Ciudad de México. Las estrellas de carrizo, que son la representación de Xolotl, el guía de nuestros difuntos y son la tradición más arraigada en Tláhuac, se elaboran en el pueblo de San Francisco Tlaltenco, explica Alyett Beceriil, sucesora de un negocio familiar que engloba arte y tradición en este Día de Muertos.
Mi mamá, Paula Noguerón, no fue la que inventó la estrella, ya había, pero ella tuvo la iniciativa de hacerla, pues la necesidad y el gusto de tener una estrella le llevó pues a hacer el negocio hace 24 años”, recordó.
Así que, lo que empezó como necesidad de sustento se ha convertido en una ocupación familiar que contribuye a preservar una tradición con reconocimiento mundial.
“Estrellas Paula”, que inició en el patio de la casa familiar y ahora está ubicado en un local comercial sobre la concurrida avenida Tláhuac, ha logrado posicionarse como el punto de referencia para adquirir este simbólico adorno de la festividad de Día de Muertos.
Con ayuda de su hermano, tías, tíos y cuñados realizan todo el proceso para la elaboración de estas artesanías, desde cortar las ramas de carrizo, que ellos mismos cultivan, limpiarlas y cortarlas para hacer el armado de la estrella.
Una vez lista la estructura, se forra y adorna de acuerdo a la petición del cliente y todo el proceso, que es artesanal, lleva aproximadamente cuatro horas para que la estrella quede lista para su venta, aunque “la ganancia no es mucha”, reconoció.
De acuerdo con el mito prehispánico, Quetzalcóatl al llegar al Mictlán (región de los muertos), necesitaba pasar por un río (apanohuaia), es entonces cuando llamó a su nahualli Xolotl que es un perro, cumpliendo su objetivo y con la ayuda de su perro guía, logra cruzar con bien.
Xolotl también es la representación de la “Estrella Venus”, la estrella vespertina, que sirve como guía.