Londres. El primer ministro británico Boris Johnson está reestructurando su gabinete en momentos en que su autoridad parece en caída, incluso designando un nuevo director de comunicaciones quien insistió en que el mandatario “no es un payaso”.
El primer ministro designó a Guto Harri, quien fue su asesor cuando era alcalde de Londres, para tratar de repotenciar las comunicaciones externas del gobierno tras semanas de un escándalo político llamado “party gate” que ha llevado a muchos a pedir su renuncia, inclusive de su propio Partido Conservador.
Johnson también designó a un prominente ministro, Steve Barclay, como jefe de despacho.
Durante una visita a un hospital oncológico en las afueras de Londres el lunes, Johnson aseveró que está “totalmente enfocado” en despejar los atrasos causados a millones de procedimientos médicos durante la pandemia. Ese es uno de muchos problemas —incluyendo la inflación y un próximo aumento de impuestos— que se han visto opacados por el escándalo suscitado tras denuncias de que el gobierno realizó fiestas en violación de las normas vigentes para prevenir el contagio del coronavirus.
“Creo que lo que la gente quiere es que el gobierno se enfoque, que no se distraiga por asuntos en (el distrito de) Westminster, sino que se enfoque en la vida... más allá de Westminster, que se enfoque en las necesidades del país”, declaró Johnson. “Y eso es lo que estamos haciendo”.
La autoridad de Johnson se ha visto debilitada entre gran descontento público por las fiestas, donde había licor, en 2020 y 2021, en momentos en que millones de ciudadanos se veían confinados a sus casas, sin poder ver a sus familias o amigos, debido a las normas para evitar la propagación del coronavirus.
Un total de 16 fiestas están siendo investigadas por la funcionaria pública Sue Gray, y una docena de ellas también están siendo examinadas por la Policía Metropolitana.
En un reporte interino difundido la semana pasada sobre cuatro fiestas que no están siendo examinadas por la policía, Gray halló que “fallas de liderazgo y de criterio” permitieron eventos “que no debían haber ocurrido”. Describió un gobierno caracterizado por la bebida excesiva y dinámicas disfuncionales.
Johnson pidió disculpas —sin admitir que hizo nada malo en lo personal— y juró corregir los problemas en su despacho.
Pero el viernes sufrió la renuncia de cinco funcionarios prominentes, incluyendo su jefe de despacho, su director de comunicaciones y su directora de políticas, Munira Mirza. Mirza apoyó al primer ministro durante el escándalo, pero dijo que la acusación de Johnson de que un líder opositor no hizo lo suficiente para frenar a un pedófilo notorio era inaceptable.