Ciudad de México. La región de América Latina y el Caribe es la segunda más propensa a desastres de origen natural en el mundo, de acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Entre los años 2000 y 2019, cerca de 152 millones de personas fueron afectadas a causa de mil 205 desastres, siendo las inundaciones el fenómeno más común en la región, lo que ha representado un total de más de mil millones de dólares por concepto de daños.
Ante esta realidad, es apremiante fortalecer las capacidades a nivel institucional en materia de desarrollo sostenible, gobernanza, resiliencia, cambio climático, gestión integral del riesgo de desastres y políticas públicas, aseguraron especialistas en administración de riesgos.
Durante la ponencia: “La gestión integral de riesgos desde la cooperación internacional”, en el marco del Tercer Congreso Internacional de Gestión Integral de Riesgos y Resiliencia en Ciudades, coorganizada por Zurich, Xavier Moya, coordinador del Programa de Prevención de Desastres en México del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), aseguró que con la suma de la pandemia con desastres climáticos es necesario establecer mecanismos institucionalizados para resolverlos.
Por su parte, Joaquín Toro, coordinador regional de Gestión del Riesgo de Desastres en América Latina y el Caribe para el Banco Mundial (BM), destacó que los riesgos crecen exponencialmente.
“Las amenazas van a ser más complejas cada vez. No sólo es recuperarnos de un desastre, sino evitar la construcción de otros riesgos y aprovechar las ventajas de la tecnología. En un contexto Covid, no impide que no haya un terremoto, por ejemplo, por lo que cada gobierno tiene sus propios riesgos y amenazas que deben saber cómo aminorar el daño”, aseguró Toro.
Para Édgar Chaparro, subdirector senior de Ingeniería de Riesgos de Zurich México, “no hay vacuna contra el cambio climático”, por lo que la inversión para erradicarlo será de suma importancia de aquí a los próximos años.