Glasgow. La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, la emisión sin tregua de dióxido de carbono y el aumento de la temperatura en el planeta está provocando un cambio muy profundo en el clima, alerta la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en un informe que concluye: la nueva normalidad
ahora son las olas de calor extremas en todo el mundo, las inundaciones y los desastres naturales cada vez más graves.
La OMM hace un balance de los últimos siete años, incluido el actual, en el que se asevera que se vive la época más caliente de la historia y con mayor concentración de gases de efecto invernadero. Una mezcla que ha convertido a la tierra en un territorio inexplorado
y que se debe a la tendencia continuada de aumento de las temperaturas.
Además, la OMM advierte que el aumento en el nivel del mar se ha acelerado desde el año 2013, lo que ha supuesto que en la actualidad se siga produciendo el fenómeno del calentamiento de los océanos y su acidificación.
El informe está elaborado a través de múltiples agencias de Naciones Unidas (ONU), así como de las asociaciones de meteorología e hidrología y de numerosos científicos expertos en la materia. Otra de las conclusiones más llamativas del informe, que se presentó este domingo en Ginebra para hacerlo coincidir con el inicio de la Cumbre Climática de Glasgow (COP26), es que los impactos de estas alteraciones en el clima provocan una inseguridad alimentaria grave y latente y el desplazamiento de muchas personas, debido sobre todo a las catástrofes naturales –incendios, olas de calor, inundaciones–.
António Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), explicó en un video publicado en la presentación del informe que éste refleja las evidencias de los científicos que muestran cómo el planeta está cambiando delante de nuestros ojos. Desde los océanos más remotos hasta las montañas más altas, desde los glaciares más imponentes hasta los ecosistemas y comunidades más variados alrededor del mundo. El mundo está siendo devastado. La COP26 debe suponer un punto de inflexión para las personas y el planeta
, explicó.
Entre los ejemplos que cita el informe destacan que por primera vez llovió, en lugar de nevar, en los picos de Groenlandia; o que una ola de calor en Canadá y el norte de Estados Unidos alcanzó cerca de los 50 grados centígrados, según se registró en una villa de la Columbia Británica. O que el Valle de la Muerte, en California, registró temperaturas de hasta 54.4 grados y que algo parecido ocurrió en algunos parajes de los países del Mediterráneo. Y el calor excepcional ha venido acompañado de incendios devastadores
, alerta el informe.
La OMM advierte que cerca de 90 por ciento del calor acumulado en la Tierra es almacenado en el océano, pero por encima de 2 mil metros de profundidad el mar se siguió calentando en 2019 y llegó a un nuevo récord que de nuevo se ha superado en 2020. El océano absorbe aproximadamente 23 por ciento de las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono a la atmósfera y se está acidificando.
Más aún, el pH de la superficie del océano se ha reducido en los últimos 40 años hasta alcanzar un nivel más bajo que los últimos 26 mil años. Si el pH del océano decrece, también lo hará su capacidad de absorber CO2 de la atmósfera, asevera la OMM.
Otros fenómenos han sido las lluvias devastadoras e inéditas en China y en Europa, que provocaron pérdidas y daños por miles de millones de dólares, o la reducción del caudal de los ríos en la zona tropical del sur de América que ha causado un daño profundo en la agricultura, el transporte y la producción de energía.
El nivel del mar, que ha aumentado 2.1 milímetros anuales entre 1993 y 2002, subió 4.4 mm por año en el periodo 2013-2021, es decir el doble de rápido, y esto contribuye a que la pérdida de masas de hielo y de glaciares se acelere, añade la OMM.
El secretario general de la organización, Petteri Taalas, responsable del informe, lo resumió con una conclusión: los eventos climáticos más extremos son la nueva normalidad
. Y que hay muchos científicos que han constatado la evidencia de que esos actos de la naturaleza descontrolados son fruto del cambio climático inducido por la huella del hombre.
El informe expone cómo en los últimos diez años, los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y las crisis económicas han incrementado tanto su frecuencia como su intensidad y alerta sobre que todos estos efectos combinados se han exacerbado con la pandemia del Covid-19, que han incrementado el hambre y la inseguridad alimentaria, en particular en países como Etiopía, Sur de Sudán, Yemen y Madagascar, entre otros.