Washington. Un número indeterminado de migrantes haitianos podría sumarse a los 12 mil 400 que ya fueron liberados en territorio estadunidense, donde unos 5 mil siguen detenidos tras haber cruzado la frontera con México pidiendo asilo, comentó ayer Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
El número podría ser mayor
, dijo Mayorkas a Fox News, en respuesta a una pregunta sobre la posible evolución de la cifra de 12 mil 400 migrantes que han podido salir de los campamentos improvisados en la frontera entre México y Estados Unidos en los últimos días y que tendrán que comparecer ante un juez de migración para defender su solicitud de asilo.
Mayorkas dio entrevistas en varias de las principales cadenas estadunidenses en busca de desactivar la crisis que golpea a la administración del presidente Joe Biden, acusada tanto de ser permisiva como de haber impuesto deportaciones inhumanas
a Haití.
Los 12 mil 400 migrantes, la gran mayoría de Haití, fueron liberados en Estados Unidos bajo condiciones
, aclaró Mayorkas, al asegurar que su oficina se basaba en la ley vigente a la hora de determinar si los deportaría o no.
Además de esta cifra, unas 2 mil personas han sido deportadas en avión a Haití, 8 mil regresaron voluntariamente a México y 5 mil fueron trasladadas a centros de acogida.
Son estos 5 mil migrantes en detención administrativa los que podrían engrosar la cifra de 12 mil 400, según Mayorkas.
En otra entrevista con NBC el domingo, el funcionario deploró las normas vigentes en materia de migración en Estados Unidos. Estamos trabajando en un sistema completamente roto (...) Nunca he oído a nadie decir que las leyes de migración estén bien estructuradas
.
Todos los migrantes haitianos que se concentraban en Del Río, Texas, abandonaron sus campamentos improvisados el viernes por la noche, según el gobierno estadunidense y Afp. Pero en los próximos días y semanas podrían llegar más.
Vienen más desde el sur
De acuerdo con Reuters, hasta 4 mil migrantes, la mayoría haitianos, están transitando el territorio panameño tras cruzar el peligroso Tapón del Darién, fronterizo con Colombia, en un intento por llegar a Estados Unidos.
En este momento tenemos entre 3 mil 500 y 4 mil migrantes de paso entre las estaciones de recepción migratorias de Darién y Chiriquí
, dijo una fuente del Ministerio de Seguridad, quien solicitó el anonimato. En el grupo también hay cubanos y de otras nacionalidades.
El Tapón del Darién, la región más intransitable y peligrosa de América Latina, marca el inicio de la ruta que siguen decenas de miles de migrantes procedentes de Sudamérica en su búsqueda por llegar a Estados Unidos. Una vez en Panamá, el gobierno les proporciona paso seguro hasta Chiriquí, una región fronteriza con Costa Rica.
Colombia y Panamá acordaron en agosto que 500 personas podrían cruzar por día al istmo, pero funcionarios han pedido repetidamente aumentar la cuota, asegurando que es demasiado baja para seguir el ritmo de los hasta mil 500 migrantes que llegan a diario a Necoclí, en el norte de Colombia.
Actualmente, según el Defensor del Pueblo de Panamá, Eduardo Leblanc, hasta 19 mil migrantes se encuentran en la frontera colombo-panameña, con la esperanza de seguir hacia el norte.
Panamá experimenta una llegada récord de migrantes. El insólito aumento es atribuido, en parte, a la reapertura de fronteras tras la pandemia del coronavirus, lo que provocó que miles de extranjeros quedaran varados en distintos lugares cuando habían comenzado el viaje.
En lo que va del año, han ingresado a Panamá, a través de la selva del Darién, 88 mil 514 migrantes, según cifras del Servicio Nacional de Migración. El istmo pasó de recibir un promedio mensual de 800 migrantes en enero a 30 mil en agosto.
En Guatemala, unos 75 migrantes haitianos y cubanos, entre ellos 14 niños, fueron abandonados en una carretera en el este del país, cerca de la frontera con Honduras, por personas que los transportaban en 20 vehículos de Uber, informó la policía.
Por otra parte, los deportados de Estados Unidos se encuentran a su llegada a Haití con una capital, Puerto Príncipe, cada vez más peligrosa y distópica que la que dejaron; la mayor parte de la población no tiene acceso a servicios básicos como agua potable o electricidad.
Al menos 2 mil 334 haitianos deportados desde Texas han aterrizado aquí en la última semana con sólo 15 a 100 dólares en el bolsillo. Muchos de ellos pisaron el país por primera vez en décadas.
Más que una ciudad, Puerto Príncipe es un archipiélago de islas controladas por bandas en un mar de desesperación. Algunos barrios están abandonados. Otros están atrincherados detrás de incendios, autos destruidos y montones de basura, ocupados por hombres fuertemente armados. El sábado, un periódico local informó de 10 secuestros en las 24 horas previas.
Incluso antes del asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio, el gobierno era débil: el Palacio de Justicia estaba inactivo, Moïse había disuelto el Congreso y el edificio legislativo estaba surcado por balazos.
Los deportados se unen a miles que han sido desplazados de sus hogares, empujados por la violencia, a instalarse en escuelas, iglesias, centros deportivos y campamentos improvisados entre ruinas.
De las más de 18 mil personas que según Naciones Unidas están entre los desplazados en Puerto Príncipe desde que la violencia de las pandillas comenzó a aumentar en mayo, la Organización Internacional para las Migraciones sólo tiene acceso a unas 5 mil, tal vez 7 mil
.