Nueva York. El presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, pidió este jueves en la Asamblea General de la ONU el apoyo de la comunidad internacional para atender la fuerte ola migratoria procedente de Haití, que utiliza su país como tránsito para llegar a Estados Unidos.
"Panamá le ofrece (a los migrantes), por primera vez en su travesía, albergue temporal, asistencia médica y alimentación. A estas tareas dedicamos una parte importante de nuestros limitados recursos, repito, limitados recursos", dijo Cortizo durante su intervención en Naciones Unidas.
"Panamá hace su parte. Ahora apelamos a la comunidad internacional", agregó. De acuerdo con Cortizo, "en lo que va del año han cruzado por Panamá 80 mil migrantes irregulares y esta cifra lleva un crecimiento exponencial".
"En enero se recibieron 800 y en solo el mes pasado 30 mil (...). La mayoría vienen del Caribe y África. Y nuestro país, de manera responsable, y respetuoso de los derechos humanos, brinda un trato digno", añadió el mandatario.
A finales de agosto, el gobierno panameño precisó que la mayoría de los migrantes provienen de Haití, país golpeado en la última década por una crisis económica y una reciente crisis política.
Desde septiembre, las autoridades panameñas y colombianas validan el acceso controlado diario de un máximo de 650 migrantes.
Actualmente, cerca de 19 mil migrantes, "en su mayoría haitianos", están varados en un puerto del norte de Colombia a la espera de abordar embarcaciones que los lleven a la frontera con Panamá, informó la Defensoría del Pueblo (Ombudsman).
Los viajeros deben atravesar el golfo de Urabá, un tramo marítimo de unos 60 kilómetros. También sortear la amenaza de la banda narco Clan del Golfo.
Una vez en Panamá deben cruzar a pie la peligrosa selva del Darién, un trayecto que les lleva al menos cinco días, expuestos a violaciones, asaltos y animales salvajes. El primer pueblo que se encuentran es la aldea indígena de Bajo Chiquito. Luego siguen hacia Costa Rica.
Otros cientos de migrantes, mayoritariamente haitianos, que ya transitaron Centroamérica, están varados en un campamento en Ciudad Acuña, México, frontera con Estados Unidos.
El miércoles, el presidente Cortizo, sus pares costarricense, Carlos Alvarado, y dominicano, Luis Abinader, firmaron la "Alianza para el fortalecimiento de la institucionalidad democrática" y expresaron su preocupación por "la crisis que atraviesa Haití".
República Dominicana, al ser fronterizo con Haití, también recibe flujo migratorio.
Los tres países instruyeron además a sus cancilleres para que "estructuren de manera inmediata, soluciones concretas, integrales y sostenibles, en un marco de respeto a la dignidad y los derechos humanos, con el propósito de afrontar la alarmante situación de Haití".