Glasgow. En la Cumbre Climática de Glasgow (COP26) se anunciaron los dos primeros compromisos de calado: un plan global para reforestar los bosques del mundo, que podría alcanzar hasta el 85 por ciento de las reservas naturales y como fecha límite el 2030, y la reducción de hasta un 30 por ciento de las emisiones de metano, el gas al que se señala como uno de los principales responsables del calentamiento globlal. Todavía son planes incipientes, pero el compromiso, con firma de más de 100 países en cada uno de ellos, se celebró como una buena noticia.
Los principales impulsores de los acuerdos fueron Estados Unidos, con su presidente, Joe Biden, esforzándose por dejar atrás la imagen que dejo su predecesor, Donald Trump, en este tipo de encuentros y que incluso decidió sacar a su país del Acuerdo de París; también el Reino Unido, anfitrión de la COP26 y que desplegado toda su maquinaria diplomática para que sea un éxito, y la Unión Europea (UE), una región que a pesar de que sólo representa el 6,7 por ciento de la contaminación global es una de las más comprometidas por consolidar y extender en el mundo lo que llaman la “economía verde”.
Cuidar y reparar los bosques es una de las tareas más apremiantes para reducir la temperatura del planeta, eso busca el acuerdo de 100 países para la reforestación mundial y revertir la deforestación para el año 2030. Entre los países que se han sumado al pacto, además de los impulsores, destacan China, la Unión Europea (UE), Brasil, Rusia, Colombia, Congo e Indonesia. Los 100 países que rubricaron el acuerdo de reforestación representan alrededor del 85 por ciento de los bosques en el mundo.
De momento se trata de una declaración, que ya firmaron Joe Biden, Boris Johnson, Xi Jinping, Jair Bolsonaro, Vladimir Putin e Iván Duque, con la mirada puesta en proteger vastas áreas forestales, que van desde la taiga del este de Siberia hasta la cuenca del Congo, hogar de la segunda selva tropical más grande del mundo. Precisamente por eso es tan importante la presencia y el apoyo del gobierno del Congo. A partir de ahora empieza lo más difícil, que es llegar a un de acuerdo para sumar cerca de 20 mil millones de dólares para ayudar a los países en desarrollo a reducir la deforestación, restaurar tierras degradadas y hacer frente a los incendios forestales. Más de 30 inversores del sector privado proporcionarán al menos 7 mil millones de dólares y los gobiernos de los países más ricos, 12 mil, pero los plazos también son amplíos: entre el 2022 y el 2025.
El premier británico Johnson explicó que “con las promesas sin precedentes de hoy, tendremos la oportunidad de poner fin a la larga historia de la humanidad como conquistadora de la naturaleza y, en cambio, convertirnos en su custodio”.
Más de 100 países se han unido al Compromiso Global por el Metano, una iniciativa liderada por Estados Unidos y la Unión Europea, para reducir las emisiones del potente gas de efecto invernadero en por lo menos 30 por ciento para la próxima década. Infografía Graphic News
Los científicos han explicado que los bosques son ecosistemas fundamentales para absorber, neutralizar y fijar dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero de la atmósfera. Sin embargo, el valor de la madera como producto básico y la creciente demanda de tierras agrícolas y de pastoreo están dando lugar a una tala generalizada y, a menudo, ilegal de bosques, especialmente en los países más pobres.
La organización Global Forest Watch señaló además que los bosques proporcionan alimentos y medios de vida, ayudan a limpiar el aire y el agua, benefician la salud humana, son un hábitat esencial para la vida silvestre, regulan las lluvias y ofrecen protección contra inundaciones.
Por eso mismo advierten los movimientos ecologistas del inminente fracaso del plan si no se dotan de fondos lo antes posible, “no podemos esperar hasta el 2025”, advierte Jo Blackman, jefe de política forestal y defensa en Global Witness, que dio una rueda de prensa, en la que explicó que “si bien la Declaración de Glasgow tiene una impresionante variedad de signatarios de países ricos en bosques, grandes mercados de consumidores y centros financieros, corre el riesgo de ser una reiteración de compromisos fallidos anteriores si carece de fuerza.
Mientras que al acuerdo para reducir el metano en un 30 por ciento para el año 2030 se han sumado ya 103 países, que suponen, según calculos del gobierno de EU, el 70 por ciento de la economía mundial y son responsables de casi la mitad de las emisiones antropogénicas de metano. Además, de EE UU y la UE, también están dentro Brasil, Indonesia, Canadá, Arabia Saudí y el Reino Unido, si bien entre las ausencias destacan tres de los grandes emisores: China, Rusia y la India.
Biden presentó él mismo el plan, pero llegó con retraso, al igual que ocurrió en la sesión inaugural -en la que le tuvieron que esperar más de media hora- y le tuvo que sustituir los primeros minutos John Kerry, que es el principal abanderado de esta causa de la administración estadunidense. Biden, además de los retrasos, también ha sido noticia por quedarse dormido en los discursos más encendidos por la defensa de la tierra.
Además, en la segunda sesión de los líderes, Australia se comprometió a llegar a las cero emisiones en el año 2050 “sin renunciar al carbón”, ya que este país, además de ser uno de los países más contaminantes también es uno de los mayores exportadores de carbón en el mundo.
Mientras que el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, anunció que “la joya de la biodiversidad de su país y un auténtico laboratorio viviente”, las Islas Galápagos, serán zonas protegidas y de las reservas marinas para garantizar su pervivencia.
Más de 100 países, que albergan 85 por ciento de los bosques del mundo, prometieron detener y revertir la deforestación para 2030 en el primer compromiso importante en la cumbre climática COP26. Infografía Graphic News