Ciudad de México. El Congreso de la Ciudad de México recordó en sesión solemne a las víctimas del movimiento estudiantil de 1968 con un minuto de silencio y entre testimonios personales, el recuento de hechos, el repudio a la vinculación de grupos políticos con organizaciones de ultraderecha y consignas políticas.
Testigo y protagonista del movimiento estudiantil en su gestación y víctima de la masacre en Tlatelolco, de encarcelamiento y tortura, el diputado de Morena, Jesús Martín del Campo Castañeda narró vivencias personales y de otros líderes del movimiento para recordar que en ese mismo recinto, Gustavo Díaz Ordaz, lanzó un anatema en contra del movimiento y que desde 1998 luce en su muro de honor la inscripción “Mártires del Movimiento Estudiantil de 1968”.
En su mensaje que dirigió a nombre del grupo parlamentario de Morena, Del Campo afirmó, a 53 años, que el movimiento estudiantil “fue una alborada libertaria interrumpida por la masacre del 2 de octubre. Puedo decir, en la reconstrucción de los hechos: yo estuve allí, estuve en todas las movilizaciones, estuve como estudiante de la Preparatoria número 7 de la UNAM, en calzada de la Viga, fui del comité de lucha de esa escuela, en las movilizaciones no había una descubierta o alguien que dirigiera a todo el movimiento, eran las decisiones del Consejo”.
Resaltó que el estudiantado tuvo una gran capacidad de respuesta “a un gobierno de cara dura, si tenía un rostro horrible algún gobernante, debo decir que era el de Díaz Ordaz, el rostro del autoritarismo, de un hombre ciego de poder, que no tenía límites en su determinación de segar vidas”.
Hoy, agregó, quienes estamos vivos “hemos decido participar de distintas maneras en las luchas” y afirmó que encontró en Morena el lugar desde el cual seguir las transformaciones del país, por lo que sostuvo que “es un despropósito” pretender comparar al gobierno federal y de la ciudad con aquella época y refirió que el presidente Andrés Manuel López Obrador fue también víctima de ese régimen y cuando la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, era muy niña su familia estaba participando en el movimiento.
También con un testimonio personal, la diputada del PRD, Polimnia Sierra Bárcena, fijó el posicionamiento de su grupo parlamentario al narrar la vivencia de un joven de 21 años que ese día salió de su domicilio en la colonia Santa María la Ribera a lo que pensó sería una marcha más, donde escuchó a los oradores bajo el balcón del edificio Chihuahua, después a un helicóptero, luego las luces, dice que vio papelitos caer del edificio de Relaciones Exteriores, y entonces se empezaron a escuchar los tiros”.
Contó el caso de “Tabo”, uno de los sobrevivientes de la masacre, quien fue herido en una pierna y “fue de los afortunados que todavía alcanzaron a ser subidos a una ambulancia, eso le salvó la vida” y del hermano de éste, Enrique, quien salió corriendo detrás de ella.
Refirió que pasado el tiempo llegaron los soldados a levantar del piso a los jóvenes, unos muertos y otros no. A los que quedaron vivos los metieron al convento y “en la madrugada a unos los llevaron al Campo Marte, a otros a Lecumberri y otros más a Santa Martha, allí estuvo mi papá y hoy está aquí”, José Luis Sierra Ortega, quien la observaba desde una de las corraletas del recinto legislativo detrás de las curules.
“Desde entonces –agregó–, mi papá no podía estar en un lugar donde hubiera mucha gente, la primera vez que volvió a salir en la calle para estar en una marcha, yo no lo pude creer porque además no me lo avisó, fue en la marcha del desafuero”.
Antes, la diputada Xochitl Bravo Espinosa, de la asociación parlamentaria Mujeres Demócratas, hizo un recuento de hechos hasta llegar al punto en que Díaz Ordaz acusaba en reiteradas ocasiones al movimiento estudiantil de estar controlado y financiado por el comunismo.
“Hoy en 2021 es inconcebible que haya políticos usando esta misma consigna para crear odio hacia las instituciones democráticas, es una vergüenza para la memoria histórica de un país que lloró las vidas de miles de jóvenes que haya legisladores golpistas que se declaren en contra del comunismo y promuevan el golpismo con organizaciones fascistas internacionales y locales como Vox y el Yunque. La derecha mexicana sigue pensando igual que el asesino Díaz Ordaz, así de caduca está su agenda política”, apuntó.
Para finalizar la sesión, el presidente de la Mesa Directiva, quien antes hizo un sentido reconocimiento al testimonio de Sierra Bárcena, pidió no olvidar “que en este mismo recinto, como se ha subrayado, se intentó justificar la barbarie del 2 de octubre, fue uno de los peores momentos de este recinto, un acto infamante para el pueblo de México”.