Ciudad de México. Centenares de familias, de entre cinco a siete integrantes, viven hacinadas en cuartos que no rebasan los 30 metros cuadrados, justo en los alrededores del predio La Montada, donde se anunció la construcción de un nuevo proyecto de vivienda que beneficiará a las organizaciones asentadas de manera irregular en la zona, todas escisiones del Frente Popular Francisco Villa.
El polígono donde se construyeron los campamentos de los diferentes frentes de los Panchos Villa es propiedad del Gobierno de la Ciudad de México y fue invadido hace más de 30 años. El predio se extiende desde el Eje 5 Sur, en la colonia Renovación, hasta Chinampac de Juárez y de Prolongación Plutarco Elías Calles a Telecomunicaciones, sobre la avenida Guelatao, en Iztapalapa.
Las estimaciones del número de familias que habitan en los campamentos varían de 3 mil a 5 mil personas, porque se trata de varias organizaciones que cada vez buscan extenderse para ganar territorio.
La noticia del nuevo proyecto generó en los moradores el deseo de ver cumplida su demanda de vivienda tras años de vivir hacinados y en la precariedad, comentaron los representantes.
El predio conocido como La Montada tiene 4 mil metros cuadrados y lo tiene en resguardo y posesión
el Frente Popular Francisco Villa Independiente. Justo a escasos metros de la barda que lo limita, hay más de 300 cuartos de los agremiados de esta organización, que serán de los primeros beneficiados.
Somos nosotros los desalojados desde hace 15 años. Hemos cuidado y protegido que no lo invadan. Además, hemos tenido procesos durante todo este tiempo y hay 622 familias que esperan tener una vivienda digna
, manifestó Alicia Hernández, representante del frente.
Lamentó que se hable de acuerdos y mesas de trabajo con organizaciones y a ellos, que colindan con el predio y lo tienen en resguardo, ni siquiera los hayan notificado, pero su postura es clara: No vamos a permitir que nadie entre y vamos a defender nuestro espacio
, advirtió durante la asamblea que el sábado realizaron en La Montada.
Sin embargo, así como el independiente, las otras organizaciones que ocupan la zona también quieren conocer el proyecto. La mayoría se enteró por los medios de comunicación; otros expresaron que sus líderes hacen negociaciones con autoridades del gobierno central.
Vivir en los pequeños cuartos, algunos todavía de láminas de cartón, no ha sido fácil para las familias, comentó Luz, quien antes de responder preguntas voltea a su alrededor y verifica que nadie la observe, como si temiera que la escuchen hablar con gente que no es del campamento. No en vano están las pintas que advierten de posibles linchamientos.
En los campamentos, los mismos habitantes se dotaron de servicios y construyeron sus redes de agua y drenaje. Entre los pasillos se pueden ver improvisadas instalaciones de energía eléctrica con palos y alambres que sostienen los cables de las bajadas que hicieron de los transformadores.
El baño es compartido y los estrechos pasillos, donde difícilmente pueden caminar, son tendederos, patio de entretenimiento y su paso para transitar.
Mejorar su condición resulta complicado porque hay desde diableros de la Central de Abasto, hasta comerciantes que se vieron afectados por la pandemia.