Nueva York. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas manifestó este viernes su "profunda" preocupación por la ampliación del conflicto en el norte de Etiopía e instó a las partes a que pongan "fin a las hostilidades y negocien un alto el fuego duradero".
Asimismo, los miembros del organismo manifestaron su "seria preocupación por el impacto del conflicto en la situación humanitaria (...) así como en la estabilidad del país y la región", según un comunicado leído por el presidente, el embajador de México Juan Ramón de la Fuente.
El máximo órgano de la ONU para el mantenimiento de la paz tenía previsto realizar en la tarde de este viernes una reunión bajo el epígrafe "Paz y Seguridad en África" donde iba a analizar la situación de Etiopía, pero, tras el retraso de una hora, se decidió posponer la reunión para la próxima semana .
Mientras tanto, los 15 miembros acordaron en el comunicado instar a las partes en conflicto en el país africano a que "refrenden los incendiarios mensajes de odio y la incitación a la violencia y la división". Asimismo piden el acceso "seguro y sin trabas" de la ayuda humanitaria y el restablecimiento de los servicios públicos.
Unos 20 millones de personas, según la ONU, necesitan ayuda humanitaria, incluidos los siete millones que sufren directamente el conflicto en la región de Tigray, según el portavoz adjunto de la ONU, Farhan Haq.
El subsecretario de la ONU para Asuntos Humanitarios, Martin Griffiths, inició este viernes una visita a Etiopía, donde se reunió con el primer ministro, Abiy Ahmed, para hablar de la situación humanitaria y las dificultades que hay en el terreno para hacer llegar ayuda a las víctimas del conflicto, en particular en el Tigray. La organización necesita todavía mil 300 millones de dólares para su programa humanitario en el país africano para este año, según la ONU.
Hasta ahora, se han movilizado algo más de mil millones, lo que "dista" de ser suficiente para cubrir las crecientes necesidades humanitarias que está dejando la guerra contra los rebeldes del TPLF, que estalló hace un año cuando el gobierno federal envió al ejército para destituir a las autoridades disidentes en respuesta a supuestos ataques contra bases militares federales.
Los rebeldes del Tigray han avanzado más allá de su región y el miércoles afirmaron haber tomado la localidad de Kemissie, en la región vecina de Amhara, a 325 kilómetros de Adís Abeba. Hasta ahora, ambos bandos han hecho oídos sordos a las peticiones de Estados Unidos y de la comunidad internacional para establecer un alto el fuego e iniciar negociaciones.
Estados Unidos urgió este viernes a sus ciudadanos que abandonen Etiopía "lo antes posible".