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Llamado a la movilización por la defensa de la Reforma eléctrica

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Foto Cuartoscuro /Archivo
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03 de noviembre de 2021 23:13

 

Tenemos enfrente al mejor ejército del mundo,

pero nosotros somos los mejores hijos de México

y nos quieren arrebatar nuestra patria. 

(Arenga del general Ignacio Zaragoza antes de la batalla del 5 de mayo de 1862)

 

Compañeras y compañeros:

Los tiempos están cambiando.

Después de 36 años ininterrumpidos de gobiernos neoliberales, fraudes electorales, corrupción, prácticas entreguistas, saqueo de recursos naturales, estrategias de sobreexplotación y políticas antisociales, la 4-T acumula ya tres años de importantes triunfos populares.

Se ha eliminado la presidencia frívola, corrupta y corruptora; se han ganado derechos laborales y de género; se ha democratizado el ejercicio del poder público; la mayor parte de los índices delictivos va a la baja; México vive un ambiente de libertad; el Ejecutivo federal ha renunciado a la represión como instrumento de gobierno; se reconstruye el sistema de salud; se reactiva el campo; se construye una nueva relación, basada en la dignidad y el respeto, entre el país y sus pueblos originarios; la pandemia de covid-19 muestra signos de remitir, ha subido el salario mínimo como nunca antes en la historia; se rescata el sector energético; se recuperan la soberanía y la respetabilidad de México en la comunidad internacional; se apoya a la gente de manera efectiva y tangible. Sin embargo, los esfuerzos son muy desiguales, aún dentro del movimiento transformador.

Andrés Manuel es un gran dirigente que se dedica a lo que Antonio Gramsci llamaba la “gran política”. Busca transformar a la sociedad, no ha perdido la iniciativa, marca la agenda, impulsa leyes progresistas y programas sociales, y diariamente contrarresta el discurso mentiroso de los grandes consorcios mediáticos. Prometió que no nos iba a fallar y no nos ha fallado. El equipo de gobierno hace un gran esfuerzo para activar al elefante reumático, y todos los días enfrenta con resolución a los poderes fácticos. Nuestros legisladores también se esmeran en aprobar leyes que benefician al pueblo y limitan las lógicas monetaristas. Muchos de nuestros funcionarios estatales y municipales también hacen un gran esfuerzo a favor de la transformación.

En cambio, Morena, el órgano político de la 4T, ha cumplido sólo parcialmente su tarea. Hemos reaccionado en ciertas coyunturas y, en las elecciones de 2021, ganamos once de quince gubernaturas y la mayoría en la Cámara de diputados. Pero nos hemos extraviado en lo que Gramsci llamaba la “pequeña política”: hemos perdido mucho tiempo en pleitos internos, en debates menores, en litigios jurídicos. Esto nos ha distraído de nuestra tarea fundamental que es movilizar a la sociedad para impulsar y defender la 4T. La gran política cambia a la sociedad; la pequeña política la grillasólo le importa a los involucrados.

En el debate interno, Armando Bartra dijo, con toda razón, que la responsabilidad mayor del partido no es respaldar y defender al presidente, sino impulsar en la sociedad su proyecto de país; transformar a la sociedad integralmente y desde abajo es algo que el gobierno no puede hacer y a lo que el partido está obligado. Morena no está realizando este trabajo y esto pone en riesgo todo lo que hemos logrado.

Los compañeros que vienen de las experiencias de izquierda de América Latina nos advierten que no basta gobernar para el pueblo; que hay que gobernar con el pueblo, en las calles. Sin embargo, mantener las calles movilizadas es de suyo complicado cuando se es gobierno, y la pandemia lo tornó imposible.

Los avances de la 4T son impresionantes y no tienen precedentes, pero son más frágiles de lo que creemos. Si el partido se desactiva, se pervierte, se desvincula de los movimientos sociales o pierde la iniciativa, la derecha y los intereses corporativos extranjeros pueden revertir los procesos de cambio.

La derecha mantiene importantes posiciones de poder: controla los órganos electorales y las comisiones reguladoras, está enquistada en buena parte del Poder Judicial, cuenta con gubernaturas y presidencias municipales y también, desde luego, con funcionarios del gobierno federal que hacen labor de zapa. Sobre todo, tiene el poder del capital. En suma, la derecha sigue siendo muy poderosa, está activa y tiene una estrategia clara y definida. Ha tejido alianzas con los movimientos más reaccionarios del mundo, incluso con los fascistas de VOX y tiene detrás de sí el poderío formidable de las energéticas transnacionales, capaces de derribar gobiernos y destruir países.

Pero además de su músculo financiero, tecnológico y diplomático, los consorcios energéticos poseen centros de pensamiento e inteligencia, medios informativos nacionales e internacionales, organizaciones civiles de fachada y una influencia enorme en los organismos financieros mundiales.

En Morena se encuentran las mujeres y los hombres más dignos de México, los más generosos, los más resueltos, los más conscientes, y todos están dispuestos a jugársela por el bien del país. Nuestra organización está obligada a ser el motor de la transformación; a movilizar a la sociedad. Eso es hacer “gran política”.

A finales del 2021, el futuro de la soberanía energética de México está en el aire. El presidente ha presentado una iniciativa de Reforma Eléctrica que busca rescatar a la Comisión Federal de Electricidad del saqueo neoliberal y que plantea que el litio que se encuentra en nuestro territorio es propiedad de la nación. En el Congreso, nuestra coalición no tiene los votos suficientes para aprobar esta iniciativa y va a ser necesario negociar con otros partidos para sacar adelante la iniciativa. El debate de la Reforma Eléctrica no debe quedarse en las Cámaras, donde la oposición está sobrerrepresentada. La mayoría del pueblo de México está a favor de la iniciativa del presidente, pero es indispensable que ese respaldo se traduzca en movilizaciones masivas. Esta Reforma se tiene que aprobar con el voto de Morena y de sus aliados en el Congreso y con el pueblo en las calles. Nuestro partido está obligado a ser la vanguardia de esta lucha. Debe ser el reflejo de la sociedad que queremos construir.

Nuestra primera tarea es ganar el debate y llamar al pueblo de México a la movilización contra la dictadura de los intereses corporativos y a favor de un régimen nacionalista. ¡Sólo el pueblo puede salvar al pueblo!

Dejemos de lado la pequeña política. Hagamos gran política. ¡Vayamos a la movilización! Nuestra gran tarea de los próximos meses es levantar a la nación para defender la Reforma Eléctrica. Formemos, a lo largo y ancho del país, miles de Comités de Defensa de la 4T; desde allí defenderemos la soberanía energética.

A pesar de sus problemas y su parálisis parcial, Morena está en pleno crecimiento y su tarea más urgente es convencer al pueblo de México de defender la soberanía energética y, al mismo tiempo, impulsar la renovación del mandato de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador. La mejor forma de hacer esto es la movilización. Si nos movilizamos para defender la soberanía energética y la ratificación del mandato, reforzaremos a nuestro partido movimiento y podremos contrarrestar la oposición de los partidarios del viejo régimen.

En las semanas y meses próximos la 4T y la nación entera estarán jugándose su futuro en la aprobación de la Reforma Eléctrica, indispensable para la soberanía y el futuro de México, y la consulta de revocación de mandato, crucial para avanzar en la construcción de la democracia participativa en el país. Con la primera podemos alcanzar la autosuficiencia energética y restablecer el dominio de la nación sobre sus recursos naturales; con la segunda, tenemos la posibilidad de convertir en una práctica los principios contenidos en el Artículo 39 constitucional: el pueblo soberano tiene el derecho inalienable de cambiar en todo momento su forma de gobierno. El resultado de las gestas que tenemos por delante será tan determinante para el futuro de la nación como lo fueron en su momento la lucha contra el invasor francés y la Expropiación Petrolera de Lázaro Cárdenas.

La historia no va a perdonarnos si en este momento decisivo permanecemos paralizados y enzarzados en minucias de pequeña política.

Dejemos atrás, pues, los rencores, el sectarismo, los pleitos por cargos y los intereses personales o de facción. La tarea es recuperar las calles, formar brigadas para convencer a los que dudan. Para ello es necesario que este Consejo llame a la ciudadanía en general a formar Comités de Defensa de la 4T, para promover la soberanía energética y la democracia popular en la revocación del mandato.

La patria nos requiere, compañeras y compañeros. Es el momento de refrendar que somos un partido en movimiento y que aquí están las y los mejores hijos de México.

ATENTAMENTE

Felipe Ávila, Rafael Barajas (El Fisgón), Armando Bartra, Mario Delgado, Héctor Díaz Polanco, Enrique Dussel, Pedro Miguel, Blanca Montoya y Consuelo Sánchez.

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