Quito. Con bloqueos temporales de vías en varias provincias, inició este martes un paro nacional en contra de la política económica y el alza del precio del combustible dispuesta por el presidente ecuatoriano Guillermo Lasso, en el poder desde mayo.
Los primeros reportes de incidentes aislados se produjeron en las provincias de Imbabura, Pichincha, Pastaza, Los Ríos y Azuay, donde la vía Panamericana fue interrumpida con troncos y otros objetos, aunque una fuerte presencia policial la despejó momentos después.
Uno de los temas que más ha irritado a los indígenas, sindicalistas y otros grupos sociales es la suba mensual del precio de los combustibles, uno de los cuales, la gasolina extra, ha pasado en poco más de un año desde 1.48 dólares por galón a 2.55 dólares.
Otro de los elementos que mantienen bajo tensión a los sindicalistas es una reforma laboral que promueve el mandatario y que entre otros elementos propone la flexibilización de las relaciones laborales con contratación a tiempo parcial o con contratos temporales, para generar empleo a siete de cada 10 ecuatorianos que no tienen trabajo estable.
Los sindicalistas rechazan la iniciativa alegando que es una precarización de la actividad laboral.
El presidente Lasso publicó en su cuenta de Twitter “que imperen la ley y el orden. Tenemos la obligación de proteger a todos los ciudadanos honestos de este país”.
En la capital, a primera hora de la mañana se registró cierta escasez de transporte público, pero a medida que avanzaba el día la situación fue normalizando.
La ministra de Gobierno, Alexandra Vela, dijo en su cuenta de Twitter que "ratificamos que respetamos el derecho a la protesta siempre que sea de manera pacífica. No permitiremos que se cierren las vías y se afecte el derecho a la libre movilidad de los ciudadanos”.
La Confederación de Nacionalidades Indígenas y el Frente Unitario de los Trabajadores, los mayores gremios de su tipo, y otras organizaciones sociales y campesinas convocaron a las protestas.
En 2019 una protesta indígena en contra de la suba de los combustibles, que puso al país al filo del rompimiento democrático del gobierno del entonces presidente Lenín Moreno, terminó después de casi dos semanas de violentas acciones en todo el país con saqueos, ataques a la Asamblea y el incendio del edificio de la Contraloría, entre otros. Tras las protestas Moreno dio marcha atrás con la medida.