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Jesús sabía que no nos salvaría; aun así aceptó la crucifixión: Amélie Nothomb

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Para escribir esta novela "sabía que necesitaría adquirir músculo"; fui practicando durante años, señaló la narradora en la presentación de su más reciente libro. Foto Ap
03 de febrero de 2022 09:04

Ciudad de México. La reconocida escritora belga Amélie Nothomb explora en su reciente novela Sedel evangelio del cuerpo en la crucifixión de Jesucristo, que es una laguna en los textos sagrados. Así lo explicó la narradora ayer en conferencia de prensa.

Relató que este texto, editado en español por Anagrama, es el proyecto más importante y antiguo de su vida, pues lo fue meditando durante 50 años y no volvería a desarrollar algo así. Es quizá la más dura de todas mis novelas, añadió en charla realizada en España y transmitida vía Internet.

Nothomb contó que cuando tenía 3 años su padre le habló de Jesucristo. “Me di cuenta de que sería para mí como un superhéroe y me acompañaría toda la vida. Desde que empecé a escribir supe que tenía que hacer algo sobre él, pero que necesitaría adquirir músculo y trabajar muchas novelas y por eso fui practicando durante años.

“En 2018 pensé: ‘mira tu edad, ahora estás a punto de envejecer, de perder todas tus fuerzas. Sé que no estás lista para escribir este libro pero tírate a la piscina porque luego será demasiado tarde’.”

La novelista considera los evangelios textos admirables, nutritivos, pero con algunas lagunas. Creo que les falta el cuerpo y la manera de narrar esa vuelta a la carne fue la primera persona del singular en su novela, pues para aceptar la crucifixión debía estar dentro de Jesucristo.

Nothomb (Kobe, Japón, 1966) recordó: “viví esta historia en primer grado durante toda la escritura, que fue quizás la más dura de todas mis novelas. Cada mañana pensaba: ‘ahora tienes que volver a subir a la cruz’, y por supuesto que no tenía ganas”.

Hizo hincapié en su predilección por el Jesús que sufre, no el de los milagros. Empieza a sufrir con su juicio y en aquel momento es alguien que no es entendido. En el inicio de mi novela llaman a todos los que han vivido estas maravillas y le reprochan. Ahí vemos la ingratitud de los seres humanos. Cuando regalamos algo demasiado bonito, potente, a veces cuesta aceptarlo.

Se declara sorprendida porque Cristo “acepta la crucifixión, ese dolor, para salvarnos, aunque sabe que no sería así. La pregunta es muy candente: ¿por qué Jesús se dice que nos salvaría si todo va peor o es que quizá no entendimos nada? Tampoco les puedo decir que después de leer Sed todo se arreglará. Las cosas seguirán así, pero escribirlo me ayudó a vivir y quizá ayude a alguien más”.

La escritora rechazó que sea un libro religioso, pero tampoco blasfemo. En Francia y Bélgica hubo un malentendido por el que los creyentes y laicos se quejaron.

Unos pensaban que era blasfemo, los no creyentes decían que era religioso. Yo tenía ganas de decirles a todos que se equivocaban: es una novela de una persona que acepta un dolor infame y mi reto era cómo explicar ese misterio.

Informó que “gracias a Sed recibí mis primeras cartas de insulto de curas, de hecho son admirables. También las he recibido de sacerdotes jóvenes y ellos me agradecían este texto. Podríamos resumir diciendo que la Iglesia joven es favorable al libro y la vieja bastante tibia, para no decir insultante”.

La única certeza, añadió la novelista, es que Jesús existió. “Me parece más interesante pensar en él no como el hijo de Dios, sino como cualquiera de nosotros. Eso facilita mucho las cosas.

Se refirió a las paradojas creadas en los evangelios, sobre todo la de “ama a tu prójimo como a ti mismo. Jesús acepta ser crucificado y esto es el mayor sufrimiento que puede aguantar una persona, por lo que da a pensar: ‘Este sujeto no se quiere. Esto ya no tiene sentido y es una cosa monstruosa’.

Con esta frase de los evangelios, a los 12 años descubrí el sufrimiento y ahí se planteaba el problema: por qué Jesús se ofrece al sufrimiento y la Iglesia lo glorifica. Me pregunté por qué el sufrimiento tiene que ver con una redención o con algo que se glorifica. Ahí empiezo a encontrar un principio de respuesta y me sentó mal.

Sobre la pandemia dijo: “la última palabra de mi novela es muy importante. En la edición francesa es solitude (soledad). Es la enfermedad. Sed me parece un libro premonitorio y esta pena es como lo que ocurre en la cárcel: no sólo son las paredes y la imposibilidad de salir, sino la soledad”.

Enlistó otras producciones culturales que han abordado la figura cristiana: “Vi la película de Martin Scorsese La última tentación de Cristo, que es una obra maestra; así como la novela griega en que se inspira, de Nikos Kazantzakis.

“La novela más extraordinaria para mí es El Evangelio según Jesucristo, del Nobel de Literatura José Saramago. Creo que nunca se escribió nada tan duro sobre Jesús. Saramago narra la crucifixión de una manera sofocante. Quita la posibilidad de respirar. En comparación, mi novela es una narra-ción bonita.”

El tema, observa, ha inspirado desde siempre cuadros, estatuas, música, novelas y seguramente seguirá inspirando. Lo que pasa es que tanto Saramago como Kazantzakis son escritores muy recientes y la literatura se ha interesado desde hace poco, pero las demás artes lo han hecho desde siempre.

Para Amélie Nothomb, “lo teológico es divertido. Dios o dioses, la divinidad y la trascendencia se pueden tomar con humor. Es una cuestión de distancia. Esta mirada de la mística al ser más lejana nos permite ver las cosas con una cierta distancia y todo se vuelve muy divertido.

Lo más espiritual que vemos en Jesucristo es el estar presente aquí y ahora, porque siempre pensamos en otras cosas, en el trabajo, en la cena. Cuesta mucho y es lo más espiritual que podemos hacer.

Al principio de la conversación con medios, Silvia Sesé, directora editorial de Anagrama, afirmó que es una de sus novelas más importantes: bella, honda y perfecta. Tenía esa especial lucidez de Amélie Nothomb.

Encomió que la autora haya puesto a Jesús de Nazaret como narrador que comprende que será crucificado y reflexiona sobre su vida, en su encarnación como hombre y en el miedo a la muerte. Novela feliz; a pesar de ser el relato de una Pasión y de una crucifixión, es una novela que muestra un camino hermoso: el del cuerpo, del deseo, de comprender que solamente siendo hombre se puede llegar a ser Dios.

 

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