Berlín. La competencia por el oso de oro de la Berlinale trajo hoy una conmovedora película sobre la lucha atroz de una madre turco-alemana por recuperar a su hijo injustamente encarcelado en Guantánamo.
Rabiye Kurnaz contra George W. Bush esta basada en hechos reales y llevada a la pantalla por el experimentado director alemán Andreas Dresen (1963). El también multipremiado realizador ha sido reconocido por su trabajo en innumerables ocasiones y en 2020 recibió por parte del gobierno alemán, la orden de honor mas significativa por su aporte a la cultura del país.
Aunque Dresen aclaró en conferencia de prensa que no se trata de un filme documental, su trabajo toca fibras emocionales que no dejan a nadie indiferente al remitir a un caso que causó una especie de torbellino político en Alemania entre 2001 y 2005 y que se centra en la lucha de una madre por salvar a un hijo que sabe es víctima de una injusticia. Murat Kurnaz es apresado en 2001 por ser sospechoso de colaborar con grupos islamistas, la prensa sensacionalista lo califica como el taliban alemán y trasladado a la prisión de Guantánamo. En ese entonces, cuenta con 19 años.
Son varios los elementos que sostienen el filme de Dresen. El arduo trabajo de cerca de 5 años de Laila Stieler para escribir el guión bajo el testimonio directo de Rabiye Kurnaz, la ambientación de historia en Bremen, -ciudad alemana donde residía y sigue residiendo la familia Kurnaz- la figura de la madre protagonizada de manera brillante por la actriz alemana de origen turco Melten Kaptan y el abogado que entonces llevara el caso Bernhard Docke interpretado Alexander Scheer.
La interpretación de Kaptan que da vida con alma y cuerpo a Rabiye Kurnaz la perfilan como hasta hoy la candidata favorita a llevarse el oso por mejor actuación.
La madre de Murat Kurnaz, Rabiye Kurnaz de entonces 42 años, casada con un inmigrante turco y madre de otros tres hijos comienza una lucha sin cuartel para comprobar la inocencia de su hijo y traerlo de vuelta a Alemania con la ayuda de un abogado alemán.
El caso en ese entonces se encontraba inmerso en una especie de pantano jurídico, Murat Kurnaz no contaba con la nacionalidad alemana, se encontraba incomunicado en Guantánamo y era víctima de torturas sin vislumbrarse una posible solución.
Con el apoyo de organizaciones pro derechos humanos, la intervención directa de la entonces recién elegida canciller Angela Merkel, 5 años después, 1786 días exactamente se logró la liberación y vuelta de Murat Kurnaz a Alemania. Kurnaz actualmente sigue viviendo en Bremen y tiene tres hijas.