Ciudad de México. Con la dulce malicia del felino que deja escapar a la presa para darle el zarpazo fatal, Saúl Canelo Álvarez noqueó a Caleb Plant en el undécimo asalto, cuando parecía que la pelea se le salía de las manos. Anoche en Las Vegas, el tapatío se convirtió así en el primer mexicano, y latinoamericano, en conquistar todas las fajas (CMB, AMB, OMB y FIB) de una división, la supermediana. Canelo ahora es el rey.
En ascenso, como un motor clásico que necesita combustión para alcanzar su mejor rendimiento, Canelo fue creciendo hasta llegar a su máximo poder, el más letal. Caleb Plant padeció en su cuerpo ese despliegue cruel del mexicano.
Sin embargo, Canelo no encontraba cómo descifrar a un rival que lo tenía bien estudiado. Plant llegó con una gran estrategia defensiva, la guardia como blindaje y la cintura elusiva. Recursos que el mexicano ha afinado hasta convertirlos en argumento de sus victorias. Pero el pelirrojo no había enfrentado un estilo que resultara un acertijo sobre la lona.
El momento que esperaba Canelo llegó en el undécimo episodio, un gancho izquierdo que tambaleó a Plant. Después una derecha demoledora y el estadunidense casi se iba a gatas; se levantó por dignidad, pero sin nada que ofrecer, sólo la oportunidad para que Canelo luciera con un nocaut indiscutible y se convirtiera en el rey de los supermedianos.
Me costó trabajo descifrarlo. Mis respetos para Caleb Plant, le dije que no se avergonzara por lo sucedido, que era un gran peleador
, dijo Canelo al final de la pelea, que culminó con un grito: ¡Viva México, cabrones!
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