Ciudad de México. Un “manicomio hecho danza” es como se define Crudo. Siempre volveré a vivir, obra de Incorpo Dance Theater Company (IDTC), agrupación colombiana-uruguaya que debido al éxito obtenido al presentarse el pasado 15 de agosto en el Festival Internacional de Danza Contemporánea de la Cuidad de México, de la mano del coreografo Jhonny Caicedo, director de la compañía, vuelve al Teatro Raúl Flores Canelo, del Centro Nacional de las Artes (Cenart), este domingo 26 de septiembre.
Crudo es una obra inspirada en las vivencias de cuatro mujeres: Ofelia, personaje de Hamlet, obra de teatro de William Shakespeare; Alejandra Pizarnik, poeta argentina; Virginia Woolf, escritora inglesa, y Séraphine Louis, pintora francesa. Al estudiarlas los integrantes de IDTC encontraron elementos en común, entre ellos, la locura, razón por el que decidieron crear una obra que habla de este estado, es decir, “sobre la psique del ser humano consciente, a la vez que replantearnos como sociedad”, expresa Caicedo en entrevista.
Esta puesta en escena es una obra interdisciplinaria que reúne danza contemporánea, teatro, performance y canto. “Pretende hacer un viaje intersensorial que transita por la sensibilidad del espectador. Crudo nos sumerge en un universo surrealista, onírico y poético”, apunta el coreógrafo. No es una obra sobre los personajes en cuestión, sino que “sus vivencias nos sensibilizaron para hablar de ciertos temas”.
La locura, pues, caracteriza a Crudo, sin embargo, dentro de ello existen diferentes estados. “Quisimos profundizar en todo lo que es la esquizofrenia, lobotomía, el encierro y la vejez dentro del manicomio, por medio de distintos procesos imaginativos”, sigue Caicedo.
El título de la obra obedece a que “tocamos estados tan intensos y profundos que la mirada se vuelve muy densa”. Sin embargo, la segunda parte del título representa “una fuente de esperanza dentro de este universo crudo, mediante la poesía”.
A modo de sinopsis en el programa de mano se lee: “Creí haber muerto, cuando de repente me vi reflejado en mi propia sombra que una y otra vez volvía a suicidarme. Dejé de matarme cuando descubrí que cada muerte era volver a vivir”.
La compañía IDTC se creó en 2016 en Ibagué, Colombia. Actualmente, tiene sede en Montivideo, Uruguay. Crudo se pudo hacer en 2019 gracias a una convocatoria emitida por el Ministerio de Cultura de Colombia, que IDTC ganó. Para las presentaciones en el Teatro Raúl Flores Canelo, aparte de los bailarines colombianos y uruguayos, fueron invitadas dos mexicanas, una de la Ciudad de México y otra de Monterrey.
¿A qué se debe el éxito de Crudo? Para Caicedo “cuando uno es honesto con lo que propone, se da cuenta el público”.
De acuerdo con el entrevistado a los miembros de la agrupación les interesa “deconstruir la danza contemporánea para crear una técnica propia que les identifique. Trabajamos en una misma idea técnica dentro de la danza. Somos bien loquitos”. Respecto al empleo del performance dentro del acto escénico, el coreógrafo responde: “El performance es la vida misma. La danza es un gran performance. Nos interesa hacerlo más escénico. Todo lo que trabajamos es muy performático”.
Crudo. Siempre volveré a vivir se presentará a las 18:00 horas el domingo 26, en el Teatro Raúl Flores Canelo, del Centro Nacional de las Artes, avenida Río Churubusco 79, colonia Country Club.