Ciudad de México. La pandemia de covid-19 ha incrementado las vulnerabilidades de diversos sectores, sobre todo mujeres y niñas, para ser víctimas de trata de personas.
Las medidas para frenar la propagación del virus les expusieron a una mayor explotación por falta de acceso a los servicios esenciales para los sobrevivientes del delito, y permitieron a los grupos criminales desarrollar nuevos modos de operación para el enganche de las víctimas, sobre todo por pérdida de empleo e ingresos de muchas personas y el hecho de que miles pasaban mayor tiempo en línea y redes sociales.
Lo anterior se advierte en el reporte "Los efectos de la pandemia de covid-19 en la trata de personas y las respuestas a los desafíos", elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que se lanzó para la región esta mañana en una conferencia virtual, en la que participaron representantes de las representaciones de esta instancia en México, Colombia, Costa Rica y Brasil; además de académicos especialistas en el estudio de este delito y representantes de instancias de justicia.
El informe refiere que los confinamientos y las limitaciones en los servicios públicos a causa de las medidas contra la pandemia ha dificultado, aún más, que los sobrevivientes del delito accedan a ayuda y justicia; e incluso las víctimas tuvieron menos posibilidades de escapar de sus captores.
Alerta que las niñas y los niños son un objetivo creciente de los traficantes, quienes utilizan las redes sociales y otras plataformas en línea para reclutar nuevas víctimas.
Además, los delincuentes se han adaptado rápidamente a la nueva normalidad, respondiendo al cierre de bares, clubes y salones de masajes, donde suele ocurrir la explotación –sobre todo sexual—, y trasladaron este “negocio” ilegal a propiedades privadas o en línea.
La investigación predice que en la próxima década, hasta 10 millones de niñas serán susceptibles de convertirse en “novias” como consecuencia de los efectos de la pandemia. Y es que millones de menores han interrumpido su formación académica debido a dificultades económicas de los padres, propiciando incrementos en el trabajo o matrimonio infantil forzoso como formas de alivio a la presión financiera familiar.
“Los traficantes se aprovechan de las vulnerabilidades y a menudo atraen a sus víctimas con falsas promesas de empleo”, explicó el jefe de la sección de Trata de Personas y Tráfico de Migrantes de UNODC, Ilias Chatzis.
El reporte también aborda algunas “prácticas prometedoras” emprendidas en la región contra este delito, como el fortalecimiento de redes de fiscalías especializadas en trata de personas y tráfico ilícito de migrantes.