Ciudad de México. Nada para nadie. Sin goles, pero con estadio rebosante como no ocurría desde que inició la pandemia, América y Chivas empataron en el estadio Azteca.

Los de Coapa con un descalabro reciente, los tapatíos con una victoria, pero con la salida del entrenador Víctor Manuel Vucetich.

El clásico estuvo caliente desde antes de empezar el duelo. La guerra de declaraciones ofendió lo suficiente a los jugadores y seguidores apasionados como para darle un toque adecuado a esta rivalidad y no hacerlo una representación gris y repetitiva del torneo de liga.

América tardó en responder en su propia casa. Aunque el primer aviso a portería fue de Las Águilas, un cabezazo de Roger Matínez que por la gracia milagrosa de una pierna defensiva, la pelota no entró cuando su destino era la red.

La respuesta estuvo en la habilidad canchera de Alexis Vega, un jugador con habilidad para escabullirse entre rivales y correr como endemoniado. Pero el ansia le come la puntería y en un par de ocasiones sus alardes ofensivos terminaron en groseras pifias.

Incluso en un error asombroso del América, cuando regalaron la pelota en media cancha, Vega salió a una velocidad de vértigo, pero al entrar al área, no supo si arriesgarse disparando al arco o ceder para el remate de algún compañero. Eligió el bochorno, la pelota fue un desperdicio.

El primer tiempo terminaba y una jugada sosa estuvo a punto de terminar en una bronca cuando el americanista Henry Martín le dio un empellón a Miguel Ponce del Guadalajara, este le metió un empujón en pleno rostro y después hubo lío. No pasó a más, excepto que los protagonistas se llevaron una amonestación.

Al volver, América llegó más corajudo. Henry Martín casi abre el marcador en dos ocasiones. Un remate de cabeza picado que el portero de Chivas rechazó a dos manos. Y otra en la que terminó cara a cara con Raúl Gudiño, pero de manera inexplicable no pudo empujar y terminó tumbado en el área chica.

El final fue caótico, con algunos ataques al área de Chivas que no entraron a la portería por el estupendo trabajo defensivo entre zagueros y el portero Gudiño, quien esta noche estuvo inspirado.