En un intercambio fenomenal entre Matt Lee, veterano reportero de Ap en Washington, y el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, el jueves pasado, mucho fue revelador. Price inició su conferencia de prensa diaria declarando que según información de inteligencia, Rusia está contemplando producir un video de propaganda falsa para justificar una invasión a Ucrania, entre otras acciones
de desinformación. Lee le pregunta sobre qué evidencia tienen de estas acciones
rusas, ya que una declaración oficial no es lo mismo que pruebas. Price le responde “¿Qué te gustaría, Matt?. “Me gustaría ver alguna comprobación… de que los rusos están haciendo esto”, le contesta.
De ahí se calentaron un poco más: Price le dice al reportero que se recuerde de que cuando se desclasifica inteligencia, se ha hecho así, y el reportero le responde: “yo recuerdo armas de destrucción masiva en Irak… y recuerdo que Kabul no iba a caer, recuerdo muchas cosas”… y le insiste que “pensar que puedes salir y decir eso y esperar que sólo le demos credibilidad sin que tú demuestres ni un pedazo de evidencia de que es verdad… sólo has dado una declaración… no hay hechos”.
Price responde: lamento que estés dudando de la información que está en posesión del gobierno de Estados Unidos
, y poco después concluyó: “si tú dudas, si tú dudas de la credibilidad del gobierno de Estados Unidos… y quieres buscar consuelo en la información que los rusos están difundiendo… eso lo puedes hacer”.
Ese mismo jueves en la conferencia de prensa a unas cuadras de ahí, la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, al referirse a la misión militar estadunidense para asesinar a un líder del Estado Islámico en Siria se frustró con los reporteros que son escépticos de la evaluación de los militares estadunidenses
y preguntó: ¿piensan que el gobierno no está brindando información precisa, y el Estado Islamico sí está brindado información precisa?
La misión fue exitosa. No hubo bajas estadunidenses
, declaró el vocero del Pentágono, John Kirby, sobre esa misma misión en la cual según la versión oficial el líder del EI murió al hacer estallar una bomba suicida junto a su esposa y dos menores. El vocero no mencionó que reportes iniciales de rescatistas en la zona hablan de por lo menos 13 civiles más muertos, incluyendo seis niños y cuatro mujeres.
Al parecer, los funcionarios se defienden al cuestionar el patriotismo de los que se atreven a cuestionarlos como periodistas que cumplen con su trabajo.
Algunos recordaron que a finales de agosto, un ataque estadunidense con drones en Kabul, en los días de la retirada militar estadunidense, fue calificado por el Pentágono de gran éxito que había logrado frenar un atentado terrorista
, pero después de investigaciones intensas de periodistas, ese mismo incidente fue declarado por el mismo alto mando militar como un error horrible
y se disculpó por haber matado 10 civiles, entre ellos siete niños.
Después de una guerra que estalló con información fabricada como la de Irak, con la supuesta evidencia irrefutable de inteligencia
sobre la presencia de las famosas e inexistentes armas de destrucción masiva, las mentiras oficiales sobre tortura y bajas civiles, junto con todas las revelaciones de crímenes de las guerras en Irak y Afganistán dadas a conocer por Wikileaks al publicar información oficial ocultada al público (clasificada, como dicen) –todo eso sólo en los últimos 20 años– sin incluir las grandes mentiras oficiales durante Vietnam, las operaciones clandestinas contra varios países de América Latina, Medio Oriente, África entre tanto más, que los gobernantes sigan pensando que su palabra es suficiente significa que aún no entienden que existe memoria y también algunos reporteros que saben que cumplir con su trabajo implica cuestionar todo lo oficial
.
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