Su angustiosa travesía concluyó ayer, al cruzar la puerta de la Sala E del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), donde ya los esperaban sus amigos mexicanos –a quienes conocieron hace tres años en China— y con quienes se fundieron en un prolongado abrazo.

Entre lágrimas, los jóvenes no dejaban de agradecer los esfuerzos empeñados por sus amigos y por el Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi), organización que visibilizó el caso e hizo lo pertinente para que la autoridad mexicana diera un viraje en su posición inicial y aceptara brindar protección humanitaria a la pareja.

“Venimos a México para protegernos. Tenemos amigos que nos invitaron a estar aquí, para mantenernos a salvo”, declaró él, tomado de la mano de su compañera, quien tiene siete meses de embarazo. Pidieron mantener sus nombres en reserva por seguridad.

Tras la llegada del Talibán al poder en Afganistán, en agosto pasado, la pareja huyó de su país ante los riesgos para su integridad. Ella trabaja en los medios de comunicación y él es profesor, por lo que eran perseguidos por el nuevo régimen.

Dejaron todo atrás y pudieron llegar a Turquía, desde donde la semana pasada abordaron un vuelo rumbo a la Ciudad de México. Aterrizaron la mañana del miércoles 13 de septiembre, pero fueron detenidos en el filtro migratorio.

De acuerdo con su testimonio, estuvieron redetenidos e incomunicados en el AICM por alrededor de 28 horas, en espacios separados, hasta que los subieron a un avión de Turkish Airlines de regreso a Estambul, cuyo destino final era Irán. El INM argumentó que la pareja “incurrió en inconsistencias” al no acreditar los motivos de su viaje.

“Las autoridades nos dijeron que no teníamos visas humanitarias, por lo que teníamos que regresar a nuestro país. Les dije: ‘ok, si mi visa es de turista, déjame estar en México como turista, puedo procesar mi visa humanitaria aquí. No podemos volver a Afganistán, todo mundo sabe que está bajo control del Talibán. Como ser humano, sabes mi situación, por favor déjame entrar para protegerme’. Pero me dijeron que no”, señaló el joven.

Pese a la retención, se las arreglaron para comunicarse con sus amigos mexicanos, quienes estaban desesperados y sin saber cómo proceder. Hasta que una persona les dio el contacto del Imumi.

La intervención de esa ong fue fundamental y con la combinación de varios factores, finalmente se logró que la Secretaría de Relaciones Exteriores otorgara protección humanitaria a los ciudadanos afganos y se les permitiera su ingreso al país.

Así, se realizaron las gestiones necesarias para trasladarlos a México. El sábado abordaron el vuelo Estambul-Ciudad de México de Turkish Airlines.

Desde muy temprano, ayer sus amigos mexicanos y representantes del Imumi se dieron cita en la Terminal 1 del AICM. Las pantallas informaban que el vuelo había aterrizado en tiempo. Comenzó entonces una angustiosa espera.

De repente, Daniela Vaca –una de sus amigas en México— logró verlos, justo cuando empleados de la terminal aérea revisaban el equipaje de la familia afgana. “Ahí vienen, ahí están”, decían y les hacían señas con las manos, era un símbolo de esperanza, bastaba cruzar una puerta para que los sintieran a salvo.

Vieron entones los prolongados abrazos, las lágrimas, las bienvenidas. Se dieron un tiempo para charlar con los medios. Él tomó la palabra: agradeció a sus amigos, al Imumi, a los medios que difundieron la noticia y a las autoridades mexicanas por permitirles la entrada. Finalmente, dijo, se sienten seguros.

“Éste es un ejemplo que se pudo dar a conocer y se resolvió, pero de cuántos casos nunca nos enteramos. Lo más importante es que llegaron a salvo. En la semana nos reuniremos con ellos para apoyarlos con la situación legal”, indicó Gretchen Kuhner, directora del Imumi.