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Paco Ignacio Taibo II / La democratización del libro y la lectura / La Semanal

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Paco Ignacio Taibo II. Foto Arturo Campos Cedillo
05 de diciembre de 2021 10:17

Paco Ignacio Taibo II (Gijón, 1949) es multifacético: es el mayor impulsor de la nueva novela negra en México –creó al detective Héctor Belascoarán Shayne–, ha participado en múltiples documentales, escribe sin parar –es autor de decenas de libros–, está fascinado por la investigación histórica y su divulgación, participó en el movimiento estudiantil de 1968, es un gran promotor de la lectura, ha sido un activista social infatigable y actualmente dirige el Fondo de Cultura Económica, la casa editora más relevante de América Latina, con casi nueve décadas de actividad ininterrumpida. De todo eso da cuenta el ensayo que precede a la conversación con el escritor nacido en Asturias: una entrevista sobre la colección de libros de literatura mexicana 21 para el 21 del FCE, que implica la distribución gratuita de millones de volúmenes en todo el país.

 

En México sí se lee

Hemos destruido el tópico de que en México nadie lee. Eso no es cierto, siempre y cuando sepas cómo acercarte y llevarle los libros a la gente”, explicó Paco Ignacio Taibo II (Gijón, 1949) en las páginas de El País al periodista Jacobo García en julio de 2016, refiriéndose a la “Brigada para leer en libertad”. La iniciativa era llevar la lectura a los barrios más pobres de Ciudad de México. Continúa esa ardua labor, ahora como director del Fondo de Cultura Económica y a través del proyecto 21 para el 21, que implica la distribución gratuita de millones de libros en todo el país.

El periodista cultural Héctor González destacó las estrategias del escritor: “Paco Ignacio Taibo II, actual titular del Fondo de Cultura Económica, esbozó los tres ejes a seguir: reforzar la lectura en niños y adolescentes, brindar mejor y mayor acceso a los libros y lanzar una campaña de promoción en medios de comunicación.”

Activista social infatigable y autor de decenas de libros, ha sido publicado en veintiocho países; ha ganado tres veces el Premio Internacional Dashiell Hammett a la mejor novela policíaca; el Premio Francés 813 a la mejor novela negra extranjera publicada en Francia; el Premio Bancarella en Italia al libro del año y el Premio Nacional de Historia INAH. Es el mayor impulsor de la nueva novela negra en el país.

 

La novela negra latinoamericana

Taibo II aseveró al periodista Javier Cuartas que “la literatura necesita distancia, pero si existiese una literatura de respuesta inmediata, ésa sería la novela negra, porque hunde sus anclas en lo cotidiano, también en el lenguaje”. Continuó: “La novela negra latinoamericana ha entrado ahora en una etapa de búsqueda de otras cosas que contar, bien una novela de aventuras más integral, la historia o una novela urbana con elementos mixtos de fantasía y género negro.” Es el creador de Héctor Beloascarán Shayne, el detective más conocido de la narrativa policíaca mexicana.

Recientemente publicó en Planeta Todo Belascoarán. La serie completa de Héctor Beloascarán Shayne. Su personaje, convertido en referencia obligada de los lectores de novelas negras, es un detective independiente que habita un mundo lleno de corrupción y de muerte. Todo Belascoarán incluye Días de combate, Cosa fácil, Algunas nubes, No habrá final feliz, Regreso a la misma ciudad y bajo la lluvia, Amorosos fantasmas, Sueños de frontera, Desvanecidos difuntos y Adiós, Madrid.

En el ensayo “Paco Ignacio Taibo II y la reconstrucción del espacio cultural mexicano”, M. Paz Balibrea-Enríquez –investigadora de la Universidad de California, San Diego– afirma:

El género literario que hoy día se conoce en México como el neopolicíaco, aparece en la mitad de los años setenta [del siglo XX] con la publicación de la novela Días de combate (1976), que narra en clave de novela policíaca negra las peripecias de un recién estrenado detective “independiente”, Héctor Belascoarán Shayne. Su autor, Paco Ignacio Taibo II, no es sólo el primer y más prolífico cultivador de esta nueva modalidad del género, sino también el promotor fundamental del movimiento, hasta el punto de que éste no se explica sin él. Taibo II acuñó el término neopolicíaco, y construyó todo un programa de objetivos y requisitos para él, manifiestos que de forma más o menos fragmentaria se pueden leer en las muchas entrevistas a las que se presta. 

 

El escritor prolífico

Taibo II es autor, entre otros libros, de Sabemos cómo vamos a morir, Yaquis, la trilogía Patria, Cuatro manos, La bicicleta de Leonardo, La vida misma, Retornamos como sombras, Sombra de la sombra, Cuentos incompletos, Bolcheviques, 68, El olor de las magnolias, La libertad, la bicicleta, Pancho Villa, Ernesto Guevara, también conocido como el Che, Los libres no reconocen rivales, De paso, El Álamo, Héroes convocados, Que sean fuego las estrellas, Tony Guiteras, El cura Hidalgo y sus amigos, El general orejón ese, Sólo tu sombra fatal, El ciego, la cabeza y el golpe, Olga Lavanderos, Arcángeles. Doce historias de revolucionarios herejes, La lejanía del tesoro, Temporada de zopilotes y El retorno de los Tigres de la Malasia.

 

El documentalista

Paco Ignacio Taibo II se ha aproximado al mundo audiovisual en diversas ocasiones. Ha participado en los documentales Patria –en los que trasladó su trilogía a la pantalla y destaca la historia de México entre 1854 y 1867–, Los días de Ayotzinapa –docuserie que disputa el informe del gobierno mexicano sobre cómo y por qué desaparecieron 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa–, El Che, El Álamo. Una historia no apta para Hollywood, La Historia no contada de México. A la búsqueda del padre de la patria –sobre Miguel Hidalgo y Costilla–, Madero y la decena trágica, Pancho Villa, aquí y allá, El muro y el machete –documental que explica la revolución cultural encabezada por los muralistas mexicanos–, Roque Dalton. El poeta guerrillero, Temporada de zopilotes y Pancho Villa toma Zacatecas, entre muchos otros.

 

La trayectoria

En el ensayo “Literatura de la memoria”, Reyes Martínez Torrijos escribió:

Francisco Ignacio Taibo Mahojo es ensayista y narrador, con una predilección por el género policíaco. Su obra se caracteriza por la visión de la literatura: además de “proyecto político, también es sociología, es espacio de diversión y también memoria colectiva de un pueblo y un país”. Así, es creador de personajes obsesos por la toma de posición ante la realidad que los agobia: periodistas, detectives, políticos; y al parejo, rescata sujetos históricos como Pancho Villa, Ernesto Guevara, Guillermo Prieto, Vicente Riva Palacio, Sebastián San Vicente.

Repasa su trayectoria vital: nació en Gijón, Asturias, el 11 de enero de 1949. Por la ideología de izquierda de su entorno, se marchó de España junto con su familia en 1958, durante la dictadura franquista, para instalarse en México, donde reside desde la infancia.

Estudió en las facultades de Filosofía y Letras y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, y en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Martínez Torrijos recuerda que el autor siguió el camino paterno, convirtiéndose en escritor y periodista –añadió el “II” para evitar la homonimia. Publicó su primera novela en 1976: Días de combate. En ella aparece por primera vez Héctor Belascoarán Shayne, quien se convierte en detective en Ciudad de México.

Taibo II le narró la génesis de la serie: “Nace de que cierta vez alguien me dijo que no podía haber novela policíaca en América Latina, que ése era un género anglosajón, y como me encanta la idea de llevar la contraria...” A la vez sugirió:

Nace también de mi gusto por la novela policíaca como material de lectura, de la idea de que sociedades como la mexicana podían percibirse de una manera más clara y más directa si se ven a través del hecho criminal, pues lo criminal es lo que revela la esencia de la sociedad. La novela policíaca tiene la virtud de desentrañar los laberintos que articulan el crimen de Estado, el abuso del poder, la delincuencia cotidiana que surge desde la base de la sociedad.

En 1982 publica Héroes convocados, un ajuste de cuentas por los sucesos de 1968. En esta novela, ficción y realidad se entretejen para reflejar un ambiente de suyo enfermo de irracionalidad”, escribió Martínez Torrijos. Taibo II es uno de los pioneros de la nueva novela negra en América Latina. Fue participante del movimiento estudiantil de 1968 y en 1986 fundó la Asociación Internacional de Escritores Policíacos. Hasta 2012 fue el director del festival literario La Semana Negra de Gijón.

 

La divulgación histórica

Reyes Martínez Torrijos destaca otra de las vertientes de la escritura de Paco Ignacio Taibo II: la investigación histórica y su divulgación. Ernesto Guevara, también conocido como el Che (1996), Arcángeles. Doce historias de revolucionarios herejes, (1998) y Pancho Villa. Una biografía narrativa (2006) son ejemplos.

Sobre el rescate histórico Taibo II asegura, conforme a Martínez Torrijos: “Uno de los grandes problemas de este país es su falta de memoria. Entonces, por los mismos motivos por los que me hice historiador, para llenar un vacío, un hoyo en nuestro pasado, es por lo que aprovecho ese oficio para entrarle a la novela. He descubierto una serie de historias por contar, además de que creo que éste es un buen momento para la novela histórica.”

 

El camino de la literatura

Martínez Torrijos recupera el siguiente planteamiento de Taibo II: “La escritura es el acto de producir en palabra escrita un libro, mientras que la literatura es el fenómeno mediante el cual el libro empieza en el escritor y termina en el lector. […] Hay una especie de olvido de la esencia del camino literario. El camino de la literatura es el problema del encuentro entre el escritor y el lector. La literatura se produce cuando alguien lee lo que uno escribe y no antes.”

 

Contra la corrupción

En una conversación con el periodista Héctor González, el creador de Héctor Beloascarán Shayne dijo: “La esencia de lo criminal está oculta en la sociedad y aparece cíclicamente. Quizá ha cambiado en tanto que los maestros en Oaxaca ya no son reprimidos. Quizá una investigación sobre los Halcones ya no será encubierta. Pero los temas siguen debido a la corrupción que arrastramos desde hace años.” Continuó: “Sigo viviendo con el espíritu del ’68 encarnado a la mala. Mis indignaciones de los últimos meses tienen que ver con el mal estado del sistema de salud que nos dejaron los gobiernos priistas y panistas. Negocios turbios en las compras de medicinas. Hospitales sin camas ni departamentos de radiología. Quizá algún día me anime a escribir sobre esto, pero requiero de una investigación que ahora no se puede hacer por la pandemia. Yo necesito calle para hacer literatura.”

 

La noche es mi territorio

En la entrevista afirmó a Héctor González: “Sigo escribiendo. Nunca abandoné los hábitos nocturnos. La noche es mi territorio, ahora duermo menos. Ni modo, es parte del castigo. Además, soy un funcionario que se mueve en un campo de mucha vitalidad. Parte de mis labores consiste en leer todo el tiempo y en organizar campañas de fomento a la lectura que llegan a comunidades marginadas. Mi trabajo en el Fondo de Cultura Económica implica una gran riqueza creativa. Me coloca en el mundo de lo leído y eso produce una reflexión sobre mi propia escritura.”

Siguió: “Las novelas policíacas que me gustan son aquellas que tienen una reflexión social. No me es suficiente con el gancho anecdótico y criminal. No me es suficiente saber quién lo hizo, necesito saber el porqué y el dónde. […] La novela policíaca explora la parte oculta e intenta ver aquello que el periodismo no. A partir de elementos especulativos escarba. En una sociedad donde se levantaba la alfombra para esconder la basura, la novela policíaca sí es reivindicativa.”

 

Las visiones de la muerte

En la obra de Taibo II la muerte circunda a sus personajes. En Cuatro manos escribió sobre el arte de la novela y los miramientos de la existencia: “Una novela seria tiene que ser irreverente, despertar la comedia en la nueva vida, porque el nuevo hombre quiere reír; pero no descartará el amor, porque estos tipos aman más y mejor que nosotros; y no escapará del melodrama, porque son tiempos dramáticos y cada uno de nosotros tiene claras ideas sobre la fragilidad de la vida y la muerte personal.”

En cuanto a la contraposición entre la existencia y el cese de la misma: “Hay continuos efectos de espejo en estas historias graves en las que vida y muerte andan jugando”, aseveró el escritor en Amorosos fantasmas. En El retorno de los Tigres de la Malasia plantea una perspectiva de la escritura y lo finito:

En un cuaderno de notas, de los muchos que he llenado a lo largo de mi vida, localizo una cita. El cuaderno es viejo, no puedo recordar si lo que anoté en su día era una frase de Emilio Salgari, o mía a propósito de Salgari. Se encuentra en una página en la que también copié las conclusiones del doctor Herr, médico del escritor, sobre su mitomanía y su esquizofrenia aguda. Trato de rastrear el origen de la sentencia sin éxito. Encuentro muchas variaciones, como la frase que Joseph Brodsky escribió sobre Montale: “En lugar de imitar a la vida, el arte imita a la muerte, imita a ese reino sobre el cual la vida no ofrece ninguna noción”; o la de Sydney Pollack: “No hago películas para imitar a la vida.” Pero no encuentro la frase del cuaderno. No sabré si le pertenece a Emilio o es de otro autor. Renuncio. Es la cita obligada para empezar este libro. Valga pues, más allá de la autoría: No es la literatura la que debe imitar a la vida, es la vida la que debe imitar a la literatura.

Suscribo la frase que Brodsky, según Taibo II, escribió sobre Montale: “En lugar de imitar a la vida, el arte imita a la muerte, imita a ese reino sobre el cual la vida no ofrece ninguna noción.” En “Un gramófono en la selva”, parte de Retornamos como sombras, el escritor concibió una imagen fúnebre y a la vez poética del final de la vida: “De la herida salía humo, como si la muerte fumara.” De esta manera, el postulado de Taibo II resalta el estrecho vínculo entre la finitud y la literatura.

 

21 para el 21: el efecto balsámico de la literatura

Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica, compartió la lista de títulos que integran la colección 21 para el 21.Cada uno de ellos cuenta con un tiraje de 100 mil ejemplares, cuyas impresiones y distribución fueron financiadas por el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado. La colección es distribuida masiva y gratuitamente por todo el país y crea el hábito de la lectura entre los jóvenes y entre diversos grupos marginados o excluidos de la República de las Letras. Los libros también se entregan a personas jubiladas, a estudiantes de escuelas rurales, a policías y guardias nacionales y a reclusos, entre muchos otros.

Para Taibo II “la literatura tiene un efecto balsámico”. En entrevista conversamos sobre el desarrollo de 21 para el 21, la función del Fondo de Cultura Económica en la sociedad mexicana, la búsqueda de equilibrio entre los títulos de la colección y la campaña para la difusión de la lectura.

 

Deseas un país de lectores. Con la colección 21 para el 21 fomentas la cultura en la población y pones a su alcance una diversa oferta literaria. Hay libros sobre las épocas de la Independencia, la Reforma, la Revolución y los primeros años de postrevolución en México. Es importante el recorrido de la historia literaria del país a través de veintiún ejemplos. ¿Cuál fue el criterio de la selección de los títulos que componen 21 parael 21?

Quisimos cubrir una época. El presidente nos propuso que abarcáramos una etapa posterior a la llamada Conquista. Entonces, el comité editorial del Fondo de Cultura Económica comenzó a proponer títulos. La Presidencia hizo lo mismo. Todo fue realizado para conseguir un equilibrio. Es una operación muy grande. Dentro de la armonía, la colección ofrece la posibilidad al lector de elegir, de que reflexione: “Éste sí me interesa. Éste no.” En ocasiones tropezamos con obstáculos, como el dilema de los derechos de autor. Encontramos más libros sobre la Independencia que sobre la Reforma, por ejemplo. Y escogimos en función del equilibrio mencionado.

Publicaron Crónicas de amor, de historia y de guerra, de Guillermo Prieto, con prólogo de Pedro Ángel Palou. La obra de Prieto es muy extensa. ¿De qué manera procedieron en la elaboración de la antología?

Que se reunieran algunas de las crónicas de Guillermo Prieto fue una cuestión personal. Quería que estuviera el Prieto cronista en la colección. Leí las obras completas. El libro es un abanico de piezas literarias geniales.

Edith Negrín Muñoz escribió el prólogo a Antología de poesía mexicana del siglo XIX. ¿Cómo fue el desarrollo del libro de poetas decimonónicos, cuya selección fue hecha por Ezra Alcázar?

No podíamos publicar muchos libros de poesía en la colección, pero decidimos realizar una gran antología. El lector podrá seguir a los autores insertos en un libro concebido como una puerta a la poesía. Ezra Alcázar se dio a la tarea de realizar la antología.

Entre los veintiún títulos hay poesía, teatro, cuento, novela y crónica, que dan constancia de diversas épocas del devenir mexicano.

Queremos volver más popular la función del Fondo de Cultura Económica en la sociedad mexicana. Detonamos la curiosidad. El lector puede entrar a una época por distintas puertas. Teníamos que elegir los libros adecuados. Queríamos una historia más ordenada de la Independencia. Tras darle algunas vueltas al tema elegimos La revolución de Independencia, de Luis Villoro.

Incluyeron una novela inclasificable: El libro vacío, de Josefina Vicens. ¿Por qué decidieron incluir un libro de esa naturaleza?

Fue un acto de justicia, como en los casos de Muerte en el bosque, de Amparo Dávila, de Tiene la noche un árbol, de Guadalupe Dueñas, de Y Matarazo no llamó…, de Elena Garro, y de Río subterráneo, de Inés Arredondo. Dijimos: “Aquí están las escritoras geniales que crecieron en una época en la que la literatura estaba dominada por hombres.” Son autoras excepcionales que están en la colección.

Muerte en el bosque, de Amparo Dávila, es un ejemplo maravilloso de la literatura fantástica mexicana. ¿Cuál es la trascendencia de la literatura fantástica en la selección?

La trascendencia reside en que es sabido que los jóvenes se acercan más a la literatura fantástica que a otro tipo de literatura. Planeamos una nueva colección destinada a esos lectores, aunque no exclusivamente –a cualquier edad un lector puede sumergirse en ese tipo de literatura. Incluiremos más narrativa fantástica, novela policíaca y ciencia ficción.

El primer título es La revolución de Independencia, de Luis Villoro, libro fundamental donde el autor analiza elementos situacionales y la dinámica de la Historia. ¿Qué destacas del libro?

Lo primero que me sorprendió cuando releí el libro de Luis Villoro fue que no ha perdido vigencia. Pedimos permiso para modificar el título, para hacerlo más claro. Se titulaba El proceso ideológico de la revolución de Independencia.

 

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