Nueva York. Tres empresas administradoras de activos en Wall Street hoy controlan fondos equivalente a casi el producto interno bruto de Estados Unidos, concentrando un inmenso poder económico y político en un momento donde “nunca en la historia de Estados Unidos tan pocos han sido dueños de tanto y han tenido tanto poder sobre nuestra economía”, declaró el senador Bernie Sanders.
En un audiencia ante el Comité del Presupuesto que el preside, Sanders agregó que BlackRock, State Street y Vanguard controlan 22 billones de dólares en activos - poco menos de los casi 24 mil millones que es el PIB de Estados Unidos y una cifra que es 5 veces el PIB de Alemania.
Estas tres son los principales accionistas en más de 96 por ciento de las 500 empresas del índice S&P en la Bolsa de Valores. Son los accionistas más grandes en casi todos los principales sectores económicos, desde bancos, aerolíneas, farmacéuticas, hospitales y agroindustria, informó el senador.
Estas administradoras masivas de fondos de inversión, junto con las firmas de fondos de capital privado, las cuales llamó “fondos buitre”, también controlan aproximadamente 50 por ciento de los periódicos del país. La toma de empresas por estos fondos de capital privado han resultado en la anulación de casi 1.3 millones de empleos, el cierre de más de 20 mil tiendas, y al controlar cada vez más el mercado de bienes raíces en las ciudades, han elevado las rentas por hasta 30 por ciento.
Sanders subraya que ni el Congreso ni los medios hablan lo suficiente sobre “la increíble concentración de poder en un puñado de firmas de inversión de Wall Street sobre nuestra economía entera y el impacto que que tienen sobre trabajadores, consumidores y casi todos en nuestro país”.
Como ejemplo de las consecuencias del manejo económico de estas grandes administradores de inversiones privadas, Sanders invitó al presidente del sindicato nacional de mineros UMWA Cecil Roberts (de una familia de 6 generaciones en las minas) y Braxton Wright, uno de los más de mil mineros que han estado en huelga en una mina de carbón en Alabama por más de 11 meses.
Señaló que los ejecutivos de la minera y los ejecutivos en jefe de Blackstone y Apollo, dos de las firmas de Wall Street que compraron la minera, declinaron la invitación a presentarse a esta audiencia, pero que estos dos mineros “no tuvieron miedo de presentarse ante el público y responder a preguntas”.
Los mineros explicaron que estallaron en huelga para recuperar una remuneración justa y mejores condiciones de trabajo después de que hace 5 años hicieron concesiones para ayudar en salvar la empresa con el acuerdo de que sus sacrificios serían temporarios. Pero cuando las grandes firmas de inversiones de Wall Street compraron a la minera Walter Energy en 2016 cuando ésta se declaró bancarrota y la convirtieron en Warrior Met, con la ayuda de los tribunales cancelaron el contrato colectivo, redujeron en 20 por ciento el salario, anularon permisos médicos y beneficios de jubilación, incluyendo a 2 mil 800 mineros ya jubilados.
“¿Pueden imaginar tratar de negociar con alguien que llegó de Nueva York para tomar las minas, que ni sabe de que color es el carbón, que no tiene ni idea de lo que ocurre en una mina de carbón?”, preguntó Roberts. “Solo saben que había con que lucrar aquí, y despues se van”. Y esto ha ocurrido en unas 60 de las mineras de carbón en las Appalachia, afirmó.
“La empresa a la cual ayudé ganar miles de millones durante la última década nos ha dado la espalda a los trabajadores durante nuestra huelga… Pero continuaremos luchando por nuestros hermanos y hermanas en el UMWA… ahí y en otras minas… continuaremos hablando contra la explotación de trabajadores por empresas financiadas por las firmas de fondos privados [de Wall Street]”, agregó Braxton.
Braxton declaró ante los senadores que las jornadas llegaron a ser de 12 horas, a veces 6 ó 7 días a la semana y mientras tanto, los inversionistas elevaron la deuda y se distribuyeron entre sí unos 800 mil millones de dólares. Ante todo esto, estallaron la huelga.
La senadora Elizabeth Warren señaló que esto es lo que hacen estas firmas de inversión privada de Wall Street alrededor del país, costando empleos, beneficios y generando un deterioro en condiciones y calidad.
La economista Nomi Prins, una de las críticas más reconocidas de Wall Street quien fue anteriormente una directora administrativa en Goldman Sachs y trabajó a niveles altos de otras empresas financieras, subrayó en la audiencia que las empresas gigantescas de inversión y administradoras de fondos privados tienen “una magnitud de influencia sobre valores y empresas que no tiene comparación histórica”.
Aunque “los bancos de Wall Street permanecen tan poderosos e influyentes como siempre… ahora administradores de valores… con billones de dólares a su disposición se han vuelto hasta más influyentes en gobiernos y en las entidades reguladoras responsables de mantenerlas en control”, agrego.
Prins informó que en la cima de esta jerarquía financiera esta BlackRock, “un Goliat financiero que maneja 10 billones en activos, eso es más dinero que el tamaño del PIB de cualquier país en el mundo otro que China o Estados Unidos”. Advierte que esa magnitud de poder de estas empresas “representa una influencia tipo monopolio sobre la competencia en activos y transacciones y eleva el riesgo sistémico que enfrenta el sistema financiero global, dejando a gente ordinaria, inversionistas individuales, trabajadores… expuestos al riesgo que representan estas instituciones multi-billonarias”.