San Francisco. La fundadora de la empresa de biotecnología estadunidense Theranos, Elizabeth Holmes, fue declarada culpable por fraude este lunes en un tribunal de California, en un caso que ha puesto en evidencia la cultura de negocios del Silicon Valley.
El jurado concluyó que Holmes era culpable de engañar a los inversionistas para colocar dinero en su startup con sede en esa zona de California, la cual prometía revolucionar los exámenes de sangre con herramientas más rápidas y económicas que las utilizadas por los laboratorios tradicionales.
También eximió a la ejecutiva de otros cargos y no consiguió llegar a un acuerdo sobre varias de las once imputaciones que enfrentaba.
Holmes, de 37 años, enfrenta la posibilidad de pasar años en la cárcel, en un caso que ha puesto en los juzgados una línea divisoria entre la innovación tecnológica y la deshonestidad criminal.
La expromesa del Silicon Valley fundó Theranos a los 19 años. Afirmaba que la empresa revolucionaría la industria de los exámenes de diagnóstico con máquinas que podrían emitir rápidos resultados con apenas unas gotas de sangre, un proyecto que atrajo a inversionistas muy importantes y la hizo multimillonaria a los 30 años.
Imperio derrumbado
Fue considerada la próxima figura del mundo de la tecnología y recaudó millones de dólares de inversionistas que apostaron en su empresa. Sin embargo, su imperio se derrumbó cuando el diario The Wall Street Journal publicó un informe en que sostuvo que sus máquinas no cumplían con la funcionalidad prometida y que la ejecutiva podría haber engañado a inversionistas y pacientes.
Holmes colocó los logotipos de gigantes farmacéuticos como Pfizer y Schering-Plough en los informes de Theranos que elogiaban la tecnología de su empresa para analizar exámenes de sangre, y que eran después enviados a los inversionistas.
Esto lo hizo sin la autorización de esas compañías, lo cual fue una pieza clave en los argumentos de la Fiscalía que sostenían que ella deliberadamente intentó aumentar la credibilidad de Theranos para ganar respaldo financiero.
Fingirlo hasta conseguirlo
Theranos atrajo a importantes figuras como el magnate de los medios Rupert Murdoch, el exsecretario de estado Henry Kissinger y el exsecretario de Defensa James Mattis.
Aunque todos estaban en la lista de testigos, la defensa sólo convocó a Holmes, y argumentó que ella creyó en Theranos y trabajó intensamente en el proyecto pero falló.
Holmes también responsabilizó a su exsocio y exnovio Ramesh “Sunny” Balwani, un empresario casi veinte años mayor que ella quien era su mano derecha en Theranos.
Al punto de lágrimas, la estadunidense le aseguró al jurado que Balwani la maltrató y la obligó a tener relaciones sexuales, acusaciones que él refutó.
Balwani enfrentará otro juicio por su papel en Theranos, cuyos cargos él rechaza.
El caso ha causado repercusión en Estados Unidos, por colocar en el banquillo a una figura del mundo de la tecnología y por colocar en la mira la ambiciosa cultura de los emprendedores.
No es común ver a fallidos emprendedores del Silicon Valley enfrentar cargos por fraude.
Uno de los más repetidos clichés del mundo de las nuevas empresas es “finge hasta que lo consigas”, que sustenta la idea de convencer a la gente para invertir enormes cantidades de dinero con la esperanza de que un día alcanzarán el éxito prometido.