Londres. Ante la fuerte propagación del ómicron, el gobierno británico anunció el miércoles el fin de las restricciones a viajes desde el extranjero impuestas para proteger al país de esa variante mucho más contagiosa pero aparentemente menos letal del coronavirus.
"Ahora que la variante ómicron es tan dominante, estas medidas sólo tienen un impacto limitado en el aumento del número de casos, mientras que siguen causando costes significativos a la industria del turismo", explicó el primer ministro Boris Johnson ante el parlamento.
Así, a partir del viernes, los viajeros ya no tendrán que presentar un test negativo de coronavirus antes de embarcar con destino a Inglaterra y, si están vacunados, no deberán aislarse mientras esperan el resultado de una prueba PCR realizada al llegar.
En su lugar, tendrán que someterse, como ya era el caso antes de la aparición en diciembre de la variante ómicron, a un test de antígenos en los dos días posteriores a su llegada, precisó.
Bajo fuerte presión de su Partido Conservador para eludir nuevas medidas, Johnson anunció también la prolongación al menos tres semanas, hasta el 26 de enero, de la recomendación de teletrabajo, así como de la obligatoriedad de usar cubrebocas en interiores y la exigencia de pases sanitarios para eventos multitudinarios, vigentes en Inglaterra desde mediados de diciembre.
Otras partes del país, donde los gobiernos autónomos regionales tiene competencias en materia de salud, no anunciaron todavía si flexibilizarán también sus restricciones a los viajes.
Tanto Escocia, como Gales e Irlanda del Norte aplican medidas más estrictas que Inglaterra contra el covid-19.