Ciudad de México. Al concluir la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, el cardenal Marc Ouellet, prefecto de Congregación de los Obispos del Vaticano aseguró “en el contexto dramático de la pandemia que no acaba, en este contexto difícil”, la iglesia de la región “vuelve a tomar consciencia de su identidad misionera”.
Al encabezar una misa en la Basílica de Guadalupe, el funcionario Vaticano, en el primer domingo de Adviento, habló que la “esperanza en medio de pruebas y dolores nos afectan tanto como al resto de nuestros hermanos y hermanas en otras partes del mundo”
El presidnte de la Pontificia Comisión para América Latina del Vaticano aseguró que la reunión de una semana, que reunió a laicos, sacerdotes, religiosas, obispo y a cardenales, tendiente a cambiar la iglesia de la región y hacerla más cercana a la realidad, rindió frutos.
“Nuestros días de convivencia presencial y digital han contribuido a fraguar aún más la unidad de este nuestro continente cristiano, mariano y cada vez más sinodal”.
En un mensaje final de la Asamblea los participantes expusieron que “denunciamos el dolor de los más pobres y vulnerables frente al flagelo de la miseria y las injusticias. Nos duele el grito de la destrucción de la casa común (el planeta) y la cultura del descarte que afecta sobre todo a las mujeres, los mi- grantes y refugiados, los ancianos, los pueblos originarios y afrodescendientes”.
También lamentaron “el impacto y las consecuencias de la pandemia que incrementa más las desigualdades sociales, comprometiendo incluso la seguridad alimentaria de gran parte de nuestra población” y que les llega “el clamor de los que sufren a causa del clericalismo y el autoritarismo en las relaciones, que lleva a la exclusión de los laicos, de manera especial a las mujeres en las instancias de discernimiento y toma de decisiones sobre la misión de la Iglesia, constituyendo un gran obstáculo para la sinodalidad”.
En la Basílica el cardenal Ouellet, expuso que “concluimos una hermosa etapa de nuestro peregrinar sinodal aquí en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, como signo profético de gratitud por la protección y la presencia de María Santísima durante la semana intensa de escucha, fraternidad y entusiasmo por nuestra fe que acabamos de vivir”.
Consideró que la “primera asamblea eclesial de América latina y el Caribe es un signo profético que revela un despertar de la fe en el Espíritu Santo, que enciende el amor por todo ser humano, y sobre todo por los más débiles, vulnerables y marginados.
Conminó a que “hagamos cada vez más progresos en la vivencia del amor, de la escucha sincera de la diversidad, de la paciencia para integrar la participación de todos, en la alegría que brota de la comunión fraterna y sinodal”.
Al concluir la ceremonia religiosa el arzobispo Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) consagró a La Guadalupana las las 22 conferencias episcopales de la región presentes en cinco territorios, y así “hacer posible una iglesia sinodal, en salida y misionera”.
Agradeció la presencia también de fieles y prelados de Estados Unidos y Canadá y a todos los hermanos del continente que nos siguieron en redes y en radio”.
Ouellet llamó a orar por los afectados por el “terremoto violento de ata mañana en Perú”.