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“Pesan” a Morena vicios que arrastra de otros partidos

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Después de los comicios de 2018 Morena se enfrascó en una batalla interna que fue una pérdida de tiempo, señala Delgado. Foto José Antonio López
14 de noviembre de 2021 09:12

No parece decepcionado, ni muestra signos de arrepentimiento, pero aunque está consciente de que las cosas no andan muy bien en su partido, toma aliento del futuro inmediato para no bajar la guardia. Mario Delgado cumple un año al frente de Morena y sentencia: México no volverá a ser el mismo después de la consulta sobre revocación de mandato. No nos volverá a gobernar un ladrón.

El diagnóstico que hace sobre su partido le duele, pero no evade resultados: Morena extravió la tarea después de las elecciones de 2018. Nos despertamos convertidos en el partido más fuerte de México, pero promete: No seremos otro PRI.

Y reconoce: “Encontramos un partido muy desorganizado, desarticulado en todos sus órganos de dirección, a nivel estatal y a nivel nacional. Después de un largo conflicto interno, donde luego de la elección de 2018 el partido no supo qué le tocaba hacer, se enfrascó en una batalla interna que fue una pérdida de tiempo.

“A mí me tocó entrar ya con un proceso electoral en marcha, con muchos resentimientos producto del conflicto interno, muchas divisiones, y con la necesidad de organizar al partido para enfrentar el proceso electoral más grande de la historia del país.

Nos cambio la realidad. Tras las elecciones, Morena amaneció como el partido más grande de México, el partido en el poder, y uno de los movimientos sociales más importantes del mundo, entonces Morena extravió la tarea, hoy lo tenemos muy claro, Morena debe seguir organizando al pueblo, debe seguir organizando a la gente, para apoyar a la Cuarta Transformación.

–Morena parecía tener un solo fin: ganar la Presidencia de la República con base en el hartazgo de la gente por las formas de gobierno de los otros partidos, pero sin base ideológica clara...

–El lopezobradorismo es el movimiento más grande que hay en el país, es mucho más grande que nuestro propio partido político, que Morena. Sí hay una base ideológica muy clara, es la plataforma con la que gobierna el Presidente de la República, y a la cual el pueblo de México le dio, además, la mayoría legislativa para que lo hiciera posible.

–¿Y los vicios heredados del PRD, no le pesan a Morena?

–Claro que pesan los vicios que se arrastran de otros partidos que hoy participan en Morena, sobre todo porque no alcanzan a entender el diseño que el propio López Obrador y los fundadores hicieron con mucha claridad para que Morena fuera un instrumento de movilización, organización y lucha del pueblo. Morena no tiene dueños, Morena no es de nadie, es de la gente, por eso las principales decisiones las toma la gente. Para saber quiénes serán nuestros candidatos, se les pregunta a través de las encuestas, y muchas veces los conflictos internos se generan por aquellos que pretenden tener privilegios o derechos especiales, cuando Morena debe mantenerse siempre como un vehículo para la transformación.

–¿Y Morena ya maduró lo suficiente como para convertirse en partido?

–Yo creo que está en un proceso de maduración, de lucha por aprender que el interés de las mayorías está sobre cualquier coyuntura electoral. Hemos hecho una gran convocatoria al pueblo de México para que defienda el derecho a participar en la revocación de mandato que tendremos en marzo próximo. Nuestra gran tarea, nuestra gran misión es organizar a la gente para que pueda ejercer de manera masiva ese derecho, y se ratifique el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Además, deber ser un partido organizado que tenga la capacidad de movilizarse para apoyar en coyunturas tan importantes como la que estamos viviendo ahora: la reforma eléctrica, y que presionemos a los otros partidos para que se haga posible mantener la soberanía en materia eléctrica, que es fundamental para nuestro país.

No ve riesgos

–La revocación de mandato parece de pronto como un arma de doble filo. Por un lado, la ratificación del Presidente al mando del país, pero por otro la posibilidad de que sus enemigos, desde la derecha, impulsen una campaña para inhibir el voto y sólo vayan a las urnas los grupos de ese signo, que puedan conformar una mínima mayoría. El Presidente ha dicho que se va si pierde, sin importar el porcentaje. ¿No te parece una apuesta muy peligrosa?

–No, el partido está enfrentando el mayor reto desde su fundación, después de la conquista de la Presidencia, porque López Obrador siempre prometió que la Cuarta Transformación se trataba de darle todo el poder al pueblo, para que tenga no sólo la posibilidad de poner al Presidente, sino de quitar también a aquellos que traicionan, aquellos que saquean las arcas de la nación, o los que vayan en contra del interés general, eso es un derecho que ya se tiene, que se va a ejercer por primera vez y que va a cambiar para siempre a México, porque es asegurar que nunca más tenga presidentes ladrones, asesinos o corruptos. Entonces, nuestro gran reto es movilizar al pueblo de México para que ejerza ese derecho.

“Este es el momento para que Morena deje verse al ombligo y se dé cuenta de cuál es la gran batalla que históricamente le corresponde: la transformación, el apoyo al Presidente, que es también la reforma eléctrica, la revocación de mandato, y seguir conquistando espacios de poder.

En 2022 vamos a ganar seis gubernaturas, y la meta fundamental de Morena es seguir contribuyendo al cambio de conciencia en el país, y que esa sea la herencia de este partido de la transformación.

–¿Supones derrotada a la derecha?

–Pues le ganamos en el 21, hace algunos meses. Utilizaron todos los recursos que tenían para que nuestro movimiento no ganara la mayoría en la Cámara de Diputados, y fracasaron, y tan fracasaron que la ley de ingresos se aprobó sin que se cambiara una sola coma. En el presupuesto de egresos se privilegia la inversión en los programas sociales, en los proyectos de infraestructura del gobierno y se erradican los moches.

–Morena no parece ser un solo partido, una sola idea. Hay un Morena en Zacatecas, otro en Quintana Roo, otro en la Ciudad de México, y parece que ninguno camina en el mismo sentido, ni a la misma velocidad. ¿Ya es hora de que la presidencia de Morena llame en serio a la unidad?

–El llamado a la unidad es a partir de que todos queremos que el proyecto de transformación siga adelante. No hay pretexto para el conflicto interno, para algún interés personal, particular, nuestra responsabilidad es que en marzo salgamos triunfantes de manera contundente. Cualquier distracción sería imperdonable, cualquier distracción nos enfrentaría al juicio de la historia.

–¿Y las traiciones?, ¿hay tiempo para una depuración?

–Seguramente habrá traiciones, seguramente habrá quien esté impulsando el conflicto interno, la divisiones, pero en la medida que mantengamos a Morena como instrumento del pueblo, no van a tener éxito, porque el pueblo ya decidió que quiere que esta transformación continúe.

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