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Pugna en el mundo entre democracia y autoritarismo: Biden

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El presidente estadunidense, Joe Biden, ayer en la Cumbre por la Democracia que reunió de manera virtual a más de 110 representantes de gobiernos y de la sociedad civil. Foto Ap
10 de diciembre de 2021 08:51

Nueva York. La democracia está en grave peligro en el mundo, incluso en el país anfitrión, fue el mensaje de la llamada Cumbre por la Democracia convocada por el presidente Joe Biden, quien declaró que éste es el desafío que definirá nuestros tiempos, mientras algunos críticos señalan que Estados Unidos primero debería reparar la propia, antes de ofrecerse como árbitro mundial.

Al inaugurar la cumbre de dos días realizada de manera virtual con la participación de más de 110 gobiernos y representantes de la sociedad civil, incluidos sindicalistas, académicos, activistas y representantes del sector privado, Biden advirtió: estamos en un punto de inflexión en la pugna entre las fuerzas prodemocráticas y las autoritarias en el mundo, y sostuvo que ahora la democracia necesita campeones.

Al señalar el retroceso de la democracia a nivel internacional, preguntó: “¿permitiremos que este retroceso de (…) la democracia proceda sin frenarla, o juntos tendremos la visión (…) y la valentía para, una vez más, encabezar la marcha del progreso humano y la libertad hacia adelante?”

A diferencia de la retórica oficial durante las últimas décadas del autoproclamado líder mundial de la democracia, en esta ocasión el presidente reconoció que su propio país está enfrentando desafíos y ataques contra sus propias instituciones y hasta el sufragio efectivo, al afirmar: aquí en Estados Unidos sabemos, igual que todos, que renovar nuestra democracia y fortalecer nuestras instituciones requiere de esfuerzos constantes.

La vicepresidenta Kamala Harris, poco más tarde, subrayó: sabemos que nuestra democracia no es inmune a las amenazas y como ejemplos destacó que el 6 de enero (el asalto al Capitolio para evitar la certificación de los resultados de la elección presidencial) sigue teniendo gran presencia en nuestra conciencia colectiva, y las leyes para suprimir el voto que han sido aprobadas en muchos estados, son parte de un esfuerzo intencional para excluir a los estadunidenses de participar en nuestra democracia.

El secretario de Estado, Antony Blinken, quien encabezó la sesión plenaria, porque Biden aparentemente tenía otras cosas más urgentes que atender, afirmó que “nuestras democracias enfrentan crecientes desafíos en todo el mundo (…) La falta de confianza de los ciudadanos en el gobierno está aumentando, hay amenazas a las instituciones democráticas y hemos visto una drástica recesión de la democracia en años recientes”.

Por alguna razón parte de la sesión plenaria de líderes fue realizada a puerta cerrada, sin medios, aparentemente porque para poder hablar abiertamente de transparencia, rendición de cuentas y derechos democráticos, los funcionarios públicos requerían privacidad.

Los tres pilares de la cumbre son la defensa contra el autoritarismo, enfrentar la corrupción y la promoción y defensa de los derechos humanos.

Biden anunció un nuevo fondo de 424 millones de dólares para lo que bautizó la Iniciativa Presidencial para la Renovación Democrática que impulsará el trabajo internacional de Washington para apoyar la libertad de medios, reformistas democráticos y la lucha contra la corrupción internacional. Una parte de estos fondos serán canalizados por la agencia oficial de asistencia exterior USAID para apoyar y defender a medios y periodistas independientes en otros países.

Supuestamente los gobiernos invitados deben ofrecer compromisos sobre cómo buscarán defender y proteger a la democracia, y hasta donde se entiende, los que cumplan serán invitados de regreso a otra cumbre el próximo año (la cual se espera sea presencial), según la Casa Blanca. Biden repitió su consigna favorita: Estados Unidos va a liderar con el ejemplo.

Sin embargo, no se determinó qué se haría si el país anfitrión no logra cumplir con sus propios compromisos.

Biden, al inicio de la cumbre, señaló que estaba dedicado a promover un par de proyectos de ley para asegurar el derecho básico al voto en su país, algo que ha dicho repetidamente pero que no ha logrado, y hoy esas iniciativas están estancadas en el Congreso. Por ahora, el país que insiste en llamarse líder de la democracia aún no puede garantizar el sufragio efectivo en su propio país; de hecho, se está suprimiendo e incluso anulando por un torrente de leyes estatales impulsadas por republicanos.

Más aún, la intentona del golpe de Estado del pasado 6 de enero sigue bajo investigación en el Congreso, con los autores intelectuales de la llamada insurrección –incluido el ex presidente Donald Trump y sus colaboradores– rehusando cooperar con los legisladores y, más aún, continúan promoviendo la versión de que el actual gobierno es ilegítimo. Algunas fuerzas derechistas están llamando abiertamente a una guerra civil.

Por ello, algunos críticos de esta cumbre señalaron que tal vez no es momento para que Estados Unidos intente recuperar su lugar como líder mundial en este y otros rubros en esta coyuntura. Nuestra democracia está en un ventilador. Necesitamos reconstruirla en casa antes de salir a predicar a otros países, comentó Katrina vanden Heuvel, directora de The Nation, en una entrevista con Democracy Now.

A la vez, la definición de quienes son o no guardianes de la democracia y con ello determinar quiénes son los buenos y los malos provocó críticas a Washington –incluidas las de los embajadores de China y Rusia–, respecto de que esta cumbre estaba contagiada de cierta nostalgia por los tiempos de la guerra fría y revive tensiones innecesarias.

La lista de invitados provocó interrogantes, pues los países que son opositores y críticos de Estados Unidos no fueron requeridos, mientras países que se alinean o son considerados aliados, pero que están violando derechos democráticos, sí fueron convocados a formar parte de lo que Biden llamó una comunidad global por la democracia.

Así, China y Rusia no fueron invitados (pero Taiwán sí, provocando la irritación de los chinos), como tampoco Cuba, Bolivia y Venezuela (pero sí se invitó a Juan Guaidó), pero sí Pakistán, India, Brasil, Colombia, Filipinas y Polonia, donde hay serias violaciones a las normas democráticas, incluidos los derechos humanos.

Este viernes se realizará el segundo y ultimo día de la cumbre (https://www.state.gov/summit-for-democracy/).

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