¿Otro mundo es posible si el Foro Social Mundial (FSM) es imposible? El debate está abierto rumbo a una nueva edición del FSM, que esta vez, durante los primeros días de mayo venidero, tendrá lugar en México.
Aquí, un grupo de representantes de organizaciones civiles se ha unido a quienes desde otras latitudes demandan cambios en el espacio que arrancó con un encuentro masivo en Porto Alegre, Brasil, en el ya lejano 2001.
Si se pone en números, la situación del FSM no es halagüeña: de más de 100 mil entusiastas participantes, a diez mil, en la edición celebrada en Salvador de Bahía (la mitad de ellos, brasileños).
Lo dicen con elegancia en una conferencia de prensa, pero en castizo lo que plantean es que si el FSM no pasa a la acción se profundizará su debilitamiento e incluso puede llegar su desintegración.
Cifradas aún sus esperanzas en un espacio que dio cabida a las más variadas expresiones que podemos poner bajo el paraguas del altermundismo, el Grupo Renovador México del FSM (GR-FSM), que ofreció una rueda de prensa en la Ciudad de México, plantea cuatro puntos para el debate: 1) “un pensamiento estratégico que tome el pulso del mundo e identifique las grandes tendencias, tanto destructivas como constructivas”; democracia interna, espíritu de colaboración y solidaridad “aun frente a las diferencias”; “un sistema de gobierno interno que garantice la democracia y la eficacia de las decisiones”; 4) “una política de comunicación eficaz y efectiva”.
Leo Gabriel, antropólogo y periodista austriaco, presente en la conferencia, lo dijo así: “Transformar al FSM en un ente actuante es nuestro mayor objetivo… Pensamos que ha llegado el tiempo en que no sólo debemos hablar sino también actuar”.
El GR-FSM se hace eco del diagnóstico y propuestas que hace unos días se hicieran públicas con las firmas de personajes como Adolfo Pérez Esquivel, Emir Sader y Boaventura de Sousa Santos, integrantes algunos de su consejo internacional desde el arranque: “Vemos con tristeza la lenta extinción del FSM y denunciamos que un grupo de poder ha rechazado la más mínima modificación a lo que fue acordado hace 20 años: una Carta de Principios que se ha vuelto un texto sagrado y no se puede ni discutir”.
Los firmantes anticipan que el FSM en México será una buena experiencia para quienes participen, pero “nuevamente no va a tener relación ni impacto en el mundo real… Si se repite la experiencia del último Foro no va a ser un foro global, sino de participación muy local, y va a acentuar el aislamiento del FSM, a pesar del esfuerzo y del compromiso de los compañeros mexicanos, que van a ser víctimas de fórmulas superadas”.
Los renovadores, que recientemente se reunieron con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, sostienen que aún hay tiempo para que el FSM sea capaz de aglutinar grupos, pueblos, oenegés, “núcleos que necesiten expresarse”, aunque para ello, con la fórmula de asambleas, ha de erigirse como un “sujeto global”, según lo expresado por Guadalupe Ponce, del GR-FSM México.