El arqueólogo Pedro Francisco Sánchez Nava falleció este martes, a la edad de 71 años, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El docente e investigador estaba al frente de la Coordinación Nacional de Arqueología.

En un comunicado, el INAH agradeció los “48 años comprometido con la institución” del funcionario quien fuera “defensor del registro arqueológico, dedicado a la protección y uso social del patrimonio cultural, así como presidente del Consejo de Arqueología.”

Interesado en la arqueología de salvamento, las transformaciones urbanas prehispánicas, el registro arqueológico, los lugares de culto, desarrolló una nueva imagen del quehacer arqueológico y remarcó la importancia de un vínculo con la sociedad pues, de lo contrario, decía, “pierde su sentido y se convierte en un quehacer anodino de autosatisfacción individual o gremial.”

“Muchos consideran que desarrollamos una actividad exótica en la cual encontramos tesoros, huesos (principalmente de dinosaurios) y exploramos tumbas y pirámides vestidos con pantaloncillos cortos; parte de nuestra tarea debe ser explicar, de forma puntual y clara, nuestro trabajo y sus objetivos”, afirmaba Sánchez Nava.

En su libro Arqueólogos a través del espejo, Pedro Francisco identificaba que los temas prioritarios para la arqueología debía ser el impulso al atlas arqueológico nacional, no como un proyecto coyuntural, sino como una actividad permanente y de largo aliento, con recursos propios y vinculados al desarrollo del país, con metodologías homogéneas y un marco conceptual consensuado.

“Avanzar en esa tarea —mencionaba— permitirá establecer prioridades de preservación y de investigación, e incluso de aprovechamiento de este recurso, con base en el conocimiento y el diagnóstico reales de los sitios arqueológicos”, citaron.

Desde su experiencia en campo y su desempeño en áreas como la Dirección de Salvamento Arqueológico, de la que era investigador, y la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Sánchez Nava reflexionó sobre la posibilidad de realizar proyectos arqueológicos extrainstitucionales, la cual está dada por instituciones académicas de prestigio. En relación con el desarrollo de la arqueología en los campos de la protección y del uso de este patrimonio cultural, deberá seguir siendo potestad exclusiva del Estado.

Como refiere su colega y amigo, Luis Alberto López Wario, el profesor Pedro Francisco Sánchez Nava “pasó su etapa infantil en la afamada colonia Santa Julia y después de ‘coquetear’ durante varios años con los colegios salesianos, decidió cursar sus estudios profesionales en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, entre 1974 y 1978”.

Obtuvo el título de licenciado en Arqueología con la tesis Atlixco: una unidad de producción en el límite oriental de México-Tenochtitlan; más tarde, en esta misma institución, cursó la maestría en Historia y Etnohistoria, y el doctorado en Antropología Simbólica.

También fue miembro del Sistema Nacional Investigadores, donde realizó una importante cantidad de textos entre artículos y libros, como Molino del Rey. Historia de un monumento, Memoria del Registro Arqueológico en México. Treinta años y, entre los últimos elaborados, en mancuerna con el doctor Ivan Ṡprajc, Orientaciones astronómicas en la arquitectura maya de las Tierras Bajas y Orientaciones astronómicas en la arquitectura de Mesoamérica: occidente y norte.

A través de su cuenta en Twitter, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, expresó sus condolencias. De igual manera, Diego Prieto, director general del INAH reconoció que, con su partida, este organismo pierde a uno de sus mejores cuadros, a “un excelente académico, buen funcionario y magnífica persona, con un gran sentido del humor y especial sensibilidad y compromiso con la institución y con el patrimonio arqueológico y cultural de México”.