La Habana. El gobierno cubano decretó este sábado un nuevo impuesto de 10 por ciento a los vendedores particulares de productos agropecuarios, una dura medida dirigida a comerciantes, pequeñas empresas y consumidores, que enfrentan los efectos de una inflación del 70 por ciento registrada en 2021 en la isla.
Ese gravamen, que entra en vigor el lunes, se aplicará "sobre las ventas minoristas con un tipo impositivo del diez por ciento a las personas naturales y jurídicas que comercialicen productos agropecuarios de forma minorista", indica el texto publicado este sábado en la Gaceta oficial.
La partida, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2021, dispone gravar a las ventas de los trabajadores por cuenta propia y de las pequeñas y medianas empresas, aprobadas apenas en agosto del año pasado.
De acuerdo con el economista cubano Pedro Monreal, esta medida provocará un incremento de precios. "Dos probables efectos: mayores precios de la alimentación y aumento de la desigualdad", sostuvo Monreal en su cuenta de la red Twitter.
Según el especialista, "el impacto (de la medida) se concentra en hogares con menores ingresos que gastan en comida un por ciento relativamente más alto de sus recursos".
La reforma monetaria aplicada en 2021 por el gobierno comunista disparó los precios de los bienes y servicios, fundamentalmente de alimentos. La población debe hacer largas filas en medio de la escasez de comida y medicamentos.
La isla caribeña, que importa el 80 por ciento de los alimentos, ha reducido sensiblemente sus compras por falta de disponibilidad de divisas, y por las dificultades logísticas del comercio internacional asociadas a la pandemia de coronavirus.