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China apoya sin chantajes; EU lo hace a cambio de privatizaciones

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La ideología nos la dejaron y la recuperamos. Pero, si no se es antimperialista, no se es revolucionario, afirma Evo Morales en la entrevista con ‘La Jornada’. Foto Marco Peláez
23 de octubre de 2021 09:27

El ex mandatario boliviano Evo Morales dio una entrevista exclusiva a La Jornada. En la primera parte, expresó su malestar con la nominación de Jeanine Áñez al Premio Sájarov a la libertad de conciencia por un grupo de integrantes del Parlamento Europeo. Y narró su salida de Bolivia rumbo a México en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana. En esta segunda parte, analiza las posibilidades de la integración latinoamericana, el papel de China en la región y la situación de su país.

–¿Cómo ve el proceso de integración latinoamericana? ¿Cree que el libre comercio puede ser una herramienta para acercar a los países del continente o cuáles debieran ser los ejes para hacerlo?

–Nuestro modelo económico no se basa en el libre comercio. Es un comercio de complementariedad, de solidaridad. Esto nos ha permitido garantizar el crecimiento económico pero también una nueva política en la redistribución de la riqueza.

“Puede ser que en algún continente, en Europa o Asia, algún producto sea competitivo. Si queremos reducir las profundas diferencias económicas, el tema del comercio es de complementariedad.

“Nosotros hemos avanzado con base en la participación del Estado y no solamente con base en el mercado. La única forma de integrarnos es la complementariedad. Qué mejor que debatir qué políticas, qué programa, qué proyectos benefician a la gente humilde, a la que necesita la presencia del Estado. La gran ventaja de nuestra experiencia es combinar la lucha de reivindicación social con planteamientos de cambios estructurales.

“Veo con muchas esperanzas a América Latina. Todas las políticas y doctrinas de Estados Unidos van fracasando. Casi no hay Grupo de Lima. ¿Dónde está la Alianza del Pacífico?

Por supuesto, tenemos debilidades, pero el próximo año casi es segurísimo que se ganen algunas presidencias. No estamos tan mal en Chile, tampoco en Colombia. Hay esperanza. Si su resultado es bueno, vuelve América Latina a los tiempos de Kirchner, de Hugo Chávez, de Correa.

–¿Cómo ve la presencia China en América Latina? ¿Es una ayuda o es un obstáculo?

–Cuando estaba de presidente, no había acuerdo con Estados Unidos. No solamente por una cuestión cultural o política, sino por conocer cuál es el rol del capitalismo en el imperialismo. Es importante tener aliados de ciertas potencias, no imperios, como Rusia, China, India y algunos países de Europa. Eso también ha sido nuestra fortaleza. Y, sin miedo o amenazas, tener alianzas con Cuba, Venezuela o Irán.

“Como presidente, me visitó el embajador de Estados Unidos. Me pidió una reunión de emergencia. Yo tenía la agenda llena, y le dije: ‘Embajador, sólo tengo a las 5 de la mañana’. A las 5 de la mañana se presentó, pero solo. Porque antes –escúcheme bien, hermano periodista– cuando el embajador de Estados Unidos llegaba al palacio, su seguridad lo tomaba. Me dijo: ‘Usted no puede tener relaciones diplomáticas con Cuba, Venezuela ni con Irán’. Yo lo hubiera sacado en ese momento, pero, por respeto, le respondí: ‘Vamos a tener relaciones con todo el mundo, de respeto mutuo. No necesito ninguna instrucción, ni recomendación’.

“En 2008, el embajador estaba financiando a nuestros opositores para el golpe de Estado, para el separatismo. Iba a reuniones reservadas con gobernadores opositores como Rubén Costas. Me acuerdo exactamente. Estaba lanzando un programa de nuevos empleos para jóvenes. Explicaba y explicaba y los jóvenes no aplaudían. Aproveché ese momento y dije: ‘Tengo un problema serio con la embajada de Estados Unidos. El embajador está conspirando. Decidí declarar persona no deseable al embajador de Estados Unidos’. Los jóvenes aplaudieron eso y no el empleo.

“Lo decidí sin consultar a nadie. A veces hay que tomar ese momento con fuerza y valentía. El vicepresidente me llama y me dice: ‘¿Qué pasó Evo? Si no puedes estar con esta persona está bien’.

“Agarré el coche y pasando por la cancillería llamo al canciller David Choquehuanca. ‘David, le digo, acabo de declarar persona no deseable al embajador de Estados Unidos. Usted, con una nota, oficialice’.

“‘¿Qué? –me dice–. Yo hasta me reuní con el embajador de Estados Unidos. Ahora entiendo su reacción. Se levantaba, se sentaba, estaba incómodo’.

“Cada país tiene su forma, su estilo. China apoya el desarrollo sin chantajearnos, sin condicionarnos. Estados Unidos apoya pero a cambio de la privatización de los recursos naturales y de servicios básicos, además de condicionar la lucha contra el narcotráfico. China sí te da crédito, no te pone ninguna condición. Esa es la profunda diferencia. Igual Rusia y otros países.

En mi experiencia, estamos peleados con un imperio, pero no con otras potencias. Nos equilibramos bien para que Bolivia no quede aislado. Ser presidente es hacer buenos negocios para tu país. Eso aprendí y estamos en esa tarea.

–Pareciera que en los últimos días la derecha en Bolivia se ha reanimado y han salido a la calle con movilizaciones y protestas. ¿Tienen algún futuro?

–Es todo mediático. Lamento mucho decir que algunos medios de comunicación son peor que la bomba atómica. Cada día destrozan la mente de las nuevas generaciones. Aunque también hay medios de comunicación que orientan. Pero hay otros que sólo se basan en su mentira. Que usan la llamada libertad de expresión para humillar, para ofender. Las últimas guerras e intervenciones militares se hicieron gracias a unos medios de comunicación que están sometidos.

“Las ‘protestas’ son un tema mediático. El lunes 11 de octubre, la derecha convocó a paro y el paro fracasó. En algunos barrios o lugares hubo paro forzado y pagado. El 12 organizamos la gran movilización del wiphalazo.

“El 11 de octubre demuestra que, después de la pandemia y la dictadura, el pueblo quiere trabajar. Hay que levantar su economía. Lamentablemente en Bolivia hemos tenido dos enemigos: la dictadura destruyendo la economía y la mala atención de la pandemia.

“Dejamos el desempleo en 4 por ciento: ellos lo dejaron con 11 por ciento. Ahora el hermano presidente Lucho la ha bajado a 9 u 8 por ciento. En 2019 estaba previsto el crecimiento económico de más de 4 por ciento, y con el golpe acabamos en 2 por ciento, y el año pasado con decrecimiento de 11 por ciento. Ahora estamos sobre 4 o 5 por ciento de crecimiento económico.

“El pueblo de Bolivia es consciente. Primero quiere levantar su economía y trabajar, no quiere paro. Se equivocaron y esta es una nueva lucha.

En Bolivia tenemos una nueva derecha, simultáneamente fascista, populista y racista, que usa a los movimientos populares. Antes no había eso. Sin embargo, son pequeños grupos. El pueblo está fuerte.

–Usted está hoy al frente de su partido, el MAS, y del movimiento social. ¿Qué tan compleja es la relación con un gobierno de su mismo partido?

–La gestión pública está bajo el liderazgo de Lucho Arce. Nuestro presidente es quien decide. Evo, como presidente de las federaciones, no puede estar chantajeando o condicionando. Tengo la obligación de sugerir, de evitar problemas y él, Lucho, de gestionar. Nuestra responsabilidad es cuidar la parte ideológica y fortalecer el potencial del MAS-IPSP, unir, no dar problemas. Es importante la lealtad. No tanto a Evo ni a Lucho, sino a los principios que nos dejaron nuestros antepasados. Esta lucha viene de hace 500 años. Hay que ser leales a nuestros abuelos, a Túpaj Katari, Zárate Willca, Bartolina Sisa, a Bolívar.

“No hemos inventado los principios. La ideología nos la dejaron y la recuperamos. Pero, si no se es ­antimperialista, no se es revolucionario. Esa es mi vivencia.

“Para mí, cuando alguien dice, ‘soy independiente, soy neutral’, siempre está con el lado opresor. Eso aprendí del golpe de Estado. Así que esto es un trabajo conjunto. Unos en gestión pública, otros en fortalecimiento para una acción política como el MAS-IPSP, entre la unidad, la lealtad y la disciplina, que garantiza la esperanza de nuestra querida Bolivia.”

–¿Algún mensaje a los mexicanos?

–Quiero decir al hermano presidente Andrés (Manuel) López Obrador, al pueblo, a quienes me han recibido, que realmente me salvaron la vida. Y ahora, con las informaciones del libro (A la mitad del camino), eso está totalmente reconfirmado. Pero también nos ayudaron a recuperar la democracia desde Argentina, Venezuela, Cuba y Nicaragua, Europa y Asia. Así es la lucha. Estamos muy agradecidos por este gran gesto humanitario del presidente López Obrador. Muchas gracias.

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