Spokane. Los costos de limpiar un enorme complejo de armas nucleares en el estado de Washington suelen expresarse en cientos de miles de millones de dólares y suponen décadas de trabajo.
Pero un proyecto en la reserva nuclear de Hanford está progresando a un precio mucho menor.
El gobierno del presidente Joe Biden está avanzando en el “encapsulamiento” de ocho reactores de producción de plutonio en Hanford, lo cual consiste en almacenarlos a largo plazo para permitir que la radiación en su interior se disipe durante décadas, hasta que puedan ser desmantelados y enterrados.
“Es relativamente no costoso", dijo Mark French, un administrador que labora en el Departamento de Energía de Estados Unidos, con respecto al encapsulamiento. “Los costos de intentar desmantelar el reactor y demoler el núcleo del reactor serían altísimos y pondrían en riesgo a los trabajadores”.
El gobierno federal construyó nueve reactores nucleares en Hanford con el fin de fabricar plutonio para bombas atómicas durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Las instalaciones, situadas a orillas del río Columbia, contienen la mayor cantidad de residuos radiactivos de Estados Unidos.
Actualmente, los reactores están cerrados y yacen como fortalezas de cemento cerca de la ciudad de Richland, en el sureste de Washington. Seis de ellos ya han sido almacenados a largo plazo, y otros dos van en esa dirección. El noveno reactor fue transformado en un museo como parte del Parque Histórico Nacional del Proyecto Manhattan.
Si bien la Segunda Guerra Mundial terminó en 1945 y la Guerra Fría en 1989, Estados Unidos sigue pagando miles de millones de dólares al año para eliminar los residuos nucleares producidos por las armas atómicas que desempeñaron un papel importante para poner fin a esos conflictos. El mayor gasto corresponde a la eliminación de un enorme volumen de residuos líquidos procedentes de la producción de plutonio, componente clave de las armas nucleares.
La limpieza de Hanford, que cuenta con unos 11 mil empleados y un tamaño equivalente a la mitad de Rhode Island, comenzó a finales de la década de 1980, y ahora cuesta unos dos mil 500 millones de dólares al año.