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Aborda muestra la arquitectura funcional y orgánica a partir de la Casa Cueva de O’Gorman

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Acercamiento a la maqueta que recrea la Casa Cueva de O’Gorman y que forma parte de la exposición. Foto cortesía Daniel Orozco
27 de febrero de 2022 11:03

La exposición Juan O’Gorman y su casa cueva: apuntes para una reconstrucción recrea la Casa Cueva en una maqueta documental, inmueble de Juan O’Gorman que vendió en 1969 y posteriormente fue demolido. La obra es retomada como punto de partida para reflexionar sobre la arquitectura funcionalista y orgánica.

En entrevista con La Jornada, la curadora Adriana Sandoval, detalla que “la Casa Cueva no era conocida, fue la segunda casa habitación que O’Gorman hizo para él en la segunda mitad del siglo XX; por ello, no fue conceptualmente integrada en su momento en la historia del arte y en la arquitectura mexicana y, en consecuencia, fue fácilmente olvidada.

“Se creó el rumor de que había sido dinamitada y se hizo un seudo escándalo por el crimen cultural, pero en realidad la casa fue vendida por el arquitecto en 1969 y después demolida.

“Juan O’Gorman surgió a la escena pública en 1929 como un elemento clandestino. Hasta 1982 (después de su muerte) se publicó por primera vez en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el estudio Juan O’Gorman arquitecto y pintor, de Ida Rodríguez Prampolini, en el que denuncia la demolición de la Casa Cueva, la falta de comprensión y pérdida de su obra.”

El arquitecto Pablo Nochebuena, encargado de comunicación y medios de la exposición, explicó que “desde la arquitectura moderna de Europa, cuando se relacionó la arquitectura y la industria (con material barato), O’Gorman la retomó para apoyar a la clase obrera y rehabilitó, construyó y acondicionó escuelas primarias en la Ciudad de México, después de la Revolución.

“De igual manera, construyó una vivienda para su padres y la Casa Estudio de Diego Rivera, la cual tuvo aceptación por las figuras que vivieron ahí, Frida Kahlo y Diego Rivera. No obstante, al repensar el sentido de la industria, O’Gorman dejó la arquitectura en 1939 y se dedicó a ser tutor hasta finales de los años 40, cuando Diego Rivera le pidió participar como actor consultivo en el Museo Anahuacalli; esos destellos esclarecen los valores del artista.”

Hay dos momentos claves: el primer O’Gorman temprano de arquitectura funcionalista, estos ejercicios europeos con material industrial, y el segundo que, tras entender la industrialización como desapego a la tradición, decide insertarse en la arquitectura orgánica con Frank Lloyd Wright, la cual propone un diálogo entre arquitectura y paisaje.

“Con esta nueva perspectiva, O’Gorman desarrolló la Casa Nancarrow, cuando apenas se habitaba el Pedregal; no es completamente en cemento y tampoco tiene un volumen cubista. Ahora hay un vínculo con el jardín y el espacio, es horizontal. Cuando supo que el terreno tenía una cueva, reformó el proyecto en función de ella, creó un diálogo entre toda la topografía, entre las piedras volcánicas, características de la zona.

Inició con la técnica de petromurales y con ellos hizo esculturas, las que se ven en la Casa Nancarrow, y en la Casa Cueva son más evidentes. En la Biblioteca Central también se observan. Aunque no sea arquitectura orgánica, hay una clara intención de que las piedras den color natural a la obra, describe Nochebuena.

La también historiadora Adriana Sandoval dice que la Biblioteca Central de la UNAM no sólo es decorativa y narrativa, sino que es un espacio vivo: la piedra siendo piedra, interactúa con el sol, la lluvia, el aire, eso le da vida.

Sandoval destaca el compromiso social de O’Gorman como reflexión por la dignidad de la vida humana y natural ante la Segunda Guerra Mundial; así que usó la arquitectura como herramienta para romper con las falsas fronteras entre naturaleza y humanidad. Él estaba muy comprometido con su tiempo y lo denunció, por eso fue poco conocido.

En la muestra también se incluyen piezas sobre las interpretaciones de otros autores como Guillermo Pacheco, escultor de Oaxaca, quien recrea el edificio de Biblioteca Central con barro; Adán Paredes, que reconstruye el del Museo Anahuacalli con colores de cristal, y el arquitecto Javier Senosiain, quien realizó la maqueta documental de la Casa Cueva, entre otros.

Participan Alberto Peredo, Aldemir Soriano, Ángela Gurría (invitada de honor), Benito Rivera, Daniel Orozco, Ernesto Álvarez, Flor Garduño, Óscar Bachtold L, FundarqMX AC, Gabriel Macotela, Gerardo Martínez, Guillermo Pacheco, Iván Rubín, Juan San Juan Rebollar, Maribel Avilés, Maribel Portela, Mauricio Chacón, Óscar Aguilar, Óscar Camilo de las Flores, Pedro Reyes, Ricardo Animas, Vicente Rojo, Víctor Mora y Yankel Balderas.

La exposición, organizada por la Fundación Nancarrow O’Gorman, sigue buscando donativos para comprar la Casa Nancarrow.

La exhibición estará disponible hasta este domingo en el Museo Nacional de Arquitectura (avenida Hidalgo 1, colonia Centro, alcaldía Cuauhtémoc, tercer nivel del Palacio de Bellas Artes). El acceso general tiene un costo de 55 pesos; hoy la entrada es libre.

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