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Distribuyen libros infantiles de Guadalupe Reyes en cuatro estados

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En la imagen, la pintora oaxaqueña Guadalupe Reyes. Foto Alfredo Valadez Rodriguez
18 de octubre de 2021 15:08

Zacatecas, Zac. Después de un año de trabajo, están listos, impresos y comenzaron a ser distribuidos gratuitamente los libros infantiles para colorear “Corazones”–Amochtla paliztli, y “Dos Espíritus”–Xon xi ma ‘biyá, acompañados de poemas en Náhuatl y Mazateco, con traducciones al español e inglés. Creados por la pintora oaxaqueña Guadalupe Reyes, están siendo enviados a comunidades indígenas y rurales de Veracruz, Oaxaca, Guerrero y Zacatecas.

En entrevista con La Jornada, la joven artista plástica, originaria de la comunidad mixteca La Humedad, en Oaxaca, describió cómo y por qué surgió la idea de estos libros infantiles para ser donados, en una época difícil en términos sociales, políticos y económicos en el país, sobre todo difíciles de comprender, para los menores de edad.

A los 14 años, siendo una adolescente, Guadalupe Reyes emigró a los Estados Unidos, donde además de trabajar, realizó estudios de pintura y escultura, y participó en varias exposiciones colectivas, consiguiendo en el año 2013 ser nombrada “pintora del año” por el Mexican Cultural Committee, en New York. En el año 2017 regresó a México y se instaló en Zacatecas, donde abrió su propia galería-taller.

A la preguntar de ¿cómo surgió la idea de los libros para colorear?, explica qué en septiembre del 2020 se encontraba dibujando, “y me di cuenta de que estaba haciéndolo con muchos detalles —y uno de mis maestros de pintura en Estados Unidos me decía, que no hiciera muchos detalles, porque cuando ya pintes, se pierde—, y al ver mi trabajo pensé que podía aprovechar eso, para hacer unos libros para colorear. Así surgió la idea”.

Pero, aclara, desde el principio con la idea de donar los libros, a niños de comunidades rurales indígenas. Además “también pensé, en ponerle algunos textos, en lenguas originarias, a niños del sur, y la idea fue creciendo”.

Así fue como la idea fue creciendo, y agregó un poema inspirado en cada dibujo: “yo escribí todos los poemas, son 11 poemas por libro y 11 dibujos”. Uno es el libro escrito en Náhuatl, corresponde al de “Corazones”. Guadalupe Reyes los escribió en español.

La investigadora Delfina de la Cruz, de la Universidad Autónoma de Zacatecas y originaria de Chicontepec Veracruz, hizo la traducción respectiva al Náhuatl. Aparte, Kathleen Tacelosky, lingüista profesional, académica e investigadora de la Universidad de Lebanon Valley, en Pensilvania, hizo las traducciones al inglés.

Para Guadalupe Reyes, la inspiración de los dibujos para colorear y los poemas, tuvo su génesis, justo en plena pandemia, dice: “Justo ahora en el periodo de encierro, yo empecé a estudiar mucho de la mística espiritual, de varios países, de la India, las cábalas, mucho sobre la espiritualidad, y de ahí me llené mucho”.

Cuando se vive en Estados Unidos, señala, “no te enteras de la realidad en México, pero ahora que estoy de nuevo en mi país, ya veo las cosas de diferente manera”.

Gran parte de la transformación que dice haber tenido, tiene que ver con los golpes de realidad, ante la violencia cotidiana, la pobreza y la desigualdad cotidianas. Justo durante las últimas semanas de septiembre, a Guadalupe Reyes le ha tocado vivir de cerca la elevada criminalidad que hay en Zacatecas: el robo total a varios negocios, el cierre de otros por las amenazas de “cobro de piso” de supuestos integrantes del crimen organizado, y un asalto directo a ella.

“Y para no sufrir tanto, porque en esta tierra, siempre va a haber retos, problemas, y tenemos que tener una mente muy fuerte, a nivel espiritual para no caerte, y seguir. A mis amigas feministas he platicado y les digo: tenemos que estar fuertes mentalmente, para ayudar a las demás”. En este contexto, dice “yo creo que si no hubiera tenido ese trabajo espiritual que ahora tengo, sí me hubiera asustado mucho”.

El otro libro lo nombró “Dos Espíritus”, y tiene que ver dijo la artista, con el reencuentro de la mujer con la espiritualidad y con la naturaleza. Este contiene los poemas suyos en mazateco. La traducción la hizo la cantante Cecilia Rivera Martínez, originaria de Huautla de Jiménez, Oaxaca —quien es cantante y traductora en su lengua originaria—, y en 2020 fue ganadora del XXV concurso de cuento mazateco organizado por la Secretaría de Educación de Puebla.

Con ambos libros infantiles para colorear, señala “quiero que las niñas y niños tengan ese contacto con mi obra, porque yo nunca había dejado mi obra al desnudo, así, en registro —es decir, en blanco—, porque los niños van a complementar con sus propios colores, mi obra en cada libro. Eso va a ser lo interesante también”.

Sobre todo, añadió, se mantendrá fiel a su estilo, "para seguir reivindicando a la mujer, y sobre todo a la mujer indígena, la mujer mexicana”. En estos libros para colorear, se interesó particularmente en seguir destacando lo mexicano, “nuestras raíces, nuestras lenguas indígenas, las flores mexicanas, los colibríes”.

“La mayoría de los libros infantiles para colorear, son sobre temas muy occidentalizados, hechos por blancos, con personajes de Disney o Hollywood, y eso es justo lo que yo no quería de estos libros para colorear”.

Por otra parte dijo sobre sus poemas: “no es poesía compleja, es poesía sencilla, justo lo que yo quería, que los niños la entiendan, que la gente entienda, porque además aún hay muchos padres en las comunidades rurales que no saben leer”.

Financiada sólo con pequeños donativos de amigos y organizaciones sociales, la primera edición consta de dos mil ejemplares de ambos libros. Para iniciar, se enviarán a Guerrero a las comunidades de Cochoapa, Tlapa de Comonfort, y otras comunidades de esa región guerrerense. También a Tepecxitla en Veracruz y en Oaxaca, además de La Humedad, se regalarán libros en Huautla de Jiménez y en la Esperanza, dice: “Un lugar dónde de chiquita, yo iba a acompañar a mi abuela a vender pan”.

En el caso de Zacatecas, la primera donación fue el pasado 11 de octubre al Instituto de Niños con Lesión Cerebral, cuyos directivos también donaron parte de los recursos para la impresión del libro, ubicado en la comunidad rural de Francisco I. Madero. Sólo un pequeño lote de libros, serán vendidos, para obtener recursos para los envíos por paquetería.

Pero además, la joven pintora ofrece: “si la Secretaría de Educación, o el Fondo de Cultura Económica están interesados, yo puedo donarles los libros, para que los impriman para que se distribuyan en muchos lugares, sin costo, porque para eso es este proyecto, para donación. Yo lo doy. Esa es la razón. Así nació y así quiero que se quede”.

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