Berlín. La gala inaugural del festival de cine de Berlín, la Berlinale trajo a la capital aires de vuelve a la vida cultural tras dos años de restricciones por la pandemia de covid-19.
El Berlín cinéfilo se congratula de celebrar uno de los encuentros de la industria del cine más importantes del mundo. Una Berlinale un tanto recortada con 250 producciones de todo el mundo de alrededor de 70 países.
Salas de cine con un cincuenta por ciento de aforo, el comprobante de programa completo de vacunación aunado a un resultado negativo de pruebas diarias, así como el uso de cubrebocas durante todas las funciones es la lista de las restricciones que han hecho posible la realización del festival con un programa social prácticamente nulo que ha prohibido la realización de fiestas posteriores a las proyecciones.
La alfombra roja se extendió para recibir al equipo de la película inaugural en la sección de competencia acompañado de los directivos de la Berlinale, así como invitados especiales.
Precaución y prudencia intentando respetar en lo posible la sana distancia, el público que se dio cita a las orillas de la alfombra roja parecía hambriento de lograr algún autógrafo o foto con algunas de las luminarias que se dirigían al Berlinale Palast para la gala inaugural.
El cineasta francés François Ozone, quien abrió el festival con Peter von Kant, no escatimó al acercarse al público repartiendo generosamente su autógrafo a quienes se lo solicitaban.
Peter von Kant de Ozone está basada en la obra del Enfant Terrible del nuevo cine alemán Rainer Werner Fassbinder, Las amargas lágrimas de Petra von Kant, llevada a la pantalla en 1972. Cincuenta años después de que Fassbinder se proyectara internacionalmente con este film y a cuarenta años de su muerte, por demás temprana a los 37 años
En conferencia de prensa, el francés expresó que siempre ha considerado a Fassbinder como una especie de “hermano intelectual”. Ozone logró en su nueva versión contar con la participación de una de las protagonistas de versión original de Fassbinder, Hanna Schygulla.
El ícono del cine alemán desistió de asistir a la gala declarando que extremaba precauciones por su salud. Schygulla cuenta con 78 años y sufre de sobrepeso.