Ciudad de México. En enero de 2021, la Industria Nacional de Autopartes (INA) anunció, durante una conferencia de prensa, que el sector automotriz estaba atravesando por un escenario complejo, en el que los fabricantes automotrices de Norteamérica tendrían que dejar de producir hasta 768 mil 553 vehículos este año. ¿La razón? La escasez mundial de semiconductores.
Pero, ¿qué son los semiconductores? y ¿a qué se debe que no haya suficientes de estos componentes para cubrir la demanda de la industria automotriz? La respuesta es un incremento muy acelerado de la demanda de chips a causa de la pandemia, señala Manuel Nieblas, Socio Líder de la Industria de la Manufactura en Deloitte Spanish Latin America.
Los semiconductores son componentes electrónicos diminutos, del tamaño de nanómetros (millonésimas partes de un milímetro), que realizan funciones muy complejas a grandes velocidades. Sus aplicaciones son inmensas, porque son la base para fabricar los microcircuitos que utiliza cualquier aparato electrónico que conocemos para funcionar, y la mayoría de ellos está hecha con silicio, el segundo elemento más abundante de la corteza terrestre.
Esto significa que los semiconductores no solo se utilizan para garantizar el correcto funcionamiento eléctrico de los autos —de hecho, la industria automotriz solo representa 5% de la demanda mundial de semiconductores, de acuerdo con cifras de IHS Markit—, sino que son componentes adquiridos, en mayores cantidades, por otros sectores. Casi todos los aparatos electrónicos de nuestros hogares, desde calculadoras de mano, hasta computadoras, celulares y pantallas, utilizan semiconductores para funcionar, explicó el directivo.
Pero, si son tan comunes y su materia prima es un elemento abundante en la Tierra, ¿qué ha causado la escasez de estos componentes? Esto se debe a un incremento muy acelerado de la demanda de semiconductores, a causa de la pandemia, por parte de las industrias de telecomunicaciones y de electrónica, así como la insuficiente capacidad para producir dichos componentes por parte de sus fabricantes, señala Manuel Nieblas.
“Si hacemos memoria, en 2020, cuando se tomaron las medidas sanitarias para evitar la propagación del coronavirus, la fabricación de vehículos sufrió interrupciones y la industria dejó de adquirir semiconductores durante un tiempo, ante los bajos niveles de ventas; sin embargo, casi a la par, la demanda de estos componentes por parte de las empresas de telecomunicaciones y electrónica se disparó, porque las personas comenzaron a adquirir diversos productos para llevar a cabo sus actividades laborales o educativas de forma remota”, explicó el directivo.
En esas circunstancias, los fabricantes de semiconductores dieron prioridad a las empresas que no dejaron de comprarles, a fin de conservar sus márgenes de utilidad y, en el momento en que las automotrices se reactivaron y requirieron nuevamente de esos microelementos, descubrieron que los fabricantes operaban a su máxima capacidad y ya no podían ofrecer el volumen de componentes necesario para cumplir, a 100%, con la producción de automóviles.
Inversión, una alternativa a mediano plazo
Debido a que la escasez de semiconductores no es una problemática de materia prima, sino de falta de capacidad de producción de los fabricantes, la única manera de resolverla es con inversión.
Hoy, buena parte de las armadoras está intentando fortalecer la infraestructura de sus proveedores con este fin; sin embargo, será aconsejable considerar que sus medidas no tendrán un impacto inmediato, ya que instalar nuevas plantas y conseguir las materias primas necesarias es una tarea que requiere de varios meses, incluso años, y la fabricación de un solo semiconductor puede demorar hasta tres meses.
En ese sentido, otra posibilidad que se ha puesto sobre la mesa es el desarrollo de plantas de fabricación de estos componentes en América, con el propósito de abastecer la demanda de la región y prevenir un desabasto futuro de la oferta asiática actual, que, según Reuters, hoy surte más de 80% de los semiconductores del mundo.
Ante este escenario, ¿qué tan factible sería, por ejemplo, crear plantas de producción de semiconductores en México? Para hacerlo, nuestro país necesitaría, principalmente, cumplir con dos requisitos:
- Mejorar su infraestructura tecnológica.
México es conocido mundialmente por tener una mano de obra calificada, pero esto no sería demasiado útil al fabricar semiconductores, pues se necesita contar con las instalaciones y herramientas de alta tecnología que permitan manipular y crear estos componentes, los cuales son tan pequeños que corren el riesgo de dejar de ser funcionales si entran en contacto con cualquier partícula proveniente, incluso, del cuerpo humano –como un cabello–.
- Nuestro país requeriría, además de su personal, fortalecer su infraestructura tecnológica, su robótica y su automatización de procesos.
Atraer a los fabricantes de semiconductores al territorio. Nuestro país podría impulsar las condiciones para crear un ambiente de inversión atractivo para los fabricantes de semiconductores. Jalisco, por ejemplo, es una entidad que ha conseguido atraer —gracias al establecimiento de alianzas estratégicas entre empresas y universidades, y de un entorno favorable para la innovación— la inversión de grandes empresas desarrolladoras de software.
Pero México no es el único país interesado en fabricar semiconductores. Los Estados Unidos, en los últimos meses, ha hecho grandes esfuerzos por ser el sitio ideal para el desarrollo de estas compañías. Nuestro vecino del norte cuenta con la tecnología necesaria e incluso su presidente, Joe Biden, ha entablado conversaciones con los ejecutivos de los principales fabricantes, para intentar establecer allá una parte importante de su cadena de suministro.
Semiconductores: un 'freno', no una crisis
Antes de que se presentara la escasez de estos componentes electrónicos, la Asociación Mexicana de Distribuidores Automotrices (AMDA) esperaba que la venta de vehículos creciera un poco más de 12% en 2021, en comparación con el año pasado; no obstante, con el desafío actual, y previendo que podría resolverse la situación hasta finales del segundo semestre de este año, ahora pronostica un incremento de ventas menor, cercano a 10.5%.
El sector, anticipándose a la falta de semiconductores, está programando y reajustando sus procesos de fabricación, para tener el menor impacto posible, y será frecuente ver, en los próximos meses, paros técnicos en su operación, que representen la menor pérdida de recursos para las empresas.
Asimismo, la menor capacidad de fabricación de automóviles de las armadoras nacionales podría provocar un ligero desabasto de autos en el mercado estadounidense, hacia donde se destina, actualmente, 75.4% de la producción automotriz de nuestro país, según cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
Es posible que lo anterior afecte al consumidor final, quien podría tener un menor número de opciones si desea adquirir algún automóvil, debido al desabasto de ciertos modelos.
En conclusión, la industria automotriz vive un momento crucial, en el que la inversión inteligente será fundamental para garantizar el correcto funcionamiento de su cadena de producción, superar el actual entorno de desabasto de semiconductores y, finalmente, fortalecerse para avanzar hacia la recuperación total del sector, en los próximos años.