Kabul. Combatientes de las fuerzas especiales talibanes, uniformados con ropa de camuflaje, dispararon sus armas al aire y lanzaron gas lacrimógeno para dispersar la más reciente protesta en Kabul, protagonizada por afganas que exigían la igualdad de derechos en el futuro gobierno.
Unas 50 mujeres colocaron de manera pacífica, ante la mirada de los elementos, una ofrenda floral frente al Ministerio de Defensa para honrar a los soldados afganos caídos en las batalla contra los talibanes. Es la cuarta vez que las mujeres protestan, tanto en Kabul como en la occidental Herat, para exigir sus derechos en el nuevo gobierno Talibán.
Con altavoces, exigieron acceso a la educación, el derecho a regresar a sus trabajos y participar en el nuevo gobierno del país. La libertad es nuestro lema. Nos hace orgullosas
, se leía en una de las pancartas que portaban.
Estamos aquí para ganar derechos humanos en Afganistán
, aseveró Maryam Naiby, de 20 años, y aseguró: Amo a mi país. Siempre estaré aquí
. A medida que las consignas se hicieron más fuertes, varios funcionarios talibanes se metieron entre la multitud para preguntarles qué querían expresar.
Flanqueada por otras manifestantes, Sudaba Kabiri, universitaria de 24 años, dijo a su interlocutor talibán que el profeta del Islam concedía derechos a las mujeres y que ellas querían los suyos. El funcionario prometió que se les otorgarán derechos, pero las manifestantes, todas de poco más de 20 años, se mostraron escépticas.
Cuando llegaron al palacio presidencial, cerca del Ministerio de Finanzas, una docena de efectivos de las fuerzas especiales del Talibán se abalanzaron sobre la multitud y la dispersaron con disparos al aire y gas lacrimógeno. Imágenes publicadas en redes sociales mostraban a una joven sangrando de la cabeza, quien afirmó que los yihadistas la golpearon.
El movimiento fundamentalista ha prometido un gobierno inclusivo y una forma de gobierno islámico más moderado que cuando gobernaron el país por última vez entre 1996 y 2001, pero muchos afganos, especialmente las mujeres, son escépticos y temen la pérdida y retroceso de los derechos adquiridos en las dos décadas pasadas, en las que el país fue intervenido por fuerzas estadunidenses, con el apoyo de sus aliados occidentales.
Durante gran parte de las recientes dos semanas, altos mandos islamitas han sostenido reuniones en medio de versiones de diferencias emergentes entre ellos. Ayer volvieron a aplazar la presentación de su gobierno, cuya composición podría dar pistas sobre cómo serán los próximos años en Afganistán, a casi tres semanas de haber tomado el país.
Este retraso podría explicarse por la situación en la provincia de Panshir, al norte de Kabul, uno de los últimos focos de resistencia armada al nuevo régimen. Desde el lunes, cuando las últimas tropas estadunidenses dejaron el país, la zona es escenario de combates entre los talibanes y el Frente Nacional de Resistencia (FNR).
La noche del viernes, en el centro de la capital, al menos 17 personas murieron y otras 41 resultaron heridas como consecuencia de la celebración de los talibanes ante los rumores de una presunta victoria en Panshir. El grupo islamita no han realizado ningún anuncio oficial y la resistencia negó que hubiera caído debido a que los combates continuaron ayer.
El FNR, que agrupa a las fuerzas de oposición leales al líder local Ahmad Masud, aseguró que los talibanes alcanzaron las alturas de Darband, en la frontera entre la provincia de Kapisa y Panshir, pero fueron repelidas.
Se reabre aeropuerto para ayuda humanitaria
En tanto, el gobierno de Qatar informó que reabrió parcialmente el aeropuerto de Kabul para la llegada de vuelos con ayuda humanitaria, que ya comenzó, y agregó que han partido los primeros vuelos nacionales hacia Mazar-i-Sarif y Kandahar, desde la toma talibán.
Grupos de rescate liderados por veteranos dicen que la estimación del gobierno del presidente Joe Biden de que no más de 200 ciudadanos estadunidenses se quedaron atrás en Afganistán es demasiado baja, y también pasa por alto a cientos de residentes legales permanentes con tarjetas verdes.
Casi 33 mil menores de edad murieron o quedaron mutilados en Afganistán en los 20 años de guerra, lo que equivale a un promedio de un niño cada cinco horas, afirmó Save the Children.