Tokio. El primer ministro de Japón anunció el miércoles planes para mantener las restricciones por el coronavirus en Tokio y otras 12 áreas por tres semanas más hasta inicios de marzo, en momentos en que las infecciones con ómicron no dan indicio de amainar y la mayoría de los japoneses aún no han recibido el refuerzo de sus vacunas.
Las restricciones actuales para Tokio y áreas adyacentes, Aichi en el centro de Japón y Nagasaki en el sur, iban a concluir el domingo, pero seguirán en vigencia hasta el seis de marzo, dijo Kishida.
“Las infecciones impulsadas por la variante ómicron son diferentes de las previas y estamos en el momento crítico de nuestra lucha contra ellas”, declaró el primer ministro, Fumio Kishida. “Para equilibrar las medidas antivirus y la actividad social y económica, estoy determinado a lidiar con la situación rápidamente”.
Los casos siguen creciendo, aunque el ritmo no es tan acelerado como semanas antes, agregó.
A nivel nacional, Japón registró el martes más de 92 mil casos confirmados. Tokio reportó el miércoles 18 mil 287, mientras que Osaka reportó 15 mil 264.
La decisión de Kishida se conoce luego de pedidos en ese sentido de los gobernadores de las áreas afectadas, donde las infecciones diarias están comenzando a abrumar los hospitales, con los casos más graves entre los ancianos. Hay además escasez de trabajadores médicos que están infectados o en contacto cercano con personas que dieron positivo.
Las medidas son una versión menos estricta de un estado de emergencia y han sido expandidas desde enero. Incluyen horarios laborales más cortos para restaurantes a cambio de subsidios del gobierno, además de restricciones a los eventos públicos grandes.
Japón se ha resistido al uso de encierros, con el gobierno tratando de minimizar el impacto económico. Aun así, los japoneses se están volviendo cada vez menos cooperativos en el cumplimiento de las reglas de distanciamiento social y otras restricciones.