Berlín. La española Alcarràs, de Carla Simón, obtuvo ayer el Oso de Oro del Festival Internacional de Cine de Berlín, mientras la mexicana Manto de gemas, de Natalia López Gallardo, consiguió el de plata, en una edición con claro predominio femenino.
Alcarràs fue rodada con actores no profesionales, todos ellos agricultores de la provincia de Lérida, donde transcurre la historia. Es la primera directora española en obtener un premio a la mejor película en un gran certamen internacional. Filmada en Alcarràs, localidad catalana, la película narra la historia de los Solé, que se ocupan desde hace tres generaciones de las tierras de una familia adinerada, los Pinyol.
El heredero de los Pinyol quiere arrancar los melocotoneros para instalar placas solares, lo que deja a los Solé, y en especial al patriarca de la familia, Quimet, ante la disyuntiva de adaptarse o partir.
Manto de gemas, protagonizada por Nailea Norvind, Antonia Olivares, Aida Roa y Juan Daniel García Treviño, sigue a Isabel, una mujer en proceso de divorcio que se instala en el campo, donde descubre que su ayudante, María, tiene una hermana desaparecida. Las mujeres se encuentran con la policía Roberta, quien quiere rescatar a su hijo de los bajos fondos del crimen.
Manto de gemas es el primer largometraje de López Gallardo, que ha sido actriz y autora de cortometrajes. Es una película casi documental: no hay banda sonora, los diálogos son parcos, la luz es natural en todo momento, el encuadre sobrio y descarnado.
La directora toma el partido de no explicar una historia precisa, sino sus retazos.
“Para mí, era realmente difícil poner palabras en boca de María, o de la mujer policía. Puse toda mi confianza en el lenguaje cinematográfico”, agregó.
El carácter absolutamente genuino que imprime la realizadora, el planteamiento sin maquillaje y al mismo tiempo dotado de una carga creativa conmovedora que atrapa al espectador bajo un ritmo dilatado son los mayores aciertos de la cinta, que aborda el miedo paralizante en el colectivo de una pequeña población de México ante la amenaza permanente del crimen organizado, rompiendo las redes sociales necesarias para un proyecto común en bien de la comunidad en que cada uno se ocupa ante todo de su propia seguridad.
La impotencia ante el avance del crimen organizado en México es una de las preocupaciones que la directora mexicana expresó como parte del leitmotiv de esta película.
“He vivido en el campo mexicano durante unos 15 años y he sido testigo del progresivo colapso del tejido social. Tengo dos hijos y me imagino, medio soñando, a través de la niebla, la vida cotidiana de los padres con hijos asesinados o desaparecidos, lo cual es suficiente para traerme la más oscura de las tristezas.
“Pasé un año en el proceso de casting. Hablé con gente del pueblo donde vivo. Conocí a una familia que, en el pasado, había secuestrado a un hombre y lo mantuvo en su propia casa. Mientras tanto, el padre se dedicaba a su trabajo como taxista y amaba a sus hijos. Los niños seguían yendo a la escuela, su madre trabajaba duro en casa... la vida continuaba. Uno de los chicos, de 16 años, coqueteaba con el mundo criminal”, comentó la cineasta antes de las funciones de su película en Berlín.
Carla Simón aseguró: “Creo que me considero ya hija de este lugar (Berlín). Quizá debería venir a vivir aquí porque cada vez que vengo ocurre algo maravilloso”.
Agregó: “Quisiera dedicar este premio a las pequeñas familias de agricultores que cultivan la tierra cada día para que la comida llegue a nuestro plato”.
María Zamora, productora de Alcarràs, al lado de la realizadora, apenas podía contener las lágrimas.
Simón y María Zamora posan con sus premios. Foto Ap
La 72 Berlinale, que este año volvió a ser presencial tras una edición en línea el año pasado, ha sido dominada por las mujeres. El premio a la mejor dirección fue para a la francesa Claire Denis por Avec amour et acharnement, y el de la mejor interpretación fue para la germanoturca Meltem Kaptan, por su papel de madre de un detenido en el campo de prisioneros de Guantánamo en Rabiye Kurnaz vs George W. Bush.
El galardón a la mejor interpretación secundaria (en la Berlinale los premios a actores son sin género) fue para una actriz nacida en Alemania pero de raíces indonesias, por el drama romántico Nana, Before, Now and Then, ambientado en ese país.
El único hombre que recogió uno de los galardones principales fue el surcoreano Hong Sang-soo por The Novelist’s Film.
En los pasados tres grandes festivales cinematográficos europeos, Cannes, Venecia y Berlín, las mujeres han copado los premios a la mejor dirección.
“Somos la mitad de la humanidad y debemos contar la mitad de las historias”, declaró Simón en la rueda de prensa posterior a la entrega del premio.
El norte sobre el vacío, de la mexicana Alejandra Márquez Abella, también fue aplaudida en la Berlinale. Inspirada en un hecho real ocurrido en Nuevo León, tuvo seis funciones y se presentó en la sección Panorama del festival. Aborda la historia de Alejo Garza Tamez, quien defendió su patrimonio territorial contra el crimen organizado sacrificando su vida hace 10 años.
El impulso que generó el trabajo de Márquez fue recordar y de alguna manera honrar la figura de Garza Tamez. Aunque su historia ha sido objeto de otras representaciones, como corridos o novelas gráficas, la propuesta de Alejandra Márquez puede tener una repercusión de otra índole en la memoria colectiva. Gabriel Nuncio había escrito parte del guion tiempo atrás. Junto con la cineasta rescribió aquel trabajo. El norte sobre el vacío podría estar en breve en plataformas.
(Con información de agencias)