento en el aumento de las muertes, que la esperanza de vida de los brasileños se redujo cuatro años. Brasil es el segundo país con más muertes por Covid, hay hambre y las armas están dispersas por toda la sociedad. Por tanto, el rechazo (a Bolsonaro) por el pueblo brasileño es inmenso, como muestran todas las encuestas.
–¿Ya se ve de nuevo en la presidencia de Brasil?
–Ya fui candidato muchas veces y he sido presidente. Nunca me vería como presidente antes de las elecciones, eso sería un gran error. Soy un ex presidente que está evaluando, hablando con mucha gente (para decidir) si seré candidato una vez más, una decisión que se supone que debo tomar al volver de México. Tengo una ventaja y un desafío. Tuve mucho éxito como presidente, me fui con 87 por ciento de aprobación, con Brasil creciendo 7.5 por ciento anual y un gran papel en la escena internacional. Todo esto con democracia, libertad de prensa, libertad de expresión. La gente lo recuerda. Y mi desafío es volver, a hacerlo mejor de lo que nunca lo he hecho, con toda la experiencia y el aprendizaje que he tenido a lo largo de los años.
Lula no descarta que las fuerzas conservadoras pretendan impedir su eventual victoria. La batalla para restaurar la democracia plena en Brasil será difícil, pero soy optimista. El pueblo brasileño ya está harto de esta anomalía que estamos viviendo y un demócrata será elegido en 2022. El desafío de gobernar y reconstruir Brasil es mayor que el de ganar las elecciones
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–¿Qué espera de su visita a México?
–Tengo muchos amigos en México, que vive un momento importante con el gobierno progresista de Andrés Manuel López Obrador, el popular AMLO. La relación entre Brasil y México es importante por muchas razones, empezando porque son los dos países más grandes de América Latina.
Lula añade que López Obrador ha conseguido afirmar la autonomía de México sin crear antagonismos, contribuyendo a una relación más equilibrada en nuestro continente, lo que es fundamental para el desarrollo latinoamericano
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Es preciso, sostiene, ir más allá del intercambio comercial. Necesitamos trabajar en un mundo de cooperación, equilibrio y paz, con instituciones internacionales representativas y eficaces. Los problemas ambientales, en especial el calentamiento global, la pandemia y las brutales desigualdades en los países y entre ellos, requieren una profunda reforma de la gobernanza global. América Latina debe estar unida en este esfuerzo por un mundo que quiere la paz y ya no puede soportar la guerra.