Buenos Aires. La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner lanzó más nafta a la hoguera en la que se ha convertido la coalición gobernante tras la derrota electoral en las primarias legislativas al reclamarle el jueves al presidente Alberto Fernández que “honre la voluntad del pueblo argentino” y cambie el rumbo de su política económica.
La ex presidenta entre 2007 y 2015 rompió el silencio un día después de que varios ministros del gabinete que le responden políticamente pusieron su renuncia a disposición de Fernández, en una jugada que sus adversarios interpretaron como una maniobra de desestabilizadora y los propios como un gesto para promover un golpe de timón en la gestión.
“El peronismo sufrió una derrota electoral en elecciones legislativas sin precedentes", admitió Fernández de Kirchner en una carta publicada en sus redes sociales bajo el título “Sinceramente...como siempre”.
"Mientras escribo estas líneas tengo el televisor encendido pero muteado y leo un graph: “Alberto jaqueado por Cristina”. No… no soy yo. Por más que intenten ocultarlo, es el resultado de la elección y la realidad”.
El peronista Frente de Todos obtuvo 31,80 por ciento de los votos en todo el país mientras la coalición opositora Juntos por el Cambio alcanzó 41,50 por ciento en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
De confirmarse esta tendencia en las elecciones del 14 de noviembre, el oficialismo perdería el control de la cámara alta y la mayoría simple en la cámara baja, lo que lo obligaría a negociar su agenda con la oposición en sus dos últimos años de mandato.
Fernández de Kirchner apuntó por la derrota electoral “a una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad”.
También remarcó “falta de efectividad en distintas áreas de gobierno”.
"¿En serio creen que no es necesario, después de semejante derrota, presentar públicamente las renuncias y que se sepa la actitud de los funcionarios y funcionarias de facilitarle al presidente la reorganización de su gobierno?, se preguntó la vicepresidenta.
“Sólo le pido al Presidente...que honre la voluntad del pueblo argentino”, concluyó.
La carta se conoció un par de horas después que el presidente Fernández declarara al diario Página 12 que “ella (por la vicepresidenta) me conoce, sabe que por las buenas a mí me sacan cualquier cosa. Con presiones, no me van a obligar”,
“Tiempo al tiempo, el que se apura se equivoca”, insistió, sin adelantar si aceptará o no las renuncias de los funcionarios kirchneristas.
Algunos de los ministros que mostraron su disposición a dar un paso al costado fueron Eduardo de Pedro, del Interior; Martín Soria, de Justicia, y Juan Cabandié, de Ambiente, entre otros. La jugada fue interpretada como una maniobra de presión de Fernández de Kirchner para que se produzca un cambio en el gabinete y el rumbo económico capaz de revertir la crisis social que influyó en la derrota en las primarias, donde fueron elegidos los candidatos para las legislativas del 14 de noviembre.
La crisis socioeconómica que Argentina arrastra desde hace años se profundizó durante la pandemia del nuevo coronavirus. La tibia recuperación que se percibe hace unos meses no es suficiente para amainar una pobreza que afecta al 42 por ciento de la población y una inflación anual acumulada de más de 50 por ciento.
"Me llamaron todos los gobernadores. Me decían que les aceptara las renuncias, que los sacara”, detalló el presidente, según el diálogo reproducido por Página12 en su sitio de internet.
Más temprano, el presidente había expresado en Twitter que “la gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido”.
Como prueba de la tensión entre los dos líderes de la coalición, trascendió el jueves un audio de una diputada kirchnerista, Fernanda Vallejos, quien calificó al presidente de “ocupa” y “mequetrefe”. La dirigente luego reconoció el contenido y pidió disculpas.
La falta de una definición del gobierno alteró los mercados y acrecentaba la incertidumbre sobre el futuro de la coalición oficialista si se mantienen las diferencias entre el presidente y la primera en la línea de sucesión cuando todavía les restan dos años de mandato.
Roberto Bacman, titular de la consultora Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), dijo a The Associated Press que esta crisis que amenaza con fracturar la coalición gobernante “se tiene que resolver porque deteriora al oficialismo y hace crecer a la oposición”.
El analista consideró que el presidente tiene que tomar decisiones rápidamente ante la presión que le ha hecho sentir la vicepresidenta quien, a su vez, “debe bajar los decibeles”.
“Ella sabe que las presiones externas no son buenas, creo que ayer dio un paso atrás con lo que pasó", afirmó sobre la dirigente que representa al sector más izquierdista en la alianza.
Bacman, asesor de Fernández en su campaña presidencial de 2019, también abogó porque “la sangre no llegue al río y encuentren ese punto de equilibrio por el bien de Argentina" ya que "están construyendo una crisis institucional” que daña la gobernabilidad.
Mariel Fornoni, de la consultora Management & Fit, advirtió en tanto que “hay unas legislativas en 60 días y que “cuanto más tiempo se mantenga en este estado de indefinición (el presidente) más seguirá desangrándose y debilitándose”. La analista consideró que la crisis de confianza en el gobierno por los problemas que padece la economía se profundizará en el contexto actual.
El índice Merval que mide la evolución de las principales empresas en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires subió 1,6 por ciento tras caer 2,7 por ciento en el inicio de la jornada. El dólar del sector informal llegó a cotizarse 187 pesos por unidad, su valor más alto en el año.
Hasta el momento seguía sin pronunciarse Sergio Massa -titular de la Cámara de Diputados- y líder del Frente Renovador, la otra corriente peronista que integra la coalición gobernante y tercero en la línea sucesoria.